El exiguo establecimiento del embrión en el útero materno es una de las causas más comunes de las pérdidas en los embarazos. Tan sólo el cincuenta por ciento de todas las concepciones avanzan hasta las 20 semanas. Este desconcertante dato, en una de las áreas en que la humanidad parece tener más experiencia, ha originado un sinnúmero de estudios con el objetivo único de indagar y encontrar el problema.
De acuerdo con las investigaciones publicadas el pasado 17 de enero en la edición del diario científico Science, los investigadores ya tienen la solución a este misterioso problema. Los resultados de estos estudios han abierto todo un baúl de esperanzas para las personas que no consiguen retener sus embriones, las mujeres embarazadas con la presión alta o preclamsia y también para elaborar nuevos métodos anticonceptivos.
Duane Alexander, director del Instituto Nacional para la Salud del Niño y el Desarrollo Humano (NICHD son sus siglas en inglés) que financió parte de los estudios, este experimento va a cambiar completamente la fertilidad femenina.
“Uno de los principales problemas de las mujeres al concebir es mantener el embrión. Por mucho tiempo hemos intentado averiguar cuáles eran los elementos que intervenían en este primer proceso de la reproducción. Las investigaciones que hemos realizado al respecto nos han dado una idea clara sobre este importante procedimiento”, dijo Alexander para la prensa.
Los experimentos se llevaron a cabo en distintas instituciones estadounidenses, varias universidades y laboratorios. Los resultados de cada una de las investigaciones fueron relacionados para lograr extraer una mejor vista del procedimiento. De acuerdo con Susan J. Fisher, una de las investigadoras en la Universidad de California en San Francisco, todo el proceso sucede gracias a unas moléculas en la superficie del embrión y otras distintas en la superficie del útero materno.
“Durante el proceso de ovulación, la mujer libera ciertas moléculas de carbohidratos. Sin embargo, estas moléculas sólo son liberadas en un corto período de tiempo y el embrión debe llegar en el momento preciso. Si no lo hace, la superficie del muro del útero quizá no esté lo suficientemente repleta de estas moléculas para lograr que el embrión se adhiera a ellas”, explicó Fisher.
Por otro lado, el embrión también contiene en su superficie ciertas moléculas, conocidas como L-selectin, que son las que se agarran de la pared celular.
“Imaginemos una pelota de tenis que se desliza por la superficie de una mesa pegajosa, una mesa llena de mermelada, por ejemplo. De la misma forma, el blastocisto se desliza por la pared del útero y sólo la unión de las moléculas de L-selectin y los carbohidratos glutinosos de la madre detiene al embrión de su incontrolable deslizamiento. Una vez fijo allí, estas células logran convertirse en un feto que establece una relación interactiva y de retroalimentación con el organismo de la madre”, aseguró Fisher.
La observación de este proceso permitirá que los científicos desarrollen nuevas formas de evitar que los embriones de mujeres con problemas como éstos, continúen deslizándose por el útero y que se pierda el embarazo. Tambén los ayudará a encontrar nuevas formas anticonceptivas.
“Si sabemos que podemos bloquear esta unión, esta adherencia del blastocisto con el útero, entonces podremos diseñar mejores métodos anticonceptivos que bloqueen la producción de moléculas de carbohidratos. De esta forma, las ocho células del blastocisto no podrán afianzarse al útero y bloqueará el momento de la concepción. Es decir, no permitirá que la mujer se embarace”, añadió Rusel Foulk, del Centro de Medicina Reproductva en Reno, Nevada y otro de los investigadores participantes en la titánica investigación.
La preclamsia es otro de los problemas que será resuelto gracias a estos nuevos resultados. Esta condición ocurre cuando la presión de la mujer embarazada se dispara causando convulsiones y otros síntomas que pueden llevar a la mujer a la muerte. Los investigadores descubrieron que esta condición se origina cuando el embrión no logra hace una buena y segura conexión entre su superficie y la matriz.
“Cuando esta relación, uno de los primeros y más importantes pasos del embarazo, no se logra completamente ocurren fallos que impiden una relación correcta entre el feto y la madre. Hemos descubierto que si este paso no se realiza bien, el resultado puede ser la preclamsia materna. Esto se debe a que la relación que establece el embrión con la mdre en el momento de la concepción es lo que permitirá que extraiga nutrientes de la sangre materna y elimine desechos a través de ella también. Este error puede acabar con la vida de ambos si no es corregido a tiempo”, explicó Fisher.
El comienzo de la vida
La concepción empieza con ocho células embrionarias en forma de esfera. La superficie de estas primeras células están cubiertas por una capa denominada trofoblasto. Esta es la primera fase del embarazo cuando el embrión es llamado blastocisto. La placenta surge luego de las células del trofoblasto y del tejido materno. Durante esta primera fase, las ocho células embrionarias van rodando por la cavidad materna buscando un lugar donde detenerse. Sin embargo, para que el feto interrumpa su recorrido es necesario la interacción de varias moléculas. Este procedimiento era desconocido hasta el momento pero los nuevos estudios han revelado dos tipos de moléculas, una en el embrión y otra en la matriz, que obligan a estas células embrionarias a detenerse, a formar la placenta y una relación con su madre que durará un promedio de nueve meses. Los estudios concuerdan que estas nuevas investigaciones beneficiarán los estudios de infertilidad y las pérdidas de embarazos en las primeras semanas, también han ayudado a esclarecer las verdaderas razones de la preclamsia y, además, facilitará la producción de anticonceptivos que estén basados en el bloqueo de la interacción entre las moléculas de L-selectin en la superficie embrionaria y de carbohidratos en las paredes uterinas.
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