Arquelogía. El estudio de la evolución humana sobre el planeta ha recopilado ya un récord notable de fósiles que, más o menos, nos brindan una idea general de lo que pasó dos millones de años atrás. Sin embargo, la antropología no está libre de controversias y teorías encontradas. Ésta, es una de ellas.
Bernard Wood de la Universidad de George Washington, en Washington, propuso, en la década de los ochenta, una interesante teoría. Los fósiles recolectados de la especie conocida como Homo erectus mostraban notables diferencias. Los restos de H. erectus, el primer grupo completamente humano que se conoce hasta el momento, parecían, según Wood, dividirse en dos especies distintas: H. erectus, de casi dos millones de años atrás y otra especie más joven que se denominó H. ergaster, de sólo 700,000 años atrás. Los fósiles representantes de la primera especie se encontraban primordialmente en África y, los de la segunda, en Asia.
Sin embargo, un nuevo cráneo, encontrado en sedimentos de dos millones de años atrás en Etiopía, puede que elimine a H. ergaster del escenario. El fósil, que se encuentra en muy buen estado, fue descubierto por el equipo de Berhane Asfaw de la Universidad de Addis Ababa en Etiopía. El fósil se encontraba en las cercanías de la villa de Bouri a 230 kilómetros de la universidad y consta sólo de la parte superior de la cabeza.
Los humanos de la especie H. erectus solían tener la frente huesuda y la barbilla gruesa. La población salió de África y se trasladó por toda Eurasia y la parte oriental de China, posiblemente, dicen los estudios, hasta llegar a Inglaterra. H. erectus quiere decir, Homo erguido, ya que esta especie ha sido la primera en caminar como los humanos modernos y también se le atribuye la habilidad de utilizar el fuego por primera vez. Los estudios antropológicos nos dicen que H. erectus prosperó por un millón de años hasta que unos descendientes africanos originaron la nueva especie que continúa hoy, el Homo sapiens.
El nuevo fósil pone en peligro, no sólo una especie humana, sino la idea de que las facciones anatómicas, como la forma de un cráneo, pueden haber variado independientemente de la locación geográfica. El nuevo cráneo, según el equipo en Etiopía, corrobora este hecho.
“El cráneo muestra elementos de ambas especies y enlaza los humanos de África con los de Asia. H. erectus, según este nuevo hallazgo, era como los humanos de hoy, estaba en todos lados. Creo que los H. ergaster nunca existieron, se trataba de la misma especie todo el tiempo”, concluyó Asfaw.
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