Estudios realizados recientemente demuestran una vez más que nuestra memoria de los sueños se ve afectada por lo que nos rodea. Eric Schwitzgebel ha publicado un estudio profundo de investigación donde ha analizado los sueños de las personas a través de los tiempos. Schwitzgebel estudió los sueños de Freud y Descartes, los sueños de las personas que vivieron antes del siglo XX y miles de encuestas realizadas durante el nacimiento de la televisión. Los resultados de sus investigaciones, asegura el científico, demuestran lo poco que conocemos nuestro subconsciente.
Schwitzgebel comprobó algo interesante. Los sueños de las personas que vivieron antes de la televisión, por lo general, erasn descritos como pinturas o murales, mientras que las personas que soñaban durante la era inicial de la televisión en blanco y negro no solían recordar el color en sus sueños. Mientras que los sueños que se reportan en el presente son mucho más coloridos.
“Si nuestras opiniones sobre los aspectos básicos de nuestros sueños pueden cambiar con los cambios tecnológicos, es correcto asumir entonces que el conocimiento que poseemos de nuestros propios sueños es mucho menos seguro de lo que al principio pensábamos”, aseguró el investigador.
Schwitzgebel opina que no sólo la interpretación que le damos a nuestros sueños es aún incompleta sino que nuestra experiencia cuando estamos despiertos puede que esté completamente desarrollada y dependa de variables externas.
“Estoy interesado en nuestro conocimiento sobre nuestra propia experiencia consciente, en cuanto a nuestra percepción del sonido y las imágenes, especialmente. Solemos olvidar que sólo vemos colores con la parte central de nuestra retina y que es el cerebro que llena los huecos y se imagina lo que falta por medio de la experiencia y el aprendizaje. También los humanos utilizamos la “ecolocación”, es decir, utilizar sonidos para saber dónde nos encontramos y navegar de forma segura, como los murciélagos, más de lo que suponemos”.
Schwitzgebel publicó este mes un ensayo titulado “¿Por qué pensábamos que soñábamos en blanco y negro?” que apareció en el diario de la Historia de la Filosofía de la Ciencia.
Asimismo, Mark Blagrove de la Universidad de Swansea en el Reino Unido explica que la idea de que los sueños no sean en colores es completamente absurda.
“Los sueños en blanco y negro es una idea que tomamos prestada de la tecnología”, concuerda Blagrove, “y es un pensamiento que no tiene sentido alguno. Lo mismo cuando estamos despiertos y las cosas se ven tan fluidas. Pero es el cerebro realizando su trabajo porque sólo una parte de la retina ve a color”.
Los investigadores piensan que los medios de comunicación han ido influenciando la forma en que vemos nuestros sueños.
“Antes tampoco se hablaba del tacto en los sueños. Opino que con la nueva tecnología que se ha ido desarrollando en la realidad virtual, las personas se van a ir familiarizando con estos conceptos en sus sueños y sintamos más cuando nos tocan en los useños. Creo que empezaremos a pensar que nuestros sueños son realmente maravillosos”, concluyó Blagrove.
Sobre sueños
Una persona normal suele soñar de tres a cinco veces en una noche. Pero otras pueden tener hasta siete sueños. Los sueños suelen durar más a medida que la noche va progresando y si solemos dormir por ocho horas, es probable que dos de estas horas la pasemos inmersos en nuestros sueños.
Nuestros sueños tienen sus fases. Cuando dormimos pasamos por cuatro etapas y no en todas ellas soñamos. De hecho, sólo en la etapa final, conocida como REM (siglas en inglés para las palabras “movimiento rápido del ojo”). Estos cuatro ciclos de sueño se van repitiendo durante la noche y duran desde una hora hasta noventa minutos.
Todas las personas sueñan pero no todos logramos recordar lo que soñamos. Los sueños de los niños de menos de tres años se caracterizan por carecer de un hilo narrativo. Las historias complejas en nuestros sueños las vamos adquiriendo mediante la experiencia. Las evidencias demuestran cada vez más que los sueños reflejan lo que experimentamos cuendo estamos despiertos pero que el subconsciente, libre del mandato de la corteza racional, que se encuentra inactiva durante el sueño, juega con nuestras experiencias, emociones e ideas almacenadas en la memoria y en el sistema límbico, zonas que permanecen activas durante el sueño, excepto por la memoria a corto plazo.
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