Genética. De acuerdo con un nuevo estudio, el desorden bipolar y la esquizofrenia podrían tener las mismas causas y orígenes.
La investigación fue llevada a cabo por un equipo de científicos en el Instituto Babraham en Cambridge, Gran Bretaña, bajo la dirección de la doctora Sabina Bahn. Los resultados confirman otros estudios realizados hace tres años y que involucran la producción de mielina en el cerebro. Las conclusiones han sorprendido a varios expertos sobre el tema que pensaban que ambas enfermedades eran muy diferentes para poseer orígenes similares.
La esquizofrenia es un desorden mucho más profundo y complicado que la enfermedad bipolar o desorden maníaco depresivo como se le conoce comúnmente. El tratamiento, los síntomas y el diagnóstico son diferentes en comparación con estas características en los pacientes con experiencias maníacodepresivas. Por lo general, los investigadores pensaban que elorigen de ambas enfermedades se encontraba en las neuronas mismas, específicamente en las sinapsis o en los neurotransmisores, mensajeros químicos cerebrales. Sin embargo, luego de un análisis de más de 22,000 genes en 45 cerebros de individuos muertos, los investigadores confían en que estas enfermedades tienen su origen en los genes. El equipo de Bahn utilizó 15 cerebros de personas esquizofrénicas, 15 de personas con el desorden bipolar y 15 más de individuos que habían sido saludables. Los científicos notaron que los cerebros afectados por enfermedades psicóticas poseían una anomalía en ciertos genes con funciones importantes y específicas.
Los genes en cuestión tienen el trabajo de producir unas proteínas que forman unas células llamadas oligodendritas. Estas células crean la mielina que es una importante sustancia cerebral que se encarga de proteger a las neuronas y mejorar el envío de pulsaciones eléctricas por todo el cerebro.
“La mielina es como el plástico protector o aislante con que protegemos los alambres de la electricidad. Este hule permite que los electrones corran libremente desde la fuente de energía hasta el lugar donde son requeridos, lo mismo pasa con la mielina en el cerebro. Las células la producen con el mismo propósito”, explicó la doctora en el diario The Lancet donde fue publicado el trabajo.
Otro estudio publicado en el año 2001 y dirigido por el doctor Kenneth Davis de la Escuela de Medicina del Mount Sinai en Nueva York, también apuntaba a ciertas anomalías en la mielina como la responsable de enfermedades como la esquizofrenia.
“Es verdaderamente sorprendente que tanto el desorden bipolar como la esquizofrenia tengan causas comunes ya que son dos enfermedades distintas. Sin embargo, estos estudios han logrado ampliar la idea que tenemos sobre el cerebro psicótico. La reducción en la producción de mielina es probable que produzca ambas enfermedades sólo que las anomalías han tomado caminos distintos”, dijo Davis para la BBC.
El equipo de la doctora Bahn analizó otro grupo de 150 cerebros muertos pero los resultados de este estudio aún no han sido publicados.
“Encontramos otra variable importante. Parece que un grupo de células que forman la maquinaria de producción de energía tampoco funciona bien en los cerebros psicóticos. Es probable que esta anomalía este causando que las células oligodendritas que producen la mielina se estén muriendo de hambre al no recibir suficiente energía. Tenemos pensado investigar más cerebros y 20,000 muestras de tejido postmortem. Nuestra meta es descifrar el comportamiento del cerebro psicótico”, agregó Bahn.
Los esquizofrénicos padecen, por lo general, de alucinaciones auditivas y visuales que les impiden percibir el mundo objetivamente. Las lesiones en el cerebro alteran la percepción y el esquizofrénico vive en un mundo afectado por estos daños. La memoria y la conducta social también han sido influenciadas, permutadas y trastornadas por las averías genéticas. El desorden bipolar o maníacodepresivo también se caracteriza por problemas en el comportamiento social y cambios de humor exagerados e inestables.
“Ha sido bien difícil descubrir las causas genéticas de la esquizofrenia ya que la enfermedad es una combinación de genes y experiencia. Pienso que los estudios que involucran a los genes que se encargan de la producción de mielina son impresionantes, especialmente porque ambos han apuntado a las células oligodendritas en el caso, algo que no se pensó antes. Pensábamos que más que la mielina, era la química cerebral la que estaba alterada”, aseguró Husseini Manji del Instituto Nacional de Salud en Bethesda, Maryland.
24 millones de personas en el mundo sufren de esquizofrenia y ambas condiciones psicóticas afectan el 2% de la población mundial. Estos estudios genéticos ayudan al desarrollo de mejores técnicas para diagnósticos y, a largo plazo, mejores métodos para elaborar medicamentos que afecten directamente la producción de mielina en el cerebro.
“La esquizofrenia es incurable, crónica y sus síntomas pueden regresar luego de haber desaparecido por un tiempo. Lo mismo ocurre con el desorden bipolar. Lo que necesitamos en una forma de diagnosticar la enfermedad de forma temprana para que haya más probabilidad de controlarla. Es muy probable que los estudios genéticos abran otra posibilidad para lograr un mejor manejo de los episodios psicóticos o, mejor aún, eliminar la enfermedad completamente.
Buenas noticias
El estudio de la producción anómala de mielina como promotora de estas enfermedades probablemente ayudará a conseguir un mejor y más temprano diagnóstico de la esquizofrenia y el desorden bipolar. A largo plazo, los investigadores esperan que el desarrollo de medicamentos y drogas para combatir estas condiciones se dirija a los genes o las células defectuosas y al aumento de la producción de mielina y energía celular en general. Quizá de esta forma, se logren eliminar desde temprano ambas condiciones.
Anosognosia
Una de las características más peligrosas de las enfermedades psicóticas es la anosognosia. Esta cualidad impide que el paciente psicótico sepa que está enfermo. El esquizofrénico y el maníacodepresivo inventarán todo tipo de excusa para justificar su comportamiento y las alucinaciones que lo azotan. La anosognosia no es negación de la enfermedad sino que en el paciente existe una ausencia real del desconocimiento del déficit que lo fustiga. Esta peculiaridad incrementa el peligro de estas enfermedades ya que el paciente tarda más tiempo en adquirir un diagnóstico y un tratamiento contra sus problemas.
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