El escenario es conocido. La persona entra a una gran iglesia, catedral o templo y al escuchar las notas musicales del órgano experimenta ciertos sentimientos extraños que se manifiestan en curiosas reacciones del organismo. El individuo registra estas impresiones y, al no encontrar una explicación disponible, le atribuye a Dios y a la espiritualidad del lugar estas sensaciones peculiares.
Sin embargo, un nuevo experimento realizado en Inglaterra ha encontrado una explicación más terrenal para estas percepciones: el infrasonido. Estas ondas imperceptibles al oído humano son las responsables de muchas sensaciones curiosas que hasta el momento nadie había podido explicar. Hace unos meses, SinDioses publicó un interesante estudio realizado por el doctor Richard Wiseman, psicólogo de la Universidad de Hertfordshire y experto en investigaciones paranormales, quien descubrió que las casas encantadas y embrujadas de Inglaterra en realidad estaban poseídas por estas ondas de baja frecuencia que son percibidas por el organismo humano como vibraciones puras y no como un sonido continuo. El investigador descubrió que los lugares más embrujados estaban asediados por ráfagas de viento y ondas bajas de infrasonido.
En un nuevo experimento controlado y realizado en Londres, un equipo de científicos ha corroborado los resultados de Wiseman. Una de las investigadoras en el proyecto, la ingeniera y compositora Sarah Angliss supervisó la construcción de un tubo, como los que utilizan los órganos para producir notas musicales, de siete metros de longitud.
“Los tubos largos producen notas bajas y algunas mucho más bajas de los 20 hertz que es la frecuencia que comenzamos a escuchar los seres humanos. Los organistas han estado utilizando estos tubos productores de infrasonido por más de 500 años así que es probable que no seamos la primera generación adicta al bajo”, explicó la investigadora.
El equipo llevó el tubo a la parte trasera del salón de conciertos Purcell en el sur de Londres. Luego invitaron a 750 personas para que escucharan algunas piezas contemporáneas y en medio de los temas mezclaban el infrasonido del tubo que producía ondas en una frecuencia de 17 hertz, a niveles de 6 a 8 decibeles. El equipo le pidió a la audiencia que escribiera cualquier sentimiento extraño o curioso en cualquier momento del concierto.
“Luego de analizar los resultados descubrimos que durante la introducción del infrasonido los reportes de experiencias extrañas y sensaciones raras aumentaron en un 22 por ciento. Teníamos personas que decían haber sentido sus muñecas temblar incontrolablemente, otros sintieron un escalofrío recorrerle la columna vertebral, hubo reportes de ansiedad, una terrible pena y un sentimiento extremo de nostalgia. Definitivamente, hemos confirmado que el infrasonido, aunque no lo podemos detectar de manera consciente, sí es capaz de hacer reaccionar al organismo de distintas formas”, explicó el doctor Richard Lord, científico acústico del Laboratorio Físico Nacional de Inglaterra y otro miembro de la investigación.
Los estudios y experimentos con infrasonido no son nuevos. De hecho, desde1950 se han estado desarrollando armas, militares y no militares, que utilizan estas vibraciones para debilitar al oponente. Una de estas armas produce ondas tan bajas que los órganos internos de la persona comienzan a vibrar y la víctima no puede moverse por horas, días y a veces hasta mueren del ataque. Algunas de estas armas se quieren utilizar para controlar multitudes y para protección personal pero aún es difícil dirigir las ondas a un punto específico.
Por otro lado, la naturaleza también emite y utiliza el infrasonido. Tanto los elefantes como las ballenas usan ondas de frecuencias bajas para comunicarse. Estas ondas pueden viajar decenas de kilómetros por tierra y miles por mar, lo que hace más fácil la comunicación a larga distancia.
“Las vibraciones en el aire alrededor de un establecimiento de elefantes siempre me han recordado a las extrañas sensaciones que sentía cuando cantaba en el coro de la iglesia cuando era niña”, dijo para la BBC la doctora Katy Payne de la Universidad de Cornell en Nueva York y quien ha estudiado la comunicación entre elefantes por más de quince años.
Las catástrofes naturales y las condiciones climáticas extremas también producen ondas de infrasonido. Los volcanes, las avalanchas y los terremotos son unos cuantos ejemplos. De hecho, los científicos quieren utilizar la detección de estas ondas como una forma de predecir estos desastres.
Por el momento, el experimento demuestra que el infrasonido es responsable de sensaciones extrañas que antes carecían de explicación. “El infrasonido posee un impacto real en las personas y tiene implicaciones en contextos religiosos y para explicar ciertas sensaciones que hasta ahora parecían derivarse de experiencias paranormales. Pero no todo lo imperceptible por nuestros sentidos procede necesariamente de otro mundo, simplemente nos afecta en un nivel subconsciente pero definitivamente real”, concluyó Angliss.
Los efectos del infrasonido
Las personas en el experimento relataron ciertas sensaciones raras en el momento en que las ondas de infrasonido eran producidas en el salón de conciertos donde se realizó el experimento controlado. Entre los efectos y las emociones se reportaron:
Sentimiento extremo de pena y tristeza.
Frío desmesurado.
Ansiedad inexplicable.
Escalofríos que le recorrían la espina dorsal.
Temblores incontrolables en las muñecas.
Sensación extraña en el estómago.
Incremento en los latidos del corazón.
Pérdida repentina de la memoria.
Paz y calma exageradas y sublimes.
Euforia.
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