Astronomía. En 1996, el cohete europeo Ariane-5 explotó en el aire con una carga sumamente valiosa. Entonces, toda la esperanza europea en estos modernos satélites de la serie Ariane, se desvaneció en humo, junto a dos otras naves que, montadas sobre el cohete, esperaban entrar en órbita.
Sin embargo, la Agencia Espacial Europea no se dio por vencida y puso toda su confianza en estos nuevos y más poderosos modelos espaciales.
Ariane-5 continuó despegando y enviando satélites y otros productos al espacio, varios éxitos siguieron al explosivo fracaso hasta el pasado julio cuando una nueva falla puso en peligro otra nueva misión. Uno de los motores de la nave no tuvo la fuerza suficiente para impulsarla hacia su órbita correcta. Por lo tanto, Ariane-5 dejó a dos satélites, el Artemis de comunicaciones europeas y un satélite para la televisión japonesa que no ha podido ser recuperado, en órbitas equivocadas.
Sin embargo, la agencia ha continuado apoyando el uso de estos cohetes y el pasado mes de febrero le confiaron a la nave su satélite más valioso.
Se trata de un “enviromental satellite” o satélite para el medio ambiente, conocido como “Envisat”, cuyo peso y tamaño han requerido que los investigadores utilicen el modelo de nave con la nariz más grande de todas para que lo pueda sostener. Durante diez años y por un valor de más de 2,300 millones de euros (dos mil millones de dólares) los europeos han puesto toda su fe en este satélite ecológico. Su misión es observar la Tierra y tomar medidas en áreas importantes para el futuro ecológico del planeta.
“Ojos verdes”, como se le conoce cariñosamente al gigantesco satélite, vigilará las áreas verdes del planeta, también los océanos y los diferentes tipos de terrenos. Además, la nave está equipada con diez instrumentos científicos que medirán los cambios en las capas polares, en la atmósfera y en el hoyo de la capa de ozono. Más aún, el satélite verde medirá las transformaciones en los bosques del mundo y las áreas de desastres volcánicos, terremotos, inundaciones y otras catástrofes naturales.
“Este es el laboratorio más sofisticado que se ha puesto en el espacio con el fin de estudiar el medio ambiente y los cambios climáticos terrestres”, dijo José Achache, director del programa de Observación Terrestre de la Agencia Espacial Europea. “Será algo maravilloso para la comunidad científica”.
Y no es para menos. Envisat enviará datos importantes para el estudio del presente estado de salud de la Tierra. De esta forma, los científicos esperan conocer mejor las causas de las transformaciones climáticas que hemos estado atravesando en las pasadas décadas, el fenómeno del Niño también podrá ser entendido mucho mejor así como la situación de las capas polares que continúan derritiéndose. Así, los investigadores tratarán de formular nuevas maneras de controlar y cambiar los elementos negativos que puedan dañar seriamente la Tierra.
Duncan Wingham, profesor de Física Climática en la Universidad de Londres en Gran Bretaña, asegura que el satélite puede proveer con información sobre El Niño desde seis meses hasta un año antes que comiencen a ocurrir las transformaciones. “Envisat podrá observar, analizar y estudiar hasta las áreas de desastres naturales. Esperamos que luego de un buen tiempo midiendo los temblores y los movimientos tectónicos, podremos predecir comportamientos volcánicos como lareciente erupción en el Congo”, afirmó.
La Tierra ha estado atravesando por grandes cambios desde su nacimiento hace cuatro mil millones de años. Sin embargo, con el crecimiento feroz del ser humano sobre el planeta, estas transformaciones han estado ocurriendo de forma cada vez más rápidas y drásticas. Es preciso que la ciencia tome las riendas de este descontrol climático que estamos atravesando en el momento para detener a tiempo cualquier daño grave e irreversible. Envisat tiene como misión primaria el estudio ecológico intenso de la Tierra con el fin de evitar un desastre letal sobre el planeta. La Agencia Espacial Europea se siente orgullosa del éxito que ha obtenido hasta ahora el satélite. En las próximas semanas, Envisat continuará buscando la órbita correcta desde donde observar la Tierra.
Cuando al fin se encuentre en ella, los investigadores comenzarán a utilizar los diez instrumentos científicos que se ocuparán de realizar las mediciones y los análisis. Hasta el momento, sus grandes paneles solares fueron extendidos y el satélite ahora tiene el largo de una cancha de tenis. Para todos los que han estado trabajando en el proyecto, este dulce éxito debe ser compartido por todo el continente europeo. La comunidad científica del “viejo continente” sigue descorchando la sidra y brindando por la futura salud del planeta.
Números impresionantes
Envisat pesa 8.111 kilos (17.844 libras).
Mide 50,4 metros (165 pies).
10 años tardó su construcción.
27 minutos para que el cohete lo pusiera en órbita.
2.000 millones de dólares es el costo de construcción.
Cinco preguntas para Envisat
Los científicos reunirán las causas de los siguientes problemas utilizando el satélite ecológico europeo:
¿Está creciendo la capa de ozono?
¿Qué concentraciones de los gases del efecto invernadero se encuentran en la atmósfera?
¿Cuál es el estado de la corriente del Niño en el océano Pacífico?
¿Cuál es el estado de los bosques tropicales?
¿Qué tan rápido se están derritiendo las capas polares?
Instrumentos científicos
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Dos antenas
Una para comunicarse con la Tierra y otra para comunicarse con otros satélites de observación.
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Meris (Médium Resolution Imaging Spectrometer)
Este espectrómetro cuenta con un sensor que se encargará de estudiar los océanos.
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AATSR (Advanced Along-Track Scanning Radiometer)
Este sensor se encargará de medir la sensibilidad atmosférica del planeta.
Otros instrumentos medirán y estudiarán los cambios climáticos, la contaminación y el estado de los bosques en el mundo.
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