Neurología. Investigadores suizos han conseguido observar el cerebro mientras inducen en voluntarios saludables la sensación de que se salen de sus cuerpos y tergiversan ese sentido de primera persona.
Cuando usted se muda a una nueva casa, o amanece por primera vez en un lugar que no es su habitación, los primeros segundos luego de despertar pueden ser confusos. Perder la conciencia también puede desubicarnos, no sólo en el dónde me encuentro sino también en el quién soy, que son pilares de la información que necesitamos para manejarnos por la vida. Si despertamos sin saber quién soy ni dónde estoy, inicia una aventura parecida a un episodio de The Twilight Zone. Como escribió una vez el neurólogo Vilayanur Ramchandran, “la visión no ocurre en los ojos, ocurre en el cerebro”. Ciertamente, todo ocurre en el cerebro, hasta los comandos para respirar. La conciencia o ese sentido del yo, es elaborado por la red neuronal desde distintas partes. Nuestra percepción del yo es recogida por estímulos en los distintos sentidos y procesadas en el cerebro, que tiene áreas especializadas para las más específicas tareas. Ahora, un equipo de ingenieros en la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne) en Suiza, ha identificado a la Unión Temporo-Parietal (TPJ por Temporo-Parietal Junction) en el cerebro como una región clave en proveernos con ese sentimiento de dónde estamos localizados, es decir, la perspectiva espacial del yo y la visión del mundo desde esa posición en particular. Andamos por el mundo en perspectiva de primera persona. Yo hablo, tengo hambre, deseo ir a algún lado, pienso, sueño; en ese sentido, también percibimos el mundo desde nuestra posición en específico, dentro de nuestro cuerpo. Hemos hablado aquí de algunas regiones que han sido integradas para formular esa particular visión subjetiva, desde el procesamiento de estímulos sensoriales y motores, hasta regiones como la circunvolución angular derecha, ubicada en el surco intraparietal, que cuando la estimulas con un electrodo el individuo tiene la experiencia de que se sale de su cuerpo, pero no se conocía claramente cómo este tipo de integración induce estos estados de subjetividad en el individuo. Estudios neurológicos de pacientes que sufren la particular experiencia de que se salen del cuerpo nos han regalado evidencias asombrosas sobre cómo el daño en el cerebro puede interferir con la integración multisensorial sobre la información corporal que manejamos, lo que resulta en cambios patológicos en la perspectiva de primera persona a la que estamos acostumbrados y en la autoubicación que nos informa que estamos dentro de nuestro cuerpo y no fuera; es decir, que no vivimos en un mundo en segunda ni en tercera persona. Pero experimentos extraños, usando videos, espejos y estímulos táctiles, han hecho a las persona hasta pensar que poseen un tercer brazo. “Trabajos fisiológico y conductual reciente, utilizando una proyección de video y varios estímulos conflictivos táctiles y visuales, han demostrado que la autoubicación puede ser manipulada en pacientes saludables. Sin embargo, hasta el momento estos descubrimientos experimentales y técnicas no nos permitían ver la inducción de cambios en la perspectiva de primera persona pues no teníamos las técnicas para obtener imágenes neuronales ya que el experimento requería que los participantes se movieran, se sentaran, se pararan e hicieran cosas con sus cuerpos para aplicar los estímulos conflictivos que hacen muy difícil la obtención de imágenes de sus cerebros”, explica el doctor Olaf Blanke, autor principal del nuevo estudio.
La unión de la robótica con la neurología
¿Cómo resolvieron el problema? Pues teniendo en cuenta que el equipo estaba conformado por ingenieros y neurólogos, la idea fue usar tecnología neuro-robótica para idear un mecanismo que permita que los investigadores obtengan imágenes cerebrales mientras los voluntarios realizan las tareas. La nueva tecnología fue desarrollada en el Instituto Federal de Tecnología Suizo y aplicada para los experimentos con estímulos conflictivos táctilo-visuales. En estos experimentos se confunde al cerebro con incitaciones visuales que le hagan creer que un brazo que está viendo es el suyo, pero lo que siente con el sentido del tacto parece provenir de otro lado. La región TPJ no sólo muestra cambios cuando el cerebro se confunde de perspectiva sino que daños graves en el área hace que pacientes padezcan la experiencia crónica de que no están en sus cuerpos.
“Hay un enorme cuerpo de estudios sobre esa experiencia y, al parecer, la unión entre la región temporal y la parietal es la que nos provee, junto a otras regiones integradas, con ese sentimiento de primera persona, los daños a esta área desencadenan ese sentimiento confuso de que no vives en tu cuerpo. TPJ es el área donde se origina uno de los sentimientos de subjetividad más fundamentales en los humanos: ese sentimiento de que “Yo” soy una entidad que está localizada en una posición en el espacio y que “Yo” percibo al mundo desde aquí”.
Cada vez nos acercamos más a comprender eso que llamamos conciencia. Interesante, ¿no?
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En la imagen, el doctor Henrik Ehrsson del Colegio Unversitario de Londres, mientras inducía una de las primeras experiencias experimentales de salirse del cuerpo. Esas primeras investigaciones también se llevaron a cabo en el Institutto Karolinska de Suecia.
Los resultados de este estudio fueron publicados en el diario Cell Press: http://www.cell.com/cellpress
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