Neurología
Un estudio anterior, pero en la misma línea, descubrió el año pasado que los farsantes poseen más materia blanca que las personas honestas y una nueva investigación afirma que el temperamento mitómano tampoco es tan fácil de reconocer.
Mientras ofrece su testimonio, uno de los sospechosos parece nervioso, se toca la nariz varias veces, juega con su cabello y evita la mirada del detective; sin embargo, el otro encausado se muestra tranquilo, quieto, raramente usa gestos y mira directamente a los ojos de su interrogador. Generalmente, el primer hombre hubiese incrementado las sospechas de la policía en seguida, no obstante, un nuevo estudio realizado en universidades de dos países europeos sugiere que es mucho más probable que sea el segundo hombre el que esté mintiendo.
De hecho, investigaciones anteriores comenzaron a sugerir que la mitomanía es innata y la estructura de los cerebros mitómanos difiere significativamente de los cerebros normales. En septiembre del año pasado, un interesante estudio determinó, mediante el uso de máquinas MRI o de resonancia magnética, que los cerebros de las personas acostumbradas a mentir patológicamente, traicionar, engañar, hacer trampa y manipular a los demás, tienen de un 22 a un 26 por ciento más de materia blanca que otros cerebros.
El órgano humano que se encarga de producir pensamientos está compuesto de materia blanca y materia gris, la primera se encarga de transmitir la información y la segunda de procesarla. Por ejemplo, los niños autistas tienden a poseer más materia gris y también se les dificulta más mentir, una situación reversa de lo encontrado en los mentirosos patológicos. “Pensamos que la materia blanca extra en los cerebros mitómanos provee a la persona con la capacidad cognitiva para mentir”, explicó el doctor Yaling Yang, director del estudio.
Pero esta semana, y en la misma línea, investigadores en las universidades de Portsmouth en Gran Bretaña, y Bergamo en Italia, descubrieron que los mentirosos mantienen la calma porque necesitan de una mayor concentración para adulterar la verdad.
“Los mentirosos se pasan mucho tiempo cubriendo sus rastros, especialmente si son retados. Descubrimos que cuando se encuentran bajo fuerte sospecha suelen usar gestos grandiosos para reforzar sus comentarios. Estudiamos los cambios en siete categorías de gestos con la mano y los gestos metafóricos estuvieron entre ellos”, explicó la doctora en psicología, Samantha Mann, coautora del estudio.
De hecho, los gestos que usualmente son achacados a los mentirosos son los llamados autoadaptadores que son usados por las personas que se sienten expuestas o vulnerables, no por los mentirosos. “Si los mitómanos se tocaran mucho la nariz ya hubieran dejado de hacerlo, la gente que miente se concentra mucho en la información que maneja para poder continuar ocultando la verdad”, explicó Peter Bull, psicólogo especializado en el vínculo entre la decepción y el lenguaje corporal.
DATOS
Voluntarios mentirosos
El nuevo estudio examinó 130 voluntarios mientras hacían comentarios honestos y deshonestos. En esta ocasión, los investigadores notaron que los mentirosos suelen tocarse la nariz y jugar con el cabello 20 por ciento menos veces que las personas que dicen la verdad. Por otro lado, en el estudio de Yang, sobre la materia blanca en el cerebro, los científicos usaron 12 hombres y mujeres mitómanos, 21 personas sin historial de mentiras patológicas o conducta antisocial y 16 voluntarios con desorden de la personalidad, conducta antisocial pero ninguna historia de mentir patológicamente. Sólo los mitómanos poseían 26% más de materia blanca. Los investigadores notaron que la edad, la nacionalidad, el coeficiente intelectual ni el uso de sustancia creaban diferencias en los resultados.
APOYO
Los gestos metafóricos que usan los mentirosos
Pero los embusteros sí usan gestos, aunque no sean los clásicos. De acuerdo con los investigadores británicos e italianos, el mentiroso usa mucho lo que se llaman gestos metafóricos, especialmente cuando su mentira se encuentra bajo fuertes sospechas. Un gesto metafórico sería tocarse el corazón como una forma de decir amor o abrir las manos para señalar el tamaño de algo. Los mentirosos usan estas señas un 25% más que los honestos. También usan más gestos rítmicos, como repetir alguna frase para enfatizar su declaración.
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