Más cercanos a la invisibilidad

Tecnología. No es la primera vez que hablamos de ello, sin embargo, como todo en la ciencia es acumulación de trabajo y técnicas, nueva tecnología se acerca hoy más a convertir la posibilidad de ser invisible en una realidad.

El efecto lo protagoniza la luz, ayudada por nuestra limitada percepción del mundo que nos rodea. De hecho, nuestros cerebros están tan acostumbrados a esperar que la luz envíe sus reflejos desde arriba, que es posible distraer o transformar nuestra percepción de las cosas con sólo cambiar la reflexión de la luz.

Y ha sido eso, precisamente, lo que han estado haciendo los investigadores de varias universidades en el mundo. La estrategia comienza en crear materiales nuevos que reflejen la luz de forma “equivocada” para engañar a nuestros ojos sobre lo que ven, o en esta ocasión, lo que no ven.

En el mes de octubre del año pasado, científicos de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, se acercaron un poquito más al truco, no obstante, el engaño sólo funcionaba con microondas. Durante aquel experimento, los investigadores lograron hacer desaparecer un objeto dentro de un cilindro con menos fanfarria que un mago pero había que disparar un rayo, separado en dos, de microondas. El rayo entraba en el tubo donde un objeto se encontraba en el medio y pasaba por el espacio cubriendo completamente al objeto, una persona que mirara dentro del cilindro no veía absolutamente nada.

“No era un aparato efectivo, de hecho, un alienígena con visión de microondas lo hubiese notado”, explicaba entonces David R. Smith, ingeniero eléctrico en Duke. “El extraterrestre habría notado algo oscuro, algún reflejo, algo, pero el objeto no hubiese desaparecido completamente para él. Además, sólo funciona con un color en específico”.

En esta ocasión, la investigación se acerca un poquito más a la meta. El equipo anunció el descubrimiento en los dos diarios científicos más importantes en el mundo, Nature (británico) y Science (estadounidense) y agregaron que, ahora, no se necesita de rayos de microondas para ocultar el objeto.

“El material que hemos manufacturado no ocurre en la naturaleza de forma natural, lo hemos construido en el laboratorio en una escala nano, es decir, a miles de millones de un metro de medida. La idea es construir el material en una escala macro que sea capaz de ocultar objetos de nuestro diario vivir”, explicó Xiang Zang, de la Universidad de Berkeley, en California, y líder principal del experimento.

“Deseamos hacerlo grande, tan grande que la gente pueda esconderse detrás de ellos, como la manta de Harry Potter. De hecho, lo único que necesitamos para que el efecto sea igual que en las historias de Potter es descubrir los materiales necesarios para que oculten la luz visible al humano”, dijo el profesor Ortwin Hess, de la Universidad de Surrey en Inglaterra.

Refracción a la inversa

El mundo que vemos a nuestro alrededor nace de un complejo sistema de percepción, específicamente el visual, y la idea a la que se ha habituado el cerebro de percibir la luz desde arriba. Ciertamente, la percepción de cualquier objeto a su alrededor puede cambiar drásticamente si el reflejo de la luz lo toca desde otro ángulo. En una edición especial de la revista Scientific American, dedicada completamente a la percepción y escrita por los neurólogos Vilayanur Ramachandran y su esposa, los investigadores juegan con los reflejos luminosos con el objetivo de transformar la percepción de objetos; así, un enorme agujero en el suelo puede lucir como una meseta al revertir el efecto de la luz. Es esto lo que han hecho los investigadores pero en una escala nano. Estos nuevos materiales actúan en ondas de luz que son mucho más cercanas a nuestro espectro que las microondas, de hecho, son ondas usadas en la telecomunicación moderna.

Metamateriales con efectos especiales

Zhang dividió a sus científicos en dos equipos, uno de ellos se especializó en metamateriales (fluoruro de magnesio y plata) en escalas de nanómetros y unidos por una estructura parecida a las redes para pescar mientras que el otro grupo desarrolló redes utilizando nanoalambres de plata. Estas estructuras artificiales son más pequeñas que las ondas de la luz y por ello presentan características tan especiales. “La luz no es ni absorbida ni reflejada por el material así que pasa por el objeto como una corriente de agua que fluye alrededor de una roca, como resultado, sólo la luz detrás del objeto podrá ser observada”, explicó Zhang. Los investigadores creen que existen aplicaciones inmediatas para estos materiales en el área de la telecomunicación, no obstante, habrá que esperar un poco más para la manta de la invisibilidad.


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