La intensidad en las emociones es clave en nuestra elección

Psicología. Lidiamos con emociones extremas, especialmente las negativas, y analizamos así lo que nos mueve para elegir un método sobre otro cuando tenemos que bregar con ellas

A veces somos un tornado de emociones. Sentimientos diversos son provocados por variables distintas y ni siquiera sabemos si las podremos controlar. Es lo inaudito de las emociones, poseen esa palpable combinación, para nada ligera, entre la biología y el medio ambiente y es imposible conocer cuándo podrás evitar reaccionar con esas acciones que traen consecuencias con las que luego no querremos lidiar. Hemos visto que las experiencias y el medio causan estrés y este sentimiento puede volverse contra nosotros provocando varias condiciones negativas. También hemos visto que la personalidad afecta en cómo varía la actitud del individuo frente a estas variables; la idea es estudiar las conductas que utilizamos para enfrentarlas e intentar observar cuáles son efectivas, cuáles no y para quiénes.

Todos los días, seres humanos sobrellevan alguna situación emocional. Lidiar con una persona amada muy enferma, con un vecino agresivo, un trabajo agotador; dentro de las situaciones que todos conocemos existen miles más, con sus propios matices, tanto negativos como positivos, que nos hacen reaccionar de forma distinta a cada escenario. Y gran parte de resistir las altas y bajas de la vida se encuentra en las opciones que usamos para enfrentarlas. De acuerdo con un estudio realizado en las universidades de Stanford y Groningren la intensidad de la emoción cambiará el método que usamos para protegernos de nuestras reacciones.

“Tenemos suerte de que podemos cambiar nuestras emociones, ajustarlas de varias formas de acuerdo a la situación, a la forma que somos, a la manera en que podemos lidiar con ellas. Las emociones son útiles pero también pueden ser muy problemáticas”, explica Gal Sheppes, coautor del estudio en Stanford.

Para los investigadores, la gente brega con sus problemas de dos formas importantes: o se distraen o deciden reevaluar la situación. Lo nuevo es que la intensidad de la emoción decidirá cuál de ambos métodos la persona, por lo general, escogerá.

La protagonista de la investigación era la negatividad; la emoción generada debía de ser mala. En uno de los experimentos, por ejemplo, se usaron imágenes de situaciones con grados distintos de intensidad, por ejemplo, en una de ellas una culebra entre la grama era el detonante de una situación que se espera no cause mucho temor, es decir, que sea de bajo grado de intensidad; lo opuesto era enseñarles la imagen de una serpiente con la boca abierta y lista para atacar, la cual es considerada de alto grado de intensidad, más alto que la otra. Otro de los experimentos lidiaba con choques eléctricos, la diferencia es que los voluntarios sabían si se trataría de un choque de baja o de alta intensidad.

Elegir distracciones

“Entrenamos a los participantes para reconocer y actuar en las dos conductas estudiadas, es decir, en los métodos que usamos para sobrellevar situaciones y luego, después del experimento sobre los choques hablábamos de cuál de las técnicas usaban y por qué. En nuestros experimentos notamos que cuando la emoción generada era de baja intensidad, los participantes reevaluaban la situación, mientras que cuando se trataba de alta intensidad optaban por distraerse y olvidar”, explica Sheppes.

El estudio de opciones limitadas en las conductas de personas saludables se realiza como una forma de entender así cómo las emociones afectan a las personas que no están saludables, en esta caso, condiciones de depresión y ansiedad.

“Pensamos que, parcialmente, estos desórdenes son causados porque es difícil para ellos modular flexiblemente las emociones y así diferenciarlas de las cosas que demanda la situación. Si es así, si descubrimos que parte de su problema radica allí, entonces podemos enseñarles cuándo reevaluar y pensar otra vez las cosas y cuándo sencillamente alejarse de la fuente del dolor y distraerse”.


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