Biología. Investigadores en la Universidad de Pennsylvania se convierten en el primer equipo en demostrar esta transformación de un tipo de célula que no es cardiaca en una del corazón a través del ARN
Para entender cómo funcionamos es preciso meternos más allá del genoma, en esas moléculas que conforman el ARN y que los investigadores hoy intentan explicarnos. Un cuerpo no ocurre de un día para otro, miles de millones de años vienen especializándonos y es en las recetas que conforman nuestra biología donde buscan y observan con el objetivo de conocer y reparar.
Hace un tiempo hemos hablado de esta impresionante hazaña. Científicos que buscan convertir una célula de un tejido en otro, con la idea de que así conseguiremos reparar el órgano que deseamos con células hasta del mismo paciente, o con células madre embrionarias. De hecho, hemos visto cómo convierten células de la piel en neuronas y otras células han conseguido el mismo hito; no obstante, las más buscadas son las del corazón debido, más que nada, a que los investigadores piensan que con ellas podrán resolver los problemas de muchos corazones. La idea es simple: reemplazar el tejido.
Pues bien, investigadores en la Universidad de Pennsylvania se convierten en el primer equipo en demostrar esta transformación, de un tipo de célula que no es cardiaca en una del corazón a través del ARN. Cabe aquí decir que estas células del corazón obtenidas son conocidas como tCardiomiocito de los cardiomiocitos que son las cardiacas.
“Trabajamos con la idea de que la signatura de una célula es definida por las moléculas mensajeras contenidas en ARN, ellas contienen el mapa químico original que dice cómo construir una proteína”, dice James Eberwine, uno de los autores.
Y ha sido precisamente lo nuevo en la investigación; convertir la célula utilizando las moléculas de ARN es irse directamente al inicio de las cosas. Los investigadores cambiaron dos tipos diferentes de células, un astrocito, que son células gliales que parecen estrellas y que viven en el cerebro y fibroblastos, células activas de la piel y, mediante el uso del ARN, las convirtieron en células del corazón. Para hacerlo, pusieron una excesiva cantidad de moléculas de ARN en las células del cerebro y la piel y dejaron que ellas hicieran todo el trabajo.
Remodelando el fenotipo
Es un método al que ellos llaman TIPeR, que son las siglas para remodelación del fenotipo por transcriptoma inducido (Transcriptome Induced Phenotype Remodeling) y que se desvía del usado con las células madre ya que elimina el intermedio y se va directamente hacia las moléculas necesarias.
“TIPeR es similar al trabajo de transferencia nuclear donde el núcleo de una célula es transferido al de otra célula que una vez aceptado dirige a la célula para que cambie el fenotipo, las moléculas son traducidas en proteínas para el corazón en el citoplasma. Estas proteínas cardiacas luego influyen en la expresión de los genes, de esta forma, genes para el corazón son activados y no los genes para las otras células”, explica.
Para buscar a estas moléculas los investigadores analizaron los microarrays (algunos los llaman micromatices), que son fragmentos de ADN pegados sobre un vidrio, la estructura celular y las propiedades inmunológicas y eléctricas del ARN.
Los descubrimientos en esta área de la investigación ofrecen y podrán ofrecer tratamientos beneficiosos en distintos problemas.
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