Antropología. Los análisis de ADN del dedo pequeño de un infante muestran evidencias preliminares de lo que puede ser una nueva especie humana que también emigró de África como el Homo erectus, el Neandertal, el hombre de Flores y el Humano moderno.
Lo primero es remontarnos a esa cueva entre 48 a 30 mil años atrás. Es difícil imaginar su vida, tendría de unos 5 a 7 años de edad y el clima de su mundo era frío pues vivía al final de le era de hielo del Pleistoceno. A su alrededor, grandes mamíferos como el mamut, coexistían pasteando y, de acuerdo a los análisis de polen recogidos, sobre la cueva que alojó aquel pequeño se encontraba un valle sin árboles pero de enormes y verdes planicies.
Ausente estaba en la mente de ese niño, que se presume ya usaba ropa, que su dedo meñique sería hoy objeto de análisis y que su ADN podría cambiar, otra vez, nuestro complejo árbol genealógico.
A lo mejor nunca sepamos cómo murió el pequeño en Denisova, aún no sabemos si era niño o niña, pero ese pequeño pedazo de lo que fue su corta vida, excavado en el 2008 por arqueólogos rusos, ya ha desatado rumores de que se trata de una nueva especie de humanos.
Por supuesto, los investigadores son cautos. No debe sorprendernos ya que su labor es bastante compleja; a pesar de que se ha podido extraer ADN del fósil, las evidencias sobre su linaje son todavía preliminares.
“Los análisis del ADN mitocondrial del hueso encontrado muestran que este humano arcaico era distinto a los neandertales que vivían entonces en Europa, ni es igual al ADN de los humanos modernos que llegaron a ese continente hace unos 44,000 años. Pero no podemos hablar todavía de una nueva especie humana, aunque es posible que la evidencia muestre precisamente eso”, escribieron los investigadores del Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva que aún esperan los resultados de los análisis del ADN nuclear para así formalizar sus descubrimientos y teorías.
A pesar de la cautela, Johannes Krause y Svante Paabo explican que el ADN analizado parece pertenecer a un linaje humano diferente que salió de África en un momento distinto que las otras dos especies humanas arcaicas que merodeaban también el lugar: Homo erectus y los Neandertales. Estas dos especies se encontraban ya en la región en esos momentos y, si contamos este nuevo descubrimiento, tenemos entonces a tres distintas especies compartiendo la región.
“El escenario de los humanos al final del Pleistoceno es ahora mucho más complejo e interesante”, expresó el doctor Paabo.
“Estamos aprendiendo cada vez más qué lujoso árbol evolucionario los humanos tenemos. Este árbol ha continuado originando nuevas ramas y todas ellas, menos una, murieron antes de que el proceso se repitiera”, explicó para el diario The New York Times, Ian Tattersall, paleoantropólogo del Museo Americano de Historia Natural.
Migraciones frecuentes salieron de África
Es imposible conocer con exactitud las andadas de las distintas especies que poblaron el planeta. Los investigadores, que ahora cuentan con los análisis de ADN, (exquisita arma producida por la decodificación del genoma), poseen fósiles, análisis de carbono, de milenarias burbujas de aire atrapadas en hielo y otras técnicas asombrosas para escenificar con mejores detalles el cuadro que caracterizara las distintas edades en el planeta.
Añádele a esta imagen la aparición del pequeño hombre en la isla de Flores en el archipiélago indonesio, también conocido como el hobbit, y la situación se torna mucho más atrayente.
Ahora tenemos tres migraciones, la del Homo erectus, encontrados en Asia oriental, quienes salieron de África hace como dos millones de años; el Neandertal que emigró después, hace unos 500,000 años y la del humano moderno, este último se estima llegó a Europa hace 50,000 años. En el 2004, sin embargo, se descubre al hombre de Flores, quien, aparentemente, vivió en el archipiélago hace 13,000 años. Esta nueva aparición complica aún más los datos ya que sugiere que las migraciones humanas desde África, aunque no podemos llamarlas continuas, fueron más frecuentes de lo que pensábamos. Las diferencias en el ADN del niño nos dice que sus ancestros abandonaron África hace un millón de años.
“Pensamos que es normal estar solos en el mundo que conocemos hoy”, expresó el doctor Tattersall, “y vemos la evolución humana como un largo camino que lleva al Homo sapiens. De hecho, el árbol ha continuado generando ramas que son cortadas, presumiblemente, por el único sobreviviente, el Homo sapiens. El récord de fósiles es muy elocuente sobre esto y nos dice que somos un competidor insuperable. Pensamos que la ventaja de los humanos frente a otras especies emergió de su habilidad para procesar información: podemos inventar alternativas en nuestras cabezas en vez de aceptar la naturaleza como es”, concluyó.
Cinco especies humanas en el mundo
Ahora parece que hace unos 30,000 años, existían cinco especies humanas en el mundo: Homo erectus, los Floresianos, los Neandertales, los Humanos modernos y el nuevo linaje descubierto en la cueva de Denisova. “Es una situación similar a la que encontramos hace dos millones de años cuando cuatro especies de homínido vivían en Kenya”, explica el doctor Tattersall.
Ahora los investigadores esperan. Primero por los resultados del ADN nuclear, ya que si resultan tan distintos como los del mitocondrial, entonces la teoría de que se trata de una nueva especie se fortalece. Sin embargo, las nuevas especies nunca han sido reconocidas en base a evidencias genéticas solamente, los científicos esperan descubrir más pruebas que provean con datos confirmatorios sobre el niño en la cueva y, más importante, que eliminen la posibilidad de que el niño sea producto del cruce entre dos especies.
“También comenzaremos a reexaminar las colecciones de fósiles en los museos para ver si alguno ha sido asignado equivocadamente y nos puede ofrecer más pistas sobre el niño de la cueva. Aunque hemos encontrado brazaletes y otros artefactos, éstos no los podemos relacionar con el niño ya que pertenecen a épocas distintas, los artefactos parecen típicos de la era Paleolítica en Europa y se sabe que fósiles y otros elementos pueden mezclarse en la tierra, provenientes de distintas épocas. Aunque debemos admitir que hay pocas señales de mezcla en la excavación rusa”, expresó Krause.
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