Dos proteínas son relacionadas con el dolor

Neurociencias. Investigadores de la Universidad de Leeds han descubierto dos proteínas que pueden estar vinculadas al proceso de inflamación.

Una única acción deseamos tomar cuando algo nos duele: erradicarlo. De hecho, muchas personas le temen más a una vida llena de dolor que a la muerte misma y legislaciones en los hospitales y las cortes del mundo se mueven en ese todavía, a medio conocer, mundo del padecimiento; sin embargo, el origen de las señales que producen dolor es poco entendido. Se conoce que el dolor se produce por señales neuronales que son enviadas al sistema nervioso central y luego al cerebro.

“Conocemos muy poco todavía sobre los mecanismos que generan estas señales, por lo tanto, los medicamentos contra el dolor que poseemos en la actualidad no son específicos, están diseñados para adormecer la recepción en general de las señales en el sistema nervioso central”, explicó la investigadora Nikita Gamper, de la facultad de ciencias biológicas de la Universidad de Leeds.

El equipo de científicos ha descubierto cómo dos proteínas juegan un papel clave en la forma en que sentimos el dolor. Este nuevo concepto puede ofrecer nuevos objetivos para el desarrollo de medicamentos más enfocados y específicos a la región afectada, lo que reduciría notablemente otros problemas que son causados, precisamente, por los más poderosos medicamentos contra el dolor de hoy en día.

Ciertamente, uno de los graves problemas originados por la medicina del dolor es la adicción que causan estos opiáceos y otros tipos de drogas pesadas que pacientes usan diariamente contra dolores intensos y persistentes.

“Como el objetivo de estos medicamentos es el sistema nervioso central, algunos medicamentos contra el dolor pueden provocar serios efectos secundarios, como desorientación, mareo y náuseas; además de que la mayoría de estas drogas son adictivas. Nuestra investigación intenta comprender mejor dónde se origina el dolor para permitirnos desarrollar medicinas más específicas y así evitar los efectos secundarios de manejar el dolor”, expresó Garner en su investigación, cuyos resultados serán publicados hoy, martes 24, en el Diario de Investigación Clínica (Journal of Clinical Investigation).

Indudablemente el dolor mismo es una señal. Nos dice que algo anda mal, que estamos en peligro de que el asunto se ponga peor si no hacemos algo al respecto. Sólo tenemos que acercar nuestra mano al fuego para sentir las señales de dolor advirtiéndonos de amenazas seguras de daños graves a nuestra piel.

De la misma forma, cualquier tipo de dolor nos habla de daño en alguna región del cuerpo. El dolor nos obliga a consultar un especialista en lo que sea que nos duela. Si el cuerpo no sintiera dolor no gozáramos de mucho tiempo de vida, el dolor es a veces tan aterrador e imponente que desistimos de realizar maniobras peligrosas con el único fin de evitarlo

La inflamación obstaculiza la transmisión del mensaje

El problema con las señales del dolor es la inflamación. En muchas ocasiones, la inflamación causa que el dolor perdure más del tiempo que es necesario para transmitir el mensaje de incomodidad, distorsionando esta “reacción saludable” del cuerpo. Es el caso de condiciones como la artritis, los dolores de muela y de garganta.

Pues bien, el equipo de investigadores descubrió una sustancia llamada bradykinina (bradykinin) que es liberada en lugares donde aparece la inflamación y manipula dos proteínas que por lo general merodean en las terminales que sienten el daño en las células nerviosas periféricas.

“Estas proteínas, a su vez, provocan que las neuronas envíen señales eléctricas de dolor al cerebro”, explicaron los investigadores de esta investigación que fue financiada por el Consejo de Investigación Médica y el Wellcome Trust.

Sin tocar el sistema nervioso central

Una de las proteínas descubiertas ya había sido vinculada al dolor en experimentos anteriores, pero de la otra sólo se conocía su trabajo en la actividad neuronal en general. Ano1, un canal de cloruro activado por el calcio, juega un papel importante a la hora de transmitir señales de dolor. Por otro lado, el canal de potasio tipo M, no había sido nunca enlazada al dolor producido por la inflamación.

“El proceso que hemos identificado ocurre en las neuronas de la sensibilidad periférica donde la señal de dolor es generada”, dijo el doctor Gamper. “Concentrarnos en el sistema nervioso periférico en el desarrollo de drogas podría ofrecer la creación de medicamentos contra el dolor que no tocarían el sistema nervioso central, reduciendo así la producción de los efectos secundarios que relacionamos con las medicinas que usamos hoy”.

Gamper informó también que se dedicará a estudiar estas proteínas de forma más profunda y que desea identificar sus papeles en otros tipos de dolores, como en las neuropatías y las migrañas.


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