Richard Branson, el director de Virgin Atlantic, es conocido internacionalmente por su talante desenfadado e informal. El gran magnate fue uno de los invitados exclusivos de la impresionante inauguración que reunió a cuatro grandes políticos de Europa, Tony Blair del Reino Unido, Jacques Chirac de Francia, Gerhard Schroeder de Alemania y José Luis Zapatero de España. Junto a Noel Forgeard, director de Airbus, la compañía de construcción de aeroplanos más importante del viejo continente y otros 14 directores de líneas aéreas, los participantes olvidaron años de rencillas internas y externas para presentar al mundo el avión más grande jamás construido en el planeta: el A380.
Branson, el único que no vestía traje, habló sobre el avión con su humor característico de siempre. “Los pasajeros del vuelo de Virgin en el A380 podrán ir al gimnasio o usar el salón de belleza del aeroplano. También dispondrá de bares amplios, un casino y hasta varias camas dobles, hay muchas formas de obtener placer en este vuelo”, concluyó con un toque de doble sentido.
El discurso del primer ejecutivo de Lufthansa, Wolfgang Mayrhuber fue un poco más sobrio y se centró en las ventajas del nuevo aeroplano para el medio ambiente. “Airbus usará menos combustible que los aviones convencionales, creo que todos ganamos con esta impresionante nave”.
Realmente, todos se sentían ganadores. En medio de una presentación digna de una entrega de los Golden Globes, con ángeles que bailaban entre nubes azules y una figura imponente y alta que repetía con voz imponente ‘recuerda que todo es posible’, los participantes europeos disfrutaban del éxito de esta primera entrega, no sólo habían ganado la carrera contra Boeing, la competencia estadounidense que se retiró en 2001 de la carrera para construir el avión más grande, sino que también se sentían a la delantera frente a Estados Unidos. Schroeder fue el primero en poner estos sentimientos en palabras. Durante su discurso hizo claras referencias a las críticas del gobierno estadounidense que declaró ilegal la ayuda de estos gobiernos a la empresa privada de Airbus. Los europeos no dejaron que olvidaran el apoyo de Washington a la Boeing.
“Continuaremos apoyando a esta empresa siempre teniendo en cuenta los límites dictados por las leyes internacionales. Existe una tradición de la vieja y buena Europa que ha hecho esto posible”, dijo el canciller desafiante redefiniendo con cinismo una frase utilizada por el secretario de defensa estadounidense Donald Rumsfeld. “Lo hemos hecho en el pasado, lo estamos haciendo ahora y continuaremos haciéndolo en el futuro”, concluyó.
Un lujo que alas
El A380 puede sentar de 550 a 800 pasajeros, depende de lo que la aerolínea quiera hacer con el espacio. Pero es tan grande que los pasajeros tendrán acceso a una biblioteca, a amplios bares y cualquier otro lujo que desee añadir la aerolínea que lo compre. Las más atrevidas darán más lujos mientras que las conservadoras preferirán llenar los espacios con más cómodos asientos para atraer a más gente.
En la primera fase del prototipo
El A380 no ha volado aún. El avión presentado a la prensa esta semana es sólo un prototipo que emprenderá su primer vuelo en la primavera próxima. De acuerdo con sus creadores, la nave tiene un diseño que lo hace mucho más aerodinámico, sus alas de 80 metros lo hace el avión más grande jamás construido. Además, el material ligero que se utilizó en su construcción permite que queme menos combustible, 12% menos que el Boeing 747. “Consume menos de 3 litros de combustible por pasajero por cada 100 kilómetros, es comparable a un carro moderno de diesel.”
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