Capítulo 4
Luego, Jesús fue al desierto para organizar una huelga de hambre.
Y después de haber ayunado cuarenta días con todo y sus noches, ya no se aguantó el hambre.
Entonces un güey que le decían “DiAvLo” se acercó y le dijo: A ver, hijo de tu puta madre… si eres hijo de Dios, haz que esas pinches piedras se conviertan en panes, a ver si muy cabrón.
Pero como sabía que no podía, pues se inventó una palabras bonitas para justificarse: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra o disposición que sale de la boca de Dios.
Después, el DiAvLo llevó al Chuy a Jerusalén, lo puso arriba del templo;
y le dijo: A ver, cabrón, si eres Hijo de Dios, aviéntate desde aquí, a ver si te salvas; pues está escrito <Salm. XC, 11>: Que te ha encomendado a sus ángeles, los cuales te tomarán de las manos para que tus pies no tropiecen con ninguna pinche piedra.
Pero como tuvo miedo, pues sabía que todo era una farsa, entonces le dijo al DiAvLo: Pero también está escrito <Deut. VI,16>: No tentarás a tu Dios.
Todavía el DiAvLo subió al Chuy a un monte muy muy alto y ahí le enseñó todos los reinos del mundo con un mapamundi, porque desde el monte no se veía ni madres, y también le enseñó la gloria de cada uno de los reinos.
Y el pinche DiAvLo, como siempre sintiéndose el dueño del mundo, le dijo al Jesús: Te daré todo eso si te incas delante de mí y me la chupas. (Como que ya se veía que el DiAvLo tenía sentimientos homosexuales.)
Pero Jesús le respondió: Sácate, cabrón. No ves que está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a él sólo servirás.
Con esto, el DiAvLo se fue llorando porque Jesús no quiso con él.
Luego, leyendo las noticias por Internet, Jesús se enteró que habían metido al bote a Juan, y se fue a Galilea.
Y dejando la ciudad de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, ciudad marítima en los confines de Zabulón y Neftalí.
Para así hacer cumplir lo que había dicho Isaías <Is. IX, 1> y así no quedar mal con el antiguo testamento.
El país de Zabulón y el país de Neftalí, por donde se va al lago de Tiberiades a la otra parte del Jordán, Galilea de los gentiles.
El pueblo, que era muy oscuro, ha visto una luz grande: luz que ha venido a iluminar a los que habitan en la región de las sombras de la muerte. Por fin había llegado la electricidad al pueblo.
Desde entonces, el Chuy empezó a decir boberías proféticas y volvió a decir lo que ya había dicho Juan en el capítulo III, versículo 2 de este mismo libro: Hagan penitencia porque está cerca el reino de los cielos. Al Juan se le olvidó registrar con Copyright su frase.
Un día, Jesús caminaba por el malecón del mar de Galilea vio a dos hermanos: Simón, que se llamaba Pedro (¿Simón o Pedro?) y su hermano Andrés, echando la red al mar (eran pescadores, no Ingenieros en Sistemas Computacionales frustrados)
y les dijo: Síganme los buenos y yo les diré cómo hacer para que mejor pesquen hombres. (¿Los iba a hacer travestis o policías?)
Al instante, los dos dejaron las redes y siguieron al Jesús.
Más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano interconectando sus redes en la barca con su padre, y los llamó.
Ellos también dejaron todo y se fueron al reventón con Chuy.
Iba Jesús por toda Galilea, enseñando y predicando el Evangelio, o buena hueva, y haciéndola de médico charlatán en el pueblo;
con lo que recorrió su fama por toda la Siria y le llevaban a todos los enfermos y acosados de varios males y dolores agudos, los endemoniados, los lunáticos, los marcianos, los venusinos, los paralíticos y curaba a los que podía, a los demás ni modo, esos, aunque murieran, no contaban en las estadísticas, pues le echarían a perder el negocio.
Iba mucha gente de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y de la otra parte de Jordán.
Volver a la sección Humor
Comentarios
Comments powered by Disqus