Evangelio de San Lúsar: Capítulo 3

Capítulo 3

  1. En aquellos tiempos se dejó ver Juan Bautista diciendo tarugadas en el desierto de Judea.

  2. Y dijo: Hagan penitencia porque está cerca el reino de los cielos.

  3. Este güey es el que dijo Isaías <Is. XL, 3>: Es la voz del que clama en el desierto, diciendo: preparen el camino del Ñor: hagan derechas las carreteras.

  4. Juan traía un vestido de pelos de camello (¿vestido? tal vez era travesti) y un cinto de cuero en la espalda. Comía langostas (¿sería rico el güey?) y miel silvestre.

  5. Iban a buscarlo los de Jerusalén y toda la Judea y de toda la ribera del Jordán;

  6. la gente confesaba sus pecados y Juan los bautizaba en el Jordán.

  7. Pero como vio venir muchos fariseos y sauceos al bautismo, les dijo: ¡Pinches víboras!, ¿Quién les enseñó que con superficialidades pueden huir de la ira que los amenaza?

  8. Hagan cosas dignas de penitencia.

  9. Y dejen de pensar que tienen por padre a Abrahán, porque yo les digo que poderoso es Dios para hacer que nazcan en estas piedras hijos de Abrahán.

  10. Miren que ya está aplicada la segur a la raíz de los árboles; y todo el que no produce buen fruto, será cortado y echado al fuego.

  11. Yo, la neta, nomás los bautizo con agüita para moverlos a la penitencia; pero el que va a venir después de mí es mas cabrón que yo, y yo no soy digno ni de llevarle las sandalias; él es el que va a bautizarlos en el fuego del Espíritu Sancho.

  12. Él tiene en sus manos el bieldo (¿bieldo? ¿qué es eso? Si alguien no me lo aclara, mi mente cochambrosa pensará cosas que no son.) y limpiará perfectamente su era; y su trigo lo meterá en el granero; pero las pajas se las hará ardientes en un fuego inextinguible. (Si es inextinguible, tal vez aún esté ardiendo.)

  13. Por este tiempo, vino Jesús de Galilea al Jordán buscando al Juan porque le debía una lana, pero en lugar de dinero, le aceptaba una bautizadita.

  14. Pero Juan no quería y le dijo: No mames, güey, yo debo de ser bautizado por ti y no tú por mí.

  15. A lo que el Chuy respondió: ¡Oh, déjame ser, cabrón! Nos conviene porque así cumplimos con la justicia. Entonces Juan aceptó.

  16. Cuando Jesús fue bautizado, se salió del agua porque estaba muy fría. Se separaron unas nubesitas que andaban por ahí y bajó una palomita que se le paró al Chuy.

  17. Jesús, usando sus dotes de ventrílocuo, habló como si fuera Dios y dijo: Este es mi querido hijo, en quien tengo puesta toda mi complacencia.



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