¿Qué idioma habló “Dios” cuando creó el mundo y se comunicó por primera vez con los humanos?
Así como la Biblia afirma que los seres humanos surgieron en un instante tal como son ahora, cuando fueron creados por “Dios”, también considera que ya vinieron al mundo hablando y entendiendo perfectamente al menos un idioma, el mismo lenguaje de “Dios”.
Según la Biblia “Dios” advirtió a Adán y a Eva: “del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:17)… ¿Se imaginan ustedes que ellos no hubieran entendido?: ¿Árbol, qué es árbol?, ¿comer?, ¿ciencia?, ¿bien?, ¿mal?, ¿morir? ¿Qué es todo eso?… ¿Cómo podrían saberlo dos criaturas que recién comenzaban a existir y todavía no tenían ningún tipo de experiencia ni conocimiento?
¿Pero cuál era ese idioma de “Dios”? – Pues, aunque la Biblia no lo dice, podemos deducir que fue el hebreo, la lengua que hablaría Moisés, a quien se atribuye la autoría del libro del Génesis (aunque en realidad fueron varios autores). En ese idioma tendría que haberse comunicado Moisés con su dios Yahvé-Jehová, cuando éste le ordenó que escribiera sus palabras (Éxodo 34:27).
Después de todo, la Biblia compila la mitología que corresponde a la tradición judaica, y «Según la tradición judía, el hebreo habría sido la lengua escogida por Dios para transmitir su mensaje a la humanidad» [1]. Sí, el hebreo, «la lengua antigua que el pueblo de Israel hablaba y escribía ya a comienzos del primer milenio a. de C.», y que es «la lengua del Antiguo Testamento y de otros textos del pueblo judío.» [2]
Lo cierto es que la Biblia comienza con un relato de la creación del universo, en el cual “Dios” hace surgir de la nada cada cosa con sólo el poder mágico de sus palabras (Génesis 1:3-27), pronunciadas en un lenguaje que tendríamos que pensar que existía mucho antes que el ser humano. Y tratándose del dios hebreo, ese lenguaje no podría ser otro que el hebreo (aunque como no había nadie más presente en ese acto creador, nadie escuchó sus palabras, y es un misterio saber cómo aparecieron escritas mucho tiempo después en un libro sagrado).
Así que el hebreo sería el idioma en que “Dios” hablaba consigo mismo antes de la creación (¿desde un tiempo eterno?), puesto que no había nadie más con quien hablar, y ese sería además el mismo idioma con que “Dios” se comunicó por primera vez con los primeros seres humanos que creó (Génesis 1:28-30). Obviamente este sería un dios equipado con todo lo necesario para hablar: pulmones, tráquea, faringe, laringe, cuerdas bucales, dientes, lengua, labios, y sistema nervioso. Aparte por supuesto, de un sistema auditivo, aunque sea para escucharse a sí mismo. (No importa que todavía no hubiera creado el aire. Ese es sólo un detalle.)
Nuestros lingüistas y antropólogos saben hoy sin embargo, que el idioma hebreo dista mucho de ser el idioma original de nuestro planeta, habiendo tenido su origen «en Mesopotamia, la región en la que se encuentran hoy en día Irán e Irak, donde vivían los sumerios…» [3]
Ya establecido en la región conocida como Canaán, el pueblo de Israel desarrolló también su alfabeto y escritura, y mantuvo el uso del lenguaje hebreo por al menos cuatro siglos, hasta que comenzaron sus crisis políticas, invasiones y deportaciones. Aunque «hubo quienes mantuvieron la llama del hebreo bíblico en Israel.» [3]
Sin embargo, muchos que estuvieron exiliados en Babilonia y «regresaron a Israel trajeron el idioma arameo, que era también un descendiente de la antigua escritura cuneiforme fenicia y funcionaba como la lengua oficial del imperio asirio y babilonio. Gracias a la fuerte influencia de los asirios, el arameo se convirtió en la lengua franca de Oriente Medio: una lengua internacional que los diferentes pueblos utilizaban para hablar unos con otros…» [3], llegando a ser así la lengua materna que habrían hablado Jesús y sus discípulos.
Hoy los especialistas en estos temas: lingüistas, antropólogos, psicólogos, geógrafos y genetistas, coinciden en admitir que el desarrollo del lenguaje en el ser humano tuvo que estar íntimamente vinculado a su desarrollo biológico como especie. Para llegar a hablar un lenguaje, cualquiera que fuera, fue necesario que lográramos un control muscular de nuestro diafragma con todos los nervios que ahora tenemos y que no tienen los simios, así como que tuviéramos capacidad para seguir la dirección de la mirada y dirigir la atención de otra persona a un objeto específico, pero además, que tuviéramos capacidad de aprender jerárquicamente información presentada secuencialmente, y capacidad para memorizar secuencias de sonidos. [4]
Nadie puede saber a estas alturas cuándo, cómo y dónde se originó el primer lenguaje. Ni siquiera se sabe si todos los idiomas desciendan de un antepasado común. «Una hipótesis es que el lenguaje se desarrolló gradualmente como una especialización innata para codificar información cada vez más compleja (por ejemplo, quién hizo qué a quién, cuándo, dónde y por qué)…» [4]
Aparte de esto, se coincide bastante en que el lenguaje humano se originó primero mediante gestos manuales, que después se combinaron con expresiones verbales. [4]
Pero definitivamente, así como nunca apareció el ser humano sobre la faz de la Tierra instantáneamente tal como es hoy, sino que fue el resultado de un larguísimo proceso evolutivo biológico, tampoco el primer lenguaje surgió instantáneamente, sino que fue el resultado de un largo proceso que todavía es objeto de estudio.
Cada vez es entonces más evidente el contenido mitológico de los libros sagrados, que inevitablemente termina siendo refutado por el conocimiento científico. Un Adán y una Eva son tan imposibles, como imposible es que dos seres humanos recién aparecidos instantáneamente sobre la Tierra, se comuniquen entre sí y con un tercer ser sobrenatural en un lenguaje común que dominan perfectamente.
Referencias
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