A propósito del miércoles de ceniza
Quienes crecimos en un ambiente donde el catolicismo es religión predominante, estamos familiarizados que para esta época del año varias personas vayan a misa y después se desplacen por la ciudad y sus trabajos con una cruz de ceniza marcada en la frente.
A nosotros como no creyentes puede ser que eso nos produzca una mezcla de vergüenza ajena, de lástima y quizás hasta de risa. Pero un creyente más bien luce su garabateada cruz con una mezcla de orgullo y de expectativa de ser reconocido como miembro de la desprestigiada iglesia católica.
Al final, difícilmente encontramos a alguien que lleve su cruz de ceniza comprendiendo el simbolismo que la iglesia espera que tenga, y mucho menos entendiendo el origen de esta costumbre, para nosotros absurda.
Para empezar, el miércoles de ceniza marca para los cristianos el inicio del período de cuarenta días anteriores a la “Pascua de Resurrección”, que corresponde al último domingo de la “Semana Santa”. Ese período de cuarenta días se llama “cuaresma”, y ya en el siglo IV se consideraba que su inicio era seis semanas antes de la Pascua.
Al mismo tiempo la cuaresma fue interpretada por los cristianos como un período de “preparación espiritual” para celebrar la “Fiesta de Resurrección”. Y para ello, según su arbitrario pensamiento, tenían que practicar ayuno y oración.
Pero resulta que al principio la cuaresma comenzaba un domingo, día en que los cristianos no acostumbraban ayunar por ser “día de fiesta”. En cambio acostumbraban ayunar los días miércoles, así que decidieron mover el inicio de la cuaresma para el siguiente miércoles. Y surge así el primer “Miércoles de Ceniza”.
¿Y por qué ceniza? Todo esto es una práctica que expresa arrepentimiento y culpa, siendo considerada como una especie de “pago” por algo “malo” que la persona cree que hizo. Y los hebreos acostumbraban manifestar su penitencia cubriéndose la cabeza de ceniza.
La Biblia menciona un episodio por ejemplo, en que Judit “tocó el suelo con la frente” y “se cubrió la cabeza con ceniza”, para humillarse ante su tirano dios Yahvé-Jehová (Judit 9:1). E incluso Jesús esperaba que la gente realizara estas humillantes prácticas penitentes o de arrepentimiento, “en ceniza” (Mateo 11:21).
Ah, pero además el Miércoles de Ceniza es una ocasión propicia para recordar aquella frase bíblica de, “polvo eres, y al polvo volverás.” (Génesis 3:19)
¿Y de dónde sale esa ceniza? Pues resulta de quemar los ramos “bendecidos” que se usaron el año anterior para la procesión y misa del Domingo de Resurrección o Domingo de Ramos.
Así que en resumen, todo católico que lleve una cruz en su frente es porque un cura se la marcó con ceniza de ramos quemados el miércoles en que inicia la cuaresma, que sería, se supone, un período especial para experimentar culpa, remordimiento y arrepentimiento, en un enfermizo ritual de sometimiento a un tirano fantasma supremo inexistente que disfruta de cosas extrañas, como ver una cruz de ceniza en la frente de sus adoradores, para saber y estar seguro de que se sienten en deuda con él. ¿No es todo esto completamente grotesco y sin sentido?
Pero si bien esa cruz ha sido impuesta tradicionalmente por un cura durante una misa, este año debido a la pandemia las autoridades católicas tuvieron otra idea: los curas bendecirán porciones individuales de ceniza que colocarán en bolsitas para que los creyentes puedan llevárselas a sus casas (esperamos que gratis), y colocarse ellos mismos la cruz. (Eso les dará la oportunidad de tener una cruz mejor dibujada para después salir a hacer el ridículo.)
Por otra parte, la misa será celebrada por internet, a puertas cerradas y transmitida por redes sociales.
¿Qué les parece?
Referencias
Crédito de imagen: Globovisión
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