Jorge Arturo Colorado pertenece a la Asociación Salvadoreña de Astronomía
En todo el mundo se publican miles de secciones astrológicas, comúnmente conocidos como “horóscopos”, estos aparecen indiscriminadamente en periódicos, revistas, folletos y en los últimos años en Internet. Asimismo se editan y publican cientos de libros sobre astrología, en nuestros países es más fácil obtener un libro de “Su destino y el zodiaco” en una librería local, que un tratado de física moderna, de arqueología o historia; es evidente, el mercado astrológico es exitoso.
Y de su éxito dependen miles de astrólogos, que día a día “aconsejan” a otras miles de personas sobre su proceder en cuestiones de amor, salud y negocios.
La astrología presupone que la posición de los planetas y el Sol en una determinada franja del cielo; llamada constelaciones del zodiaco, influyen en nuestro diario vivir. Según ella la posición del Sol a la hora de nacer marcaría de por vida las características particulares de una persona. Conforme a ese discurso los individuos nacidos bajo el signo Leo serían en dominantes, celosos y posesivos, a diferencia de los nacidos bajo Capricornio en donde se supone que son trabajadores, serios y responsables.
El problema astrológico nace desde su impreciso origen “revelador”, es imposible que la posición de un planeta como Venus interfiera en una relación social, dado que estas relaciones entre personas están basadas en aspectos puramente culturales. Un fracaso amoroso, un desastre económico y un desacierto deportivo no es responsabilidad de “La mala influencia de Saturno”, sino de instantes sociales muy específicos en los cuales cada persona tiene alta responsabilidad. Es completamente anti antropológico creer que únicamente existen doce tipos de personas en el planeta, un cortador de cocos en Tuvalú, un vendedor de hot dogs en Nueva York y un caficultor de El Salvador poseen diferencias culturales extraordinarias, la cultura es sinónimo de diversidad, cada quien es rico en ella y el hecho de que haya nacido en tal o cual fecha no indica su predisposición a ser de determinada forma. Doce tipos de personas en un mundo de diversidad cultural es simplemente imposible.
De igual manera, los planetas no tienen influencia en una persona al momento de nacer, el “poder” de un planeta pierde su influencia con la Tierra debido a la gran distancia que nos separa, una lámpara que ilumine la sala de partos, tiene mayor influencia (si hubiera), que la gravedad de Urano.
El efecto de la precesión de los equinoccios, que logra producir un movimiento en el eje de rotación de la Tierra ha metido en serios aprietos a la Astrología, simplemente por que “los signos” no concuerdan con la realidad, esto debido a que existe un corrimiento del recorrido aparente que hace el Sol en el firmamento, de esa forma una persona que en el supuesto astrológico nació Virgo, realmente es Leo. Por la misma presesión equinoccial ha hecho que entre Sagitario y Escorpión el Sol entre casi por 23 días en la constelación de Ophiucus (el serpentario).
La Astrología es un buen negocio, y esta completamente divorciada de una cosmogonía antigua, la astronomía de las antiguas culturas no tiene ninguna relación con la moderna astrología, la cual únicamente ha tomado lo que le interesa para presentarse como un conocimiento antiguo, lo único que hace la astrología es ejercer su poder en el dominio de las personas, muchas veces controlando su economía; el cual, sin ninguna duda es su principal cometido.
Jorge Colorado
Asociación Salvadoreña de Astronomía, ASTRO
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