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A continuación, tenemos al Siervo Ministerial o “diácono”, que es el encargado de la servidumbre en el local, administración, preparación de asambleas, reuniones, contabilidad, aseo, etc. Su labor, fuera de horas de trabajo “seglar”, es de tiempo completo, y también tiene que “colocar” literatura. Es de hacer notar que nadie se salva de dicha “colocación”.
Como se observa, para ir “ascendiendo” en “jerarquía”, se tienen que hacer enormes sacrificios, para lo cual, la Sociedad utiliza frases hechas como: “gozo espiritual; dádivas; privilegios por la bondad inmerecida de Jehová”; etc., clichés destinados para la gente a su servicio y que luego repite como si “naciera” de la ella misma.
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Más arriba, y aún dentro de la congregación, tenemos al Cuerpo de Ancianos (que no tiene nada que ver con la edad, tan sólo es un cargo), que consta de cinco personas, formados por los Ancianos (“presbíteros”), que son los encargados de conducir los estudios de “La Atalaya”, y el “Libro de la Congregación”; siguiéndole, el Superintendente de la “Escuela del Ministerio Teocrático”, y arriba de ellos, se localiza el “Comité de Servicio”, o representantes del Cuerpo de Ancianos, y que son los que asumen el control total, así como los responsables de rendir cuentas en los peldaños que aún faltan.
Dicho Cuerpo, está formado por los Superintendentes: de Servicio, Secretario y Presidente.
De este Cuerpo de Ancianos, es de donde sale el Comité Judicial que sirve para amedrentar a la congregación en su conjunto, el cual, interroga a puertas cerradas a algún sospechoso de “apostasía”, y que finalmente, se le denuncia ante la congregación completa, mostrándoles sus “faltas” sin ninguna inhibición ni recato, y además, dicho “juicio”, es grabado y enviado a la central de Brooklyn, Nueva York, donde se archiva y se usa en el momento que se estime conveniente, todas las veces que sea necesario.
Hay que saber, que es obligación de todos los miembros que componen una congregación, el denunciar (como la Gestapo nazi obligaba a los prisioneros en los campos de concentración) ante los Ancianos, a algún “sospechoso”, para que, posteriormente, lo acusen públicamente al interior, y se le prohíba todo tipo de contacto y hasta el habla.
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Saliendo de la esfera de la congregación, entramos al terreno del Circuito, donde se forma “generalmente con 18 a 25 congregaciones” [1], y su responsable es el Superintendente de Circuito, que es el enlace entre las congregaciones y los distritos.
Como se observa, este tipo de organización, responde a la estructura de ciudades norteamericanas [2].
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Más arriba, tenemos al Distrito, y el responsable es el Superintendente de Distrito. A ambos Superintendentes (Circuito y Distrito), se les denominan Superintendentes Viajantes, y su labor consiste en recorrer sus áreas en más o menos cada seis meses, rotándose las congregaciones, siendo obligación de éstas, el darles alojamiento y alimento [3], lo cual, es considerado por los anfitriones, como un “privilegio”, sin percatarse de que la función de estos personajes, es el de inspeccionar y supervisar que todo marche bien: cuántos nuevos afiliados hay; cuánto se vendió de literatura, cuánto se emitió a las cajas de “donación”; si hay algún “hermano” que esté flaqueando, etc. Según me informa un Testigo de Jehová (03/ago/03), estas personas deben de ser solteras. La WT no quiere perder el tiempo con familias, quiere que la gente de este tipo, se dedique de lleno para la Sociedad.
A estos Superintendentes, se les “gratifica” con una pequeña “mesada” [4] para su transportación.
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Como renglón aparte tenemos a los “Misioneros“. Son personas a las que la Sociedad entrena en la llamada “Escuela Bíblica de Galaad” que se encuentra en E.U.A. Su fin es, sin lugar a dudas, el de abrir nuevos (so pretexto de la “difusión del evangelio”) mercados o expandir los existentes.
Una vez “graduados” de dicha escuela, “estudiando” por espacio de cinco meses, se les asignan diferentes países para su servicio en el extranjero. Viven en las diferentes sucursales diseminadas por todo el planeta, haciendo todo tipo de quehaceres allí, y la Sociedad les da también una “pequeña mesada” con el fin de que puedan dedicar más de 140 H/M. [5]
Para mayor información sobre estos “misioneros”’, véase el videocasete llamado “Hasta los cabos de la tierra”.
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