¡Que comience la exploración!

De acuerdo con expertos de la NASA, es probable que usted sea marciano. Nuestro rojo vecino de al lado, que tantas historias de ciencia ficción ha originado, está estrechamente vinculado con el pasado terrestre en distintas formas y muchas teorías aseguran que en la Tierra aún existen rastros de minerales marcianos. Pero el humano cuando se imagina vida en otros planetas piensan en seres inteligentes o en toda una civilización tecnológica que por lo regular representan, o un peligro para el planeta o la salvación a todos nuestros males. Para bien o para mal, gracias a las investigaciones científicas modernas, hoy sabemos que Marte está repleto de rocas y de tierra roja, nada de civilizaciones malvadas ni horrendos monstruos con un gusto particular por la carne humana. Sin embargo, esto no siempre fue así y muchos terrestres imaginaron que existían hombrecitos verdes habitando el planeta rojo.

En 1938, la radio estadounidense transmitió en vivo una escalofriante lectura. Durante el programa, Orson Welles leyó una adaptación del libro de H.G. Wells, “La guerra entre los mundos”, donde una civilización marciana sin futuro aterriza en nuestro planeta con oscuros planes de opresión y dominación. Aunque los reportajes de la reacción que suscitó el programa fueron muy exagerados por la prensa, muchas personas sintieron el miedo a una invasión espacial, con seres desconocidos y de procedencias inimaginables. Y, a pesar de que nuestras peores pesadillas sobre invasiones extraterrestres no se han vuelto realidad, la humanidad sigue mirando a los cielos con preguntas sobre civilizaciones lejanas y lo que sería encontrarnos con alienígenas de galaxias lejanas.

El discurso de George Bush, además de tener grandes implicaciones políticas en un año electoral, descubre esa afición humana por el Universo y la exploración interplanetaria. A pesar de los problemas económicos que sufre el mundo en general, los planes espaciales y las misiones a otros planetas despiertan esa curiosidad básica que mueve al ser humano a la búsqueda constante de información sobre el mundo que habitamos. Esta misma curiosidad es plasmada en los libros de ciencia ficción que encuentran fuera de la Tierra la explicación de todo el Cosmos. Las “Crónicas marcianas” del popular escritor Ray Bradbury son el mejor ejemplo de la imaginación y la exploración científica cuando trabajan de la mano. En estas crónicas, Bradbury imagina una colonia en Marte donde los primeros “marcianos” en nacer son terrestres de nuevas generaciones. Las implicaciones contadas en sus historias son fascinantes, más aún porque describen un futuro que cada vez se hace más posible. El robot Spirit es prueba de ello.

Spirit ha estado practicando su trabajo en Marte desde el 2000. El doctor Mark W. Maimone, especialista en robótica y computación y el arquitecto del programa que hoy hace posible la misión del robot, ha estado manejando a Spirit por años en el desierto Mojave y practicando con todas las posibles situaciones que se podrían presentar. El problema es de gran magnitud porque Spirit debe poseer la inteligencia suficiente para resolver contrariedades y complicaciones que se presenten en el momento ya que los humanos no pueden comunicarse con él en tiempo real.

El robot se encuentra a más de 200 millones de kilómetros de la Tierra y las señales más avanzadas toman 20 minutos en llegar hasta su computadora, por lo tanto, lo que hacemos es enviar diariamente un pequeño paquete de información donde está su itinerario del día. Después de ahí, todo está en que el robot desempeñe bien su trabajo”, reportó Maimone durante una rueda de prensa en la NASA.

En estos momentos, el robot está recorriendo el planeta rojo en busca de rastros de agua o cualquier tipo de vida que pudo haber existido allí alguna vez. Pero ya no hay sustos ni apabullantes sorpresas, los humanos sabemos desde 1960 que en el planeta no existe una gran civilización y que no hay peligro de que seamos devorados por el monstruo verde de Marte.

La misión ha comenzado

Spirit ya anda suelto en la superficie marciana y, además de cierta inteligencia, tiene poder de decisión. La sonda es capaz de enfrentarse a obstáculos y rebasarlos. Durante las pruebas en el desierto Mojave, Spirit siempre tomó la mejor y más corta ruta para llegar a un lugar determinado por sus creadores. Su sistema es como un equipo, explicaron los expertos. Los ojos del pequeño aparato (que son dos camaritas delante y dos detrás) son mucho más útiles que el ojo humano ya que Spirit, con sólo fijar camaritas en una piedra, enseguida conoce su composición sin ni siquiera tocarla.

Una vez los ojos han capturado algún objeto que le llame la atención, le pasa la información a la computadora que lleva dentro, la que fue programada por el doctor Maimone, y ella toma las decisiones basada en el software del especialista.

Ayer, cuando el Spirit abandonó la sonda que lo llevó a Marte también se alejó del control directo humano y ahora todo se encuentra bajo la dirección del robot. Los expertos confían en que todos los años de prueba en el desierto Mojave logren los beneficios esperados.

Marte es ahora nuestra caja de arena y ahora es el momento de demostrar que podemos hacer en el planeta vecino lo que tanto practicamos aquí”, dijo para el periódico The New York Times el doctor Steven W. Squyres, investigador principal de la misión


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