El transbordador más antiguo de la NASA partió sin problemas. La nave será protagonista de la primera misión investigativa de este tipo ya que el proyecto, que no está para nada ligado a la Estación Espacial Internacional, realizará un maratón espacial esencialmente científico. La nave se encuentra hoy orbitando la Tierra con un laboratorio presurizado y siete astronautas.
El proyecto no es nuevo pero todos los experimentos lo son. La idea surgió hace dos años cuando la NASA comenzó a promover un viaje científico compuesto solamente por mujeres. Según la empresa, el objetivo era estudiar cómo se adaptan las mujeres, y sus órganos reproductores, a la microgravedad. Sin embargo, la administración estadounidense abandonó el proyecto. Sally Ride, astronauta veterana, criticó muchas veces el proyecto femenino de la empresa.
“Creo que sólo se trataba de una estrategia publicitaria”, aseguró la mujer varias veces para la prensa.
Pero el proyecto no murió sino que una vez más cambió de cara. Esta vez el rostro que llevaría era de color verde y con las facciones de Al Gore. Así nació el GoreSat, un satélite que se encargaría de tomar imágenes diarias del planeta y transmitirla constantemente por televisión. Pero GoreSat murió con la presidencia republicana y una vez más, el proyecto de Columbia cambiaba de personalidad.
Entonces, se decidió realizar una misión dedicada completamente a las investigaciones científicas. La administración estadounidense vendió el 12% del espacio para experimentos científicos a instituciones y empresas privadas. La fecha se fijó para julio de 2001. Pero las cancelaciones no se hicieron esperar. Una vez, el proyecto fue engavetado y de nuevo salió a la luz el año pasado, pero entonces unas grietas en los transbordadores obligó a que la NASA cancelara todos los vuelos hasta que las fallas no fueran establecidas y reparadas.
Pero ayer, al fin, Columbia partió al espacio con un laboratorio presurizado, siete astronautas y una cantidad no especificada de bichos. Desde ratas hasta abejas y peces. También ha salido de la Tierra, por primera vez, un astronauta israelí. Su presencia produjo un aumento en la seguridad alrededor de esta misión llamada STS-107. Sin embargo, según la administración de aeronáutica, todo ocurrió sin ningún tipo de contratiempos.
“A pesar de todo lo que nos costó llegar hasta este momento”, expresó ayer para la prensa el director de la misión Mike Leinbach, “todo ha marchado perfectamente desde que comenzamos con el conteo regresivo el pasado domingo. De la misma forma”, continuó Leinbach, “no se han recibido ningún tipo de amenaza, ni al proyecto ni al señor Ilan Ramon personalmente. Hasta el clima se ha portado bien”.
Ramon, quien observa fielmente su religión judía, ha empacado comida “kosher”, es decir, que ha sido bendecida por un rabino, y observará los días sagrados del sábado o “sabbath”. Ramon no es el primer judío que va al espacio pero él cree que existe una diferencia entre ser judío y ser israelí.
“Los astronautas judíos que han viajado al espacio anteriormente no han enfatizado los elementos religiosos en sus vidas. Creo que era porque es la forma estadounidense de ser, ya que es un país repleto de creencias distintas. Pero esto no sucede en Israel, donde la religión participa más en el diario vivir. En lo personal, no practico ninguna religión pero quiero respetar y honrar, con este viaje, a todos los judíos del mundo”, explicó el astronauta para Reuters.
Ilan es coronel de la fuerza aérea israelí y es hijo de uno de los sobrevivientes del holocausto. El astronauta llevará como tributo al espacio, un dibujo realizado por un niño de 14 años que murió en el holocausto titulado, “Escena lunar”.
Sin embargo y a pesar de todas las tonalidades religiosas y políticas que lleva esta misión, los especialistas que participan en ella tienen sólo un objetivo en sus mentes: la investigación científica. Los tripulantes se dividirán en dos equipos para poder trabajar las 24 horas ya que tienen 79 experimentos que realizar en los próximos 16 días.
Las investigaciones que se realizarán a bordo se llevarán a cabo en un laboratorio denominado SpaceHab. Esta pequeña habitación extraterrestre está localizada en la parte de almacenamiento de la nave y se conectará con la cabina de los tripulantes por medio de un túnel. Allí, los astronautas realizarán investigaciones para la medicina, la física, la ecología, la tecnología avanzada y las ciencias espaciales.
El laboratorio espacial para la investigación científica regresará al planeta el próximo primero de febrero.
Los experimentos
SpaceHab lleva un total de 79 experimentos que serán realizados por siete astronautas especializados, cinco hombres y dos mujeres. Los tripulantes se dividirán en dos equipos para trabajar todo el tiempo. La apretada agenda incluye un estudio minucioso sobre la prevención de las piedras renales. Los investigadores estarán buscando la mejor forma de evitar que estos depósitos no se formen en los riñones.
También se realizarán experimentos sobre la vida en el espacio. Los científicos quieren aprender más sobre cómo se ajusta el sistema reproductivo de la mujer a la microgravedad y sobre la pérdida de otras habilidades, tanto masculinas como femeninas, en el ambiente sin peso del espacio. Otros estudios incluyen la investigación minuciosa del crecimiento de cristales. También se investigará sobre unos rayos eléctricos, que ocurren siempre encima de las nubes tormentosas, que los meteorólogos han denominado “sprites”.
Sin embargo, el experimento protagonista estará siendo elaborado por el coronel israelí Ilan Ramon. Israel pagó varios millones de dólares para que se realicen varios experimentos en los que están involucrados directamente. Ramon estará estudiando la forma de mejorar las grandes construcciones sobre terreno arenoso y, además, se encargará de una cámara especial que medirá el polvo que viaja en la atmósfera terrestre. También investigará cómo afectan las tormentas de arena y de polvo en el clima global. El estudio, patrocinado por Israel, ha sido denominado MEIDEX.
La tripulación
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