Los tiranosaurios, de cazadores a carroñeros

La malvada y puntiaguda “sonrisa” del Tiranosaurio Rex es conocida en casi todo el mundo. Hollywood se ha encargado de imaginar por nosotros otra pesadilla, un monstruo gigantesco capaz de correr y devorar todo lo que se mueve a su alrededor. Fuerza, agilidad, destreza y poderosas mandíbulas, son características de los T-rex creados por Steven Spielberg en sus famosos Parques Jurásicos y, parece que el director se equivocó en algunos elementos al reproducirlos. Según nuevos estudios, realizados en la Universidad de Stanford en Palo Alto, California, los tiranosaurios no podían correr, aunque sus gigantescos pasos eran capaces de avanzar caminando hasta 20 kilómetros por hora.

El estudio sobre el comportamiento de animales extintos es sumamente deductivo. Es imposible que los paleontólogos sepan con certeza la forma en que corrían, caminaban, se movían y se comportaban los dinosaurios, ya que no existen especimenes cuyo estudio pueda corroborar estas deducciones. Por lo tanto, los investigadores han basado sus estudios en las huellas encontradas, su frecuencia y su largo, para así sugerir la velocidad y la forma de moverse de estos animales. Hasta el momento, las huellas que se habían estudiado sugerían que los animales grandes como el T-rex que pesaba más de 6,000 kilos, podían caminar a pasos gigantescos ya que sus patas medían 2.5 metros de largo. Por lo que una lenta caminata los llevaría muy lejos. Sin embargo, la velocidad no podía haber sido más alta porque los tiranosaurios eran demasiado grandes y hubieran necesitado piernas imposibles de sostener.

Los músculos y los huesos de los vertebrados no aumentan de volumen tan rápidamente como puede hacerlo su peso y su volumen de masa. Mientras más pequeño es un animal, menos fuerza muscular se requiere para impulsarlo en una carrera veloz. John Hutchinson y Mariano García, usaron un modelo comprobado en caimanes y gallinas, dos familiares todavía vivos de los dinosaurios, para sugerir de sus resultados, respuestas a la velocidad en que se movía un tiranosaurio. Lo primero fue estimar el mínimo de masa muscular que necesitan diferentes animales para correr y ganar velocidad.

“La postura del animal y el largo de la fibra muscular en sus piernas son factores determinantes al momento de establecer la fuerza que podrá lograr para mover su cuerpo. Es lógico que, mientras más peso y volumen de masa, menos poder tendrá para moverse con rapidez”, explicó García.

Los estudios con gallinas y caimanes concluyeron que las gallinas sólo necesitan el 9% de su masa muscular en cada extremidad, para ser buenas corredoras. Las gallinas modernas tienen el 17% de dicha masa en sus extremidades, por lo tanto, pueden correr velozmente. Los caimanes, por otro lado, no tienen la misma suerte. Para poder correr con un poco de velocidad, estos animales necesitan de sus cuatro patas. Con las extremidades traseras no es mucho lo que pueden moverse.

Cuando un animal corre, ambos pies se elevan del suelo. Para generar esta energía en un animal de seis mil kilos se necesitarían por lo menos dos extremidades que contengan, cada una, el 80% de toda la masa muscular del cuerpo. Algo hasta el momento imposible. Lo máximo en contenido de masa muscular, proporcional al cuerpo, en las extremidades de un vertebrado es de 50%. Una gallina del tamaño de un tiranosaurio necesitaría del 99% de la masa muscular, en cada una de sus patas, para correr con la velocidad que lo hace ahora normalmente.

“Los tiranosaurios no eran tan lentos porque eran grandes, pero no eran más rápidos por la misma razón. Sus piernas eran tan largas que los desplazaban rápidamente en comparación con animales de pasos menos largos. Sin embargo, su peso de más de seis mil kilos le impedía que se desplazara más rápido. Es probable que caminara tan rápido como un hipopótamo a toda velocidad”, declaró Per Christiansen de la Universidad de Copenhagen.

Muchos paleontólogos piensan que estos animales no eran cazadores sino carroñeros.

“Con su paso tan lento y brazos tan débiles, puede que los tiranosaurios se alimentaran de los restos de animales que otros cazaban”, explicó Andrew Biewener de la Universidad de Harvard. “Pero también cabe la posibilidad de que se alimentaran de otros dinosaurios grandes más lentos que ellos. Es algo que nunca sabremos con seguridad”.


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