¿Cómo sabemos que un perro es un perro?

Neurología. El rostro de la neurología moderna cambió de forma luego de la aparición de la resonancia magnética.

A pesar de las limitaciones de seguir el camino de la sangre mientras visita las distintas áreas cerebrales, es una herramienta evidentemente útil a la hora de conocer las funciones en estas distintas regiones.

La idea es simple.

Cuando las neuronas van a trabajar necesitan energía y ese alimento lo lleva la sangre.

Cada vez que estas células nerviosas del cerebro necesitan trabajar para resolver algún problema, la sangre baña estos lugares, permitiendo su funcionamiento, idealmente, eficaz.

La resonancia magnética sigue el camino de la sangre y, de esta forma, los científicos pueden observar cuáles lugares responden a distintos estímulos externos.

Es mucho lo que hemos descubierto desde que estas lecturas se hicieron posibles.

Ahora, un equipo de investigadores en el Colegio Universitario de Londres ha conseguido observar la forma en que el cerebro sintetiza los distintos conceptos que nos permiten organizar y comprender el mundo.

En otras palabras, como bien lo tituló el diario científico para periodistas EurekAlert, “¿cómo es que sabemos que un perro es un perro?”

Para nosotros es sencillamente un proceso normal, aprendemos, formulamos conceptos abstractos sobre cosas y aprendemos a reconocer lo que tenemos a nuestro alrededor.

“Podemos observar detenidamente a un Poodle y a un Pastor Alemán y reconocer inmediatamente sus diferencias, pero también podemos agruparlos a ambos en un solo concepto, que los dos son perros”, explicó el autor principal del experimento el doctor Dharshan Kumaran, del Centro Trust para la Neuroimagen en la mencionada universidad londinense.

La formación de conceptos es una característica básica del Homo sapiens, de hecho, la habilidad para usar esos conocimientos que adquiridos previamente en situaciones nuevas para nosotros es una cualidad que define la inteligencia humana.

Ciertamente, estas acciones las realizamos a través de la acumulación conceptual.

Por mucho tiempo se ha relacionado al hipocampo en la adquisición de lo que es un concepto.

Esta es un área cerebral bien pequeñita que ha sido también vinculada a la formación de recuerdos, un trabajo vital para tener la capacidad de aprender y vivir una vida conformada por el pasado, el presente y el futuro.

Sin embargo, los neurólogos no poseían evidencias concretas para afirmar la sospecha. El doctor Kumaran asegura que ya sí tienen estas pruebas.

“Hemos desarrollado un paradigma experimental que nos ha ayudado a rastrear en la red neuronal el origen y la aplicación del conocimiento conceptual”, explicó.

El hipocampo como protagonista vital

Aunque el camino neuronal que forma el conocimiento conceptual abarca otras áreas, los investigadores podían predecir cuáles voluntarios resolverían si llovería o no tan sólo con mirar la acción en el hipocampo.

“Cuando los voluntarios comenzaban a identificar patrones conceptuales similares, tanto el hipocampo como la corteza prefrontal ventromedial se activaban. Esto nos sugiere que el hipocampo crea y almacena estos conceptos y pasa la información hacia la corteza donde puede ser usada, por ejemplo, cuando tomamos una decisión financiera”, explicaron en el diario científico Neuron, donde fueron publicados los resultados.

“Nuestro experimento explica cómo los humanos formulamos conceptos de las imágenes que entran por nuestros ojos, y cómo los ponemos a funcionar para nuestro beneficio”, explicó.

Creación de un juego

Uno de los retos a la hora de avanzar en estos temas es la creación de un experimento que permita estimular las áreas encargadas de lo que se desea observar.

En esta ocasión, los investigadores diseñaron un juego donde los participantes tendrían la oportunidad de ganar dinero al adivinar si al día siguiente llovería o estaría soleado.

Los voluntarios debían formular sus teorías observando patrones del cielo la noche anterior dentro de un programa computacional.

“Los voluntarios aprendían los patrones antes de jugar, sin embargo, durante el juego se daban cuenta que ciertos patrones estaban relacionados, como el Poodle y el Pastor Alemán, y al estructurarlo así, era mucho más simple resolver el problema meteorológico”, expresó Kumaran.


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