Biología. Un nuevo estudio sobre el hongo parasítico Ophiocordyceps unilaterales, revela cómo toma control de los cerebros y cuerpos de unas hormigas en Tailandia, convirtiéndolas en zombis que trabajen a su favor.
Parece un asunto de la ciencia ficción; un parásito que se aloja en el cerebro, convirtiendo al individuo en un zombie y controlando sus movimientos. De terror, ¿no? Pues cuénteselo a estas hormigas en Tailandia.
Primero conozcamos a este hongo parasítico terrorista: Ophiocordyceps unilateralis, capaz de cambiar radicalmente la conducta de hormigas carpinteras tropicales, Camponotus leonardi, que viven en los bosques de Tailandia, estas hormiguitas son convertidas en Zombis por el parásito, y no sólo las infecta sino que controla sus movimientos, obligándolas a morir en un lugar en específico, un lugar muy conveniente para el parásito.
El estudio se llevó a cabo por un equipo multinacional de investigadores para la Central BioMed, quienes observaron los cambios dramáticos de estas hormigas que adoptaban una conducta errática, como de un zombi, una vez eran infectadas.
“El parásito se reproduce colmando todo el cuerpo del insecto, causando que los músculos se atrofien y quebrantando las fibras musculares. También afecta el sistema nervioso central; de hecho, es muy particular porque sabemos que estas hormigas trabajadoras nunca abandonan el camino, van todas desfilando en línea a cumplir con su labor, a menos que hayan sido infectadas por esta parásito, entonces se salen de la fila y son incapaces de encontrar el camino a casa. También sufrían convulsiones y se mostraban propensas a morir en lugares donde el parásito podía sobrevivir y crear sus colonias, en otras palabras, morían en lugares más fríos y húmedos, como si el parásito las dirigiera a ese lugar”, explica el doctor David Hughes, de la Universidad de Penn State.
Parásitos que controlan tu cerebro es un asunto de pesadillas; pero no por eso menos real. De hecho, el cerebro provee un buen hogar para estos organismos ya que pueden esconderse allí un poco mejor de la detección del sistema inmunológico, además, es un lugar repleto de oxígeno y de nutrientes. Y estoy hablando del cerebro humano también; aunque es bastante difícil pasar por las barreras cerebrales, millones de cerebros humanos son infectados por parásitos en el mundo. Uno de los más comunes es la tenia de cerdo, que se transmite al comer carne de puerco que no está bien cocida, si el parásito es ingerido en forma de huevos, en vez de en forma de larva, es posible que logre alojarse en el cerebro del individuo produciendo la enfermedad neurocisticercosis, la reacción del sistema de defensas al detectar los parásitos causan convulsiones en el paciente, si no se toman medidas para eliminarlo, las neuronas comienzan a morir.
Debemos recordar algo sobre la mayoría de los parásitos y es que, número uno, no desean ser detectados, por ello intentan no provocar síntomas; por lo general, es nuestro sistema de defensas que provoca los síntomas para que nos demos cuenta de que algo nos está enfermando. Por otro lado, es importante destacar que la mayoría de los parásitos no desean matar a su anfitrión porque lo necesitan para subsistir; a menos que ese parásito cerebral sea Naegleria fowleri. Fowleri es un organismo independiente, una ameba, y no necesita a nadie para sobrevivir, por eso cuando infecta al cerebro humano, mata al individuo casi inmediatamente. Pero no se aterrorice, sólo 175 casos han sido observados en el mundo, aunque de todos, sólo seis sobrevivieron, fowleri tiene un 97% de probabilidad de matarnos.
La mordida de la muerte
Pero regresando a nuestras hormigas zombis, los investigadores observaron otra impresionante particularidad. Al mediodía, cuando el sol está más caliente, el parásito sincronizó la conducta de las hormigas, obligando a todos los animales infectados a morder la vena más protuberante de una hoja, y no sólo eso, las células parasíticas causaban que las mandíbulas del animal se cerraran completamente, ni siquiera luego de muertas podían las hormigas abrir la boca y separarse de la hoja. Días después, el parásito genera un estroma en la cabeza de la hormiga, como una matriz celular fuera del cuerpo que usan para liberar esporas y así infectar a otras hormigas.
“Este parásito ataca a las hormigas en dos frentes: en primer lugar, las usan como una fuente de comida y, en segundo lugar, daña músculos y el sistema nervioso del animal para convertirlas en zombis y hacerlas que tomen la llamada ‘mordida de la muerte’, de la que ya no pueden escapar, así, las usan también como una forma de mejorar su reproducción e infectar a otras hormigas. Realmente, esta conducta de las hormigas infectadas es un fenotipo extendido del hongo parasítico, es decir, es el comportamiento del parásito a través del cuerpo de la hormiga, ya que hormigas que no han sido infectadas no se comportan de esta manera”, dijo Hughes.
Y ahí lo tienen ustedes, los verdaderos zombis de la naturaleza, parásitos invasores de cerebros. Lo dicho, como salido de un relato de ciencia ficción.
En la red
Los resultados fueron publicados en BioMed Central: http://www.biomedcentral.com/1472-6785/11/13/abstract
Volver a Noticias
Comentarios
Comments powered by Disqus