“Los efectos de la oración no se pueden cuantificar. Tampoco podemos hacerle un examen a Dios a ver si lo pasa. Así está estipulado en la Biblia donde instrucciones nos dicen que los humanos no debemos cuestionar a Dios ni sus mecanismos”, la reacción del reverendo Tom Wright, arzobispo de Durham, no se hizo esperar. Tras los resultados negativos de un nuevo estudio científico sobre la oración y su relación directa sobre la salud de otros pacientes, es natural que los religiosos comenzaran a defender una de las herramientas más antiguas sobre el planeta.
“Los seres humanos hemos levantado los ojos al cielo para todo. Para que venga la lluvia, para que pare la lluvia, para que pare la guerra, para evitar más hambrunas. Los rezos en el mundo son interminables y no imagino una forma práctica de medir los resultados. De acuerdo con la condición mundial, las oraciones no parecen ser la solución perfecta para contrarrestar los aspectos negativos en el mundo”, así lo expresó, Ahmed Cooper, uno de los científicos involucrados en el más reciente estudio científico sobre la oración.
La investigación se llevó a cabo en el Centro Médico de la Universidad de Duke, donde un estudio piloto, realizado años atrás, había mostrado que algunos pacientes se beneficiaban de la oración.
“Decidimos realizar un experimento más grande a ver qué ocurría. En el primer experimento sólo utilizamos 150 personas pero ahora pudimos trabajar con 750 pacientes. Además, enrolamos a las más reconocidas y expertas estructuras de la oración.
Los investigadores iniciaron la indagación dividiendo a los 750 pacientes en dos grupos. La separación se hizo de forma secreta y nadie en el centro sabía cuáles pacientes estaban en un grupo y cuáles pertenecían a otro. De esta forma, los científicos se cercioraban de que los resultados no estarían comprometidos.
Los investigadores luego contactaron a distintas congregaciones religiosas para que rezaran oraciones específicas donde se les pedía a Dios que intercediera por los pacientes pertenecientes a uno de los grupos. El otro conjunto de pacientes no tenía a nadie de estas religiones para que rezaran por ellos.
“Teníamos a cristianos, musulmanes, budistas y judíos rezando día y noche por la salud de estos pacientes”, comentó el doctor John Maltby, director del estudio.
Las oraciones comenzaron el día antes de la operación y los investigadores le dieron seguimiento a ambos grupos por seis meses. Sin embargo, los resultados fueron negativos.
“No encontramos ninguna relación entre las oraciones y la salud posterior de los pacientes. Tanto en el grupo placebo como en los pacientes protegidos por el rezo, encontramos mejorías y muertes, no hubo ninguna diferencia”, explicó Maltby.
Algunos teólogos ingleses participaron en el estudio que será presentado en un documental para la BBC titulado “Everyman”. Para ellos, la oración está sujeta a la dosis y mientras más personas oren por alguien más probabilidades habrá de que algo positivo pase.
“Para mí es algo completamente absurdo y no perdería mi tiempo en investigaciones como éstas que están destinadas al conflicto y a la controversia. Para creer que la oración funciona en la salud de otra persona hay que abandonar nuestro conocimiento del universo físico. La oración funciona para la persona que tiene fe, pero no físicamente sino espiritual y mentalmente”, dijo el doctor Richard Sloan de la Universidad Prebisteriana de Nueva York.
De hecho, otra investigación realizada en el famoso centro de investigaciones científicas de la clínica Mayo, tampoco encontró una relación directa entre la oración y la mejoría en la salud de pacientes enfermos.
“A la gente que cree en rezar no le importa lo que digan los estudios y no dejarán de orar. Lo bueno de todo esto es que rezar tampoco hace daño, por el contrario, podría tener beneficios para la salud mental de la persona que reza, aunque no para otras personas enfermas o en estado terminal”, concluyó Sloan.
Rezar y meditar
Investigadores de la Universidad de Sheffield Hallam descubrieron que a pesar de que la oración no parece ayudar a otros sí que tiene beneficios para los que oran. De acuerdo con un estudio que incluyó a 251 hombres y 223 mujeres, las personas que rezan frecuentemente son menos propensas a sufrir de ansiedad y de depresión. También encontraron que estas personas tienden a manejar mejor el estrés y la tensión.
“Es como meditar o dormir siestas todos los días. La gente religiosa o con una filosofía personal bastante fuerte donde le dedican tiempo a su estado mental y espiritual, tienden a manejarse mejor en situaciones de estrés. Estas personas tienen mejor salud que las personas que se involucran en religiones por el estilo de vida que ofrecen o por los beneficios sociales de pertenecer a una iglesia”, indicó Maltby. “De hecho, no es la oración en sí lo que ayuda sino la forma en que las personas la utilizan para aliviar el estrés del diario vivir. Estas personas siempre tienen un momento para ellos, más tiempo personal, algunos lo dedican a orar, otros a meditar, otros a hacer yoga. No importa la denominación religiosa, el culto o la creencia que lo mueve, lo significativo es que funciona”.
El bingo también es bueno
Los investigadores también encontraron durante sus pesquisas que las mujeres tienden a ser más religiosas que los hombres. Que la frecuencia de la oración está directamente ligada con los beneficios mentales obtenidos, es decir, mientras más tiempo tome la persona para rezar, orar o meditar, menos propenso será a la ansiedad y a la depresión.
Curiosamente, el bingo también tiene los mismos efectos que la oración. Las personas que juegan bingo regularmente son menos ansiosas, más calmadas y no son muy susceptibles a la depresión.
Volver a Noticias
Comentarios
Comments powered by Disqus