La inflamación metabólica y la obesidad

Investigación. Un equipo de investigadores estadounidenses ha encontrado por primera vez un sistema de mensajería en el hipotálamo del cerebro que está relacionado con problemas de obesidad debido a un mecanismo de inflamación a nivel molecular.

Muchas veces nuestra conducta puede enloquecer al cerebro. Exageramos acciones que se transforman en obsesiones o nos inhibimos tanto de productos que él necesita que provocamos condiciones nuevas en el organismo. No debemos olvidar que el cuerpo humano tiene millones de años evolucionando, sin contar los ensayos anteriores, y desarrollando un mecanismo que mantenga un balance sano para que el individuo pueda alcanzar su meta natural que es la de reproducir sus genes.

Pues bien, estos mecanismos existen en todos lados y, el cerebro, por supuesto, es como la estación central desde donde salen y llegan órdenes, demandas, ajustes y envíos. Allí, en el hipotálamo, una estación de neuronas es responsable de mantener un balance entre la energía que se gasta y la que el cuerpo necesita para funcionar de forma efectiva. Ha sido en esta región cerebral que los investigadores de la Universidad de Madison-Wiscosin han descubierto un vínculo entre la obesidad y un fenómeno conocido como inflamación metabólica. Al parecer, el descontrol en el hipotálamo, debido a una inestabilidad en la ingesta y la quema de energía, provoca un curioso efecto a nivel molecular que puede estar ligado con el exceso de peso.

“Este camino neuronal que hemos analizado en el hipotálamo está relacionado con la producción de inflamación. Sin embargo, hemos descubierto que este mismo camino neuronal rige la ingesta de alimentos. Cuando estimulábamos este camino en los animales, los roedores aumentaban el consumo de energía, pero cuando reducíamos esta estimulación, o la suprimíamos por completo, los animalitos mantenían un balance normal en la ingesta y el gasto de energía, por ende, un peso normal”, expresó para el diario científico Cell, uno de los autores del experimento, Dongsheng Cai.

Los científicos están seguros que esta inflamación metabólica se encuentra en el centro de muchos problemas de metabolismo relacionados con la obesidad, como la diabetes 2, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares. “El objetivo básico del experimento era saber si estos caminos que delinean la inflamación metabólica son capaces, además, de afectar los reguladores del metabolismo que se encuentran en el sistema nervioso central. Lo que hemos visto es que la sobre nutrición desquicia al cerebro y trae problemas relacionados con esta inflamación a nivel molecular”, explicó Cai.

Cuando el cerebro se trastorna

Existen ciertos niveles que debemos mantener para que las cosas permanezcan estables en nuestro cuerpo. El exceso al consumir alimentos, han demostrado los investigadores, puede trastornar áreas neuronales en el hipotálamo que se encargan, precisamente, de mantener el codiciado balance de salud. Cuando una persona exagera al comer, estas regiones pierden el rigor por el que se han desarrollado y extrañas cosas ocurren. La inflamación metabólica es, justamente, una consecuencia de una exagerada ingesta de alimentos o de consumo de energía. No es como la inflamación clásica que observamos en infecciones, accidentes o enfermedades como el cáncer, la inflamación metabólica que se observa en la obesidad es más benigna y no causa otros problemas ni daños en el tejido del cuerpo.

Un problema crónico

“La inflamación metabólica es una condición crónica de bajo grado que consiste en respuestas parecidas a la inflamación a nivel molecular. Tiene muchas consecuencias ya que causa disfunción celular lo que puede disminuir la regulación de varios procesos fisiológicos. El metabolismo es uno de ellos”, escribió Cai. La investigación los ha llevado directamente al hipotálamo, una estructura cerebral que es más o menos el control maestro del apetito y el balance energético, además, escribió Cai, controla el metabolismo de tejidos en la periferia, tejido que Cai ya había estudiado durante sus años en la Universidad de Harvard. La meta en la cúspide de la investigación, de acuerdo con los investigadores, es descubrir una forma de suprimir la actividad de estos caminos para controlar mejor y restablecer el balance entre el consumo de energía y la demanda de alimentos.


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