Las técnicas de clonación están muy lejos de ser perfectas. Las estadísticas demuestran que este método es más famoso que eficaz. Sólo el 3% de los embriones de ratones clonados en el mundo sobrevive más de algunos días. Además, los animales que sí han logrado sobrevivir la clonación, como la muy conocida oveja Dolly y el más reciente y hermoso gatito, continúan presentando problemas de salud y condiciones particulares que los investigadores intentan comprender.
No debe sorprendernos que una técnica tan compleja, como hacer un animal de la información de una célula, presente dificultades. El proceso natural de producir un mamífero no es un asunto fácil ya que la información debe pasar por transformaciones tan fascinantes como increíbles. Cuando un espermatozoide se une a un óvulo, los genes del padre y de la madre son depositados en estas nuevas células que comienzan a dividirse para formar otro ser. Sin embargo, antes de esta división, los genes, o el ADN de ambos padres, pasan por una fase de reprogramación. Es decir, que estos genes adultos que han llegado con la información impresa de dos adultos completos, deben transformarse en genes para formar embriones. Luego de esta fase, que los científicos aún no saben con precisión cuándo ocurre, las células del nuevo embrión comienzan a escribir de nuevo todo el guión. Ellos “eligen al azar” información del padre como de la madre y ejecutan una reprogramación de las nuevas células con un conjunto completo de genes que lo formarán.
Los científicos han descubierto que los fallos de la clonación se deben a equivocaciones en este proceso de reprogramación.
“Cuando clonamos a un animal tomamos el núcleo de una célula adulta y la unimos a un huevo cuyo núcleo y contenido genético ha sido removido, es como tomar un atajo del proceso natural y a veces los atajos no salen bien”, dijo Rudolf Jaenisch de MIT quien ha clonado ratones de células madres y asegura que las probabilidades son mucho más altas de este modo. “Es imposible que un clon salga bien, aún parezcan animales normales y saludables, si analizamos su ADN notaremos anormalidades en sus expresiones genéticas, y estas anormalidades persisten hasta la adultez,” dijo Jaenisch.
Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por un equipo de la Universidad de Pennsylvania, asegura que un solo gen es responsable del 90% de los fallos en la clonación de animales. El gen culpable se conoce como Oct4 y Hans Scholer, encargado del estudio, dice que la expresión de este gen en los animales clonados siempre salía mal.
“Su actividad o era muy poca o se encontraba en el lugar equivocado. Muchas veces se había activado a destiempo y entonces los clones no sobrevivían la implantación. Además, cuando los niveles de este gen eran incorrectos, las células desarrollaban un tejido diferente y no se desarrollaban. Es increíble lo importante que es este proceso de reprogramación genética en la formación de un nuevo animal, ya sea de forma natural o mediante la clonación”, aseguró Scholer.
Los genetistas concuerdan en que lo importante es tener genes con la información completa “impresa” en ellos. Por esta razón, la clonación con células adultas es preferible, sin embargo, su ineficacia está en su inhabilidad de desactivar correctamente las células adultas para que se transformen en células embrionarias que puedan comenzar a producir un animal. Si este guión no se re-escribe bien desde el principio, eligiendo los genes de un padre o de otro y borrando la información innecesaria de la receta para un nuevo mamífero, los resultados serán negativos y los productos embrionarios no sobrevivirán.
Scholer sugiere que se analice la actividad de Oct4 antes de la división celular y deshacerse de los embriones cuyas expresiones de este gen sean anormales. Aún así, las técnicas de clonación seguirán mostrando fallas hasta que los investigadores no logren manipular, gen por gen, en cada embrión y así cerciorarse de que todo resulte como en el proceso natural. El problema es que en este procedimiento, la mayoría de los mecanismos parecen ocurrir de forma aleatoria, unos genes ejerciendo más poder que otros.
Por todos estos problemas, la comunidad científica siente que no está preparada para clonar humanos. No sólo porque los embriones no serían capaces de sobrevivir con las técnicas modernas sino porque, de lograrlo, desarrollarían anormalidades genéticas que los genetistas no podrían controlar.
La reprogramación
Para hacer un nuevo animal de un macho y una hembra, el ADN de ambos se une para formar uno nuevo. En los genes de los padres, ya adultos, se encuentra impresa la información que las nuevas células tomarán para formar el nuevo organismo. Lo genes, mediante procesos aleatorios y otros que han evolucionado por millones de años, la información del ADN de los padres es seleccionada para el nuevo organismo y la que no se necesita es borrada completamente. Luego, los genes re-escriben este guión en su totalidad, es decir, es una nueva programación genética completa que comenzará a producir a un organismo diferente de los dos que lo produjeron.
Durante este proceso de reprogramación existe también otra fase importante donde las células adultas de los padres se desactivan y se convierten en células embrionarias. De esta forma, el embrión ya está listo para comenzar a producir a un animal.
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