Ya está en órbita el cazador europeo de agujeros negros

Astronomía. Cada día se desplazan por encima de nuestro planeta chorros de rayos Gamma que desaparecen en segundos o minutos.

Estos misteriosos cauces subatómicos están compuestos de partículas que poseen el contenido energético más alto en el Cosmos. Nuestros ojos, que sólo pueden detectar partículas de luz visible, no observan estos rayos que tampoco atraviesan la atmósfera terrestre. No obstante, son los rayos con más energía y se piensa que provienen de las actividades más violentas que ocurren y han ocurrido en el Universo. Pero nadie conoce aún su procedencia.

Dentro de las hipótesis que intentan explicar las actividades violentas que producen estos rayos se encuentran algunos enigmas aún no resueltos por la ciencia de la astrofísica. Uno de los mejores ejemplos son los agujeros negros. Recientemente, un equipo de astrónomo observó una estrella que gira de forma particular alrededor de una masa inobservable en el centro de la Vía Láctea. Los astrónomos ya están seguros que es la más convincente evidencia de que uno de estos oscuros devoradores de materia y energía se encuentra en el núcleo de la galaxia que habitamos. Pero ahora, una nave diseñada especialmente para estudiar este tipo de objetos extraños, espera observar directamente todas estas misteriosas actividades. Desde el pasado jueves, el proyecto se encuentra orbitando la Tierra mientras espera órdenes desde Alemania.

La nave es el resultado del trabajo de varios países europeos y el patrocinio de 30 firmas, incluyendo algunas en Estados Unidos. El aparato fue elaborado por Alenia Spazio en Italia y costó, aproximadamente, 300 millones de libras esterlinas. Los instrumentos que lleva dentro representaron un costo de cien millones de libras más. El proyecto ha sido bautizado con el nombre de Integral, que significa Laboratorio Internacional de Astrofísica para el estudio de Rayos Gamma. Integral fue lanzado desde el centro espacial de Baikonur, en Kazakhstan, Asia, montado en un Soyuz-U que lo depositó en una órbita elíptica de 72 días. Algunas veces se encuentra a 10,000 kilómetros del planeta y otras a 153,000 kilómetros, más o menos mitad de la distancia hasta la Luna.

El objetivo principal de Integral es estudiar los objetos y las actividades más violentas en el espacio. Para ello, el laboratorio está preparado con cuatro instrumentos especiales para observar estos rayos de alta energía. Integral, por ejemplo, tiene un espectrómetro con una capacidad que sobrepasa a todos los espectrómetros antes creados, que le permite detectar las ondas Gamma y, como si fuera un prisma que descompone la luz visible, el instrumento separará el espectro de estos rayos Gamma en sus distintos grados de energía. De esta forma, los astrofísicos podrán medir la corrida al rojo de las partículas y averiguar su procedencia. El aparato también es capaz de detectar los rayos que provienen de los hoyos negros. Los astrofísicos saben que estos agujeros liberan rayos de energía gamma cuando consumen una estrella o cualquier otro objeto espacial atrapado por la impresionante fuerza gravitatoria de este lugar. Sin embargo, otros tipos de actividades también liberan rayos gamma, como los supernovas, una de las explosiones más violentas en el Cosmos.

Espero que explote un supernova cercano”, expresó para la prensa el profesor Giorgio Palumbo de la Universidad de Bologna en Italia, científico que forma parte de la misión de Integral. “Aquello sería el mejor premio para nuestro trabajo. Estas explosiones son bastante raras, es decir que no ocurren regularmente, no esperamos suceda cerca de Integral, pero mantengo mis dedos cruzados”. Palumbo explicó que si Integral tiene la oportunidad de observar y medir una de estas explosiones, la ciencia de la astrofísica resolvería el 90 por ciento de sus preguntas. “Observaríamos el nacimiento de un hoyo negro, podríamos aprender sobre síntesis nuclear, sobre púlsares y estrellas neutrónicas. Es como una diminuta Gran Explosión”, dijo el científico. Arvind Parmar, otro de los científicos del proyecto, explicó para la BBC News Online el objetivo primordial de Integral. “Sabemos que el helio y el hidrógeno se formaron durante el Big Bang y que los elementos más pesados se formaron dentro de las estrellas. Si usted toma un vaso de agua, el hidrógeno en ella fue creado dentro de la Gran Explosión hace miles de millones de años pero el oxígeno que está en el agua fue creado más tarde dentro de una estrella. Se espera que Integral resuelva un sinnúmero de cuestiones aún desconocidas entre las que se encuentran: cómo ese oxígeno fue producido en la estrella, cómo llegó hasta el espacio y, por último, cómo hizo para llegar hasta el vaso”. La nave estará bajo prueba por dos meses hasta comprobar que todos los instrumentos funcionan bien. Los investigadores esperan conocer los primeros resultados el próximo año. Integral está programada para avisar a ciertos observatorios en el planeta, cuándo pasarán los bombardeos de rayos gamma por encima de la Tierra, así las mediciones se lograrán desde distintas perspectivas. El proyecto es tan importante que cuando abrieron las suscripciones para tomar tiempo de observación, las aplicaciones excedieron 20 veces más el espacio existente. Los rusos, ni cortos ni perezosos, canjearon el lanzamiento por un 30% de tiempo para realizar sus propias observaciones.

Los instrumentos de Integral

La nave cuenta con cuatro instrumentos, dos de apoyo y dos principales. La cámara principal de detección de rayos gamma o IBIS tiene una resolución cuarenta veces más potente que sus predecesoras. En términos visibles, esta cámara puede detectar a un individuo desde 1.3 kilómetros de distancia. Este detector ha sido preparado con una cámara de luz visible y con un monitor de rayos X, todos los instrumentos estarán enfocados en la misma dirección por la misma cantidad de tiempo. Por otro lado está el espectrómetro o SPI que actuará como un prisma de luz visible pero para estos rayos de alta energía. El espectrómetro podrá distinguir los distintos grados de energía en estos rayos. De esta forma, los astrofísicos medirán su corrida al rojo para ubicar sus locaciones en el espacio. Se espera que la nave y sus instrumentos dure activa y en comunicación con el planeta por dos años mínimo.


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