Este año, tres robots están listos para salir hacia Marte. Dos de ellos pertenecen al programa de la NASA y el tercero fue construido por científicos británicos dentro del programa de la Agencia Espacial Europea (ESA) denominado Expreso a Marte. La nave británica, Beagle II, fue nombrada en honor al buque Beagle, utilizado por Charles Darwin y donde nació la teoría de la evolución. Los robots gemelos de la NASA, por otro lado, son conocidos como “Rovers”, dos vehículos mecánicos que investigarán los terrenos marcianos que probablemente estuvieron repletos de agua líquida en el pasado.
Beagle II (salió exitosamente del planeta, por cierto), por su parte, estará dedicado exclusivamente a la búsqueda de vida microscópica marciana y está equipado precisamente para este tipo de análisis. Muchos científicos en todo el mundo han puestos sus esperanzas en el éxito de esta nave inglesa pero algunos se mantienen escépticos debido a la inexperiencia de los equipos trabajando en el proyecto y el poco dinero invertido en el vehículo. Cada uno de los Rovers costó 400 millones de dólares mientras que el Beagle II sólo costó 60 millones.
“Es un trabajo difícil y tengo experiencia en lo difícil que es”, aseguró Bruce C. Murray, exdirector del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y actualmente profesor del Instituto Tecnológico de California (Caltech).
De hecho, desde la década de los 70 se ha estado trabajando con este tipo de naves hacia Marte. Docenas de programas y proyectos fueron descartados por los rusos y los estadounidenses y sólo tres probaron ser exitosos. Dos de ellos fueron las famosas naves Vikings que investigaron el planeta en 1976 y, años más tarde, el vehículo Mars Pathfinder que llegó al planeta rojo en 1997. Sin embargo, ninguna de las naves estaba preparada para misiones específicas como estos tres robots.
“Estamos estudiando los éxitos estadounidenses anteriores y hemos utilizado parte de la tecnología que funcionó entonces. No estamos cerrando los ojos a la experiencia anterior ya que es lo único con lo que contamos. Desde nuestro punto de vista, será un hecho extraordinario que amaricemos en la superficie marciana. Una vez logrado esta difícil empresa, esperamos que el análisis y la investigación resulte mucho más fácil”, indicó el director de la misión Beagle II.
El conteo regresivo hacia Marte ya comenzó en Europa. El Ministro de Ciencia británico, Lord Sainsbury, inauguró un reloj digital en la Sociedad Real de Londres que marca el tiempo que falta para que el Expreso a Marte y su carga robótica el Beagle II, salgan hacia el planeta rojo el próximo 2 de junio montado en un cohete Soyuz que será lanzado desde Baikonur, Kazakhstan. El viaje de 400 millones de kilómetros, desde la Tierra hasta Marte, durará un poco más de cinco meses y comenzará una vez el Expreso a Marte esté instalado en la órbita terrestre que le dará su primer empujón hacia el planeta rojo.
En el mismo mes de junio, la NASA también piensa lanzar sus dos Rovers gemelos. Ambas agencias están aprovechando un período de cercanía entre Marte y la Tierra que ocurre cada 26 meses. La agencia estadounidense lanzará las naves por separado, una se irá el 5 de junio y la otra el 15 de julio, cada vehículo amarizará en lugares donde los investigadores piensan que existió agua líquida alguna vez.
“Nuestros robots son geólogos y estarán estudiando por 90 días los sedimentos y las rocas marcianas”, añadió Murray para The New York Times.
Sin embargo, todos los ojos están puestos sobre Beagle II. La pequeña y ligera nave, de tan sólo 73 libras, está altamente preparada para buscar microbios o señales sutiles de vida microscópica en el planeta rojo. De acuerdo con las investigaciones, los impactos con meteoritos, hace millones de años, provocaron daños irreparables a la atmósfera marciana lo que hace casi imposible la vida sobre la superficie. Sin embargo, hace unos años, la presencia de fósiles de microbios en un meteorito proveniente del planeta intensificó el interés por el estudio de organismo vivos en Marte.
“El centro de Marte es húmedo y caliente, un verdadero paraíso para los microbios. Pensamos que para descubrir vida en Marte necesitamos excavar su superficie y triturar sus rocas. Beagle II está equipado para llevar a cabo todos estos trabajos. Con una cámara de visión panorámica, sensores, espectrómetros, microscopio, un brazo robótico, un triturador de piedras y una cámara analizadora de gases con doce hornos, esperamos detectar la presencia de isótopos de carbono 12, átomos que caracterizan la presencia de vida orgánica en la Tierra”, explicó el director del programa británico el doctor Colin T. Pillinger, de la Universidad Abierta en Milton Keynes en Inglaterra. “Más que fósiles, queremos encontrar el primer organismo extraterrestre vivo”.
Beagle también olfateará el enrarecido aire marciano y buscará allí la presencia de metano. “El metano en el aire indicará la presencia de organismos en Marte ya que este gas es un producto del metabolismo de seres vivos. El descubrimiento de vida extraterrestre en Marte será algo histórico ya que nos proveerá con pistas y claves sobre cómo se originó la vida en el universo y las posibilidades reales de vida inteligente en otros lugares”, aseguró Pillinger.
Beagle y sus características
El vehículo británico viajará dentro de un satélite llamado Expreso a Marte que permanecerá orbitando el planeta. La nave madre expulsará su carga cinco días antes de comenzar a orbitar el planeta rojo. “Necesitamos alinear el satélite con el planeta para que Beagle II amarice sobre Isidis Planitias, una cuenca sedimentada que podría preservar trazos de agua y vida marciana. La nave se asemeja a un reloj de bolsillo y una vez sobre la superficie se abrirá y cuatro paneles solares saldrán de su interior para alimentar la batería”, explicó Pillinger. “Pero es en realidad en el cuerpo principal donde se encuentran todas las herramientas para examinar las pruebas, el aire, las piedras trituradas”.
La nave también cuenta con distintos espectrómetros que medirán características diferentes en el aire, el suelo y las profundidades marcianas. “El brazo tiene una excavadora que puede llegar hasta cinco pies de profundidad. Las muestras serán examinadas allí mismo mediante el uso de un poderoso microscopio. Los investigadores en la Universidad de Leicester, desde donde se controlará la misión, tendrán una visión panorámica de Marte todo el tiempo.
Se prevé que la nave tardará cinco días en amarizar luego de ser lanzada desde el Expreso. Los investigadores estiman que, si todo sale bien, Beagle II estará recogiendo y analizando muestras por seis meses. Durante este tiempo, los tres robots estarán recolectando y enviando información importante sobre nuestro rojo vecino.
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