Investigación. Mediante una inyección de sus mismas células inmunológicas, científicos estadounidenses han conseguido eliminar por primera vez un tumor maligno avanzado en la piel del paciente sin necesidad de usar otras drogas o la temida quimioterapia
Durante los millones de años en que la vida ha estado desarrollándose sobre el planeta, los genes de los organismos han perfeccionado una impresionante forma de protección. Le llamamos, apropiadamente, nuestro sistema de defensa o inmunológico y lo conforman un sinnúmero de mecanismos que están encargados de reconocer elementos patógenos que ingresen al cuerpo y luego eliminarlos. De hecho, uno de los mayores problemas de trasplantar órganos de unas personas a otras es precisamente lo difícil de engañar a nuestro sistema defensor que está siempre pendiente de objetos extraños que pueda eliminar.
Estos mecanismos, obviamente, no son exclusivos para organismos multicelulares ya que hasta las más simples bacterias poseen unas enzimas que las protegen de infecciones virales. Ciertamente, los genomas de los seres vivos terrestres han realizado una estupenda labor al producir el sistema ya que la lucha contra patógenos, virus y bacterias es sumamente compleja. Es decir, nuestros cuerpos no sólo deben distinguir al elemento extraño que invade sino que tiene que diferenciarlo bien de nuestras células y otros tejidos que sí necesitamos. Además, los organismos parasíticos que nos invaden también poseen variados componentes que les permiten evitar a nuestras células guerreras e invadir nuestros cuerpos, más aún y como bien sabemos, las bacterias aprenden a reforzar sus ataques y evitar hasta las medicinas artificiales (antibióticos) que hemos inventado para ayudar al sistema de defensa en su trabajo de protección.
En esta asombrosa y esperanzadora noticia, investigadores usaron una técnica que no es nueva pero han conseguido resultados nunca antes vistos, es verdaderamente un avance incalculable en la terapia contra el cáncer. Los investigadores en el Centro Fred Hutchinson para la Investigación contra el Cáncer en Seattle utilizaron inmunoterapia para tratar un tumor maligno avanzado en la piel de un paciente voluntario. La inmunoterapia ha sido usada anteriormente en conjunto con otros medicamentos como la quimioterapia pero esta ha sido la primera vez que sólo a través del uso de las células guerreras del mismo paciente se ha logrado eliminar un tumor maligno avanzado.
Los investigadores, aunque están sumamente felices con los resultados, también se muestran precavidos ya que el experimento fue realizado un una sola personas. El próximo paso es organizar una prueba clínica más grande, de 10 a 20 pacientes para el año entrante y si esos ensayos salen igual de positivos, la inmunoterapia estará lista para ser usada por todos en unos cinco años. Glenys Álvarez
Las asesinas células T
Por su cuerpo corren unas células blancas con un trabajo especial. Son conocidas como células T pero existen subgrupos dentro de este conjunto y cada uno de ellos se especializa en reconocer un antígeno en especial y luego elimina todas las células que están infectadas con él; más aún, otros tipos de estas defensas exterminadoras se especializan en eliminar cualquier célula que sufra de alguna mutación o que posea una enfermedad extraña. En esta ocasión, los investigadores extrajeron células T del tipo CD4+ de un hombre de 52 años con un melanoma (la forma más letal de cáncer de la piel) en fase IV que es, además, la más avanzada. El cáncer del paciente ya había hecho metástasis hacia uno de sus pulmones y en un nódulo linfático en la ingle. Los investigadores comenzaron entonces a desarrollar más células T en el laboratorio (un tipo que lucha contra un antígeno específico encontrado en el tumor del paciente) y cuando pensaron que ya tenían suficientes células para comenzar la guerra, las inyectaron.
Cinco mil millones de glóbulos blancos
Las células guerreras clonadas en el laboratorio llegaron a la increíble cantidad de cinco mil millones cuando los investigadores decidieron inyectarlas en el hombre para que comenzaran a luchar contra el cáncer. “Este es el primer ejemplo que conozco en el que un equipo ha clonado células T CD4+ fuera del cuerpo del paciente, las integra nuevamente en el organismo y consigue resultados positivos”, explicó para Scientific American uno de los autores del estudio, el inmunólogo Willem Overwijk, de la Universidad de Texas, en Houston. Dos meses después de la millonaria irrigación, los científicos usaron una tomografía de emisiones de positrones (PET) y otra computarizada (CT) para detectar los tumores: no encontraron nada. “El paciente ha estado libre de la enfermedad durante dos años”, explicó Casina Yee, inmunólogo y autor principal del experimento.
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