Un meteorito cambió la cara de Marte

Cosmología. La roca tenía el tamaño de nuestra Luna y cuando impactó a Marte cambió un hemisferio de su superficie para siempre, creando una dicotomía planetaria que hoy ha sido explicada por un grupo de científicos del Instituto Tecnológico de Massachussets

Existen fenómenos sobre los que no ejercemos ningún control, algo que desquicia a nuestra especie. Por ello nos involucramos en profundos estudios climáticos y sismológicos intentando ejercitar un poco de intervención en mecanismos naturales que generan desastres y muertes por doquier. Más aún, las catástrofes no sólo nacen dentro de nuestro planeta sino que pueden provenir de fuera, de ese inmenso y todavía misterioso Universo que habitamos. De hecho, el estudio de la cosmología y la geología ha producido una enorme base de datos sobre las colisiones intensas a las que está expuesta nuestra Tierra y hasta Hollywood imaginó el problema y envió a Bruce Willis a resolverlo. La estrella de acción y su equipo intentaron domesticar a un enorme meteorito que apuntaba hacia nuestro planeta y también la NASA tiene planes de disparar con misiles cualquier roca grande que se aproxime, pero son sólo planos, si uno de esos meteoros colisiona con nuestro planeta, los seres vivos aquí no estamos preparados para manejar tamaña catástrofe.

De hecho, estas rocas pueden cambiarle la cara al planeta como macabra cirugía plástica en reversa. Tomemos, por ejemplo, lo que ocurrió en Marte, una noticia que científicos han publicado en la reciente edición del diario científico Nature. Una parte del hemisferio norte del planeta Marte tiene la masa más fina que el resto de su superficie. Hace mucho que los investigadores han tratado de observar tendidamente esa fina región que le da al planeta una imagen un poco torcida, pero una cadena de montañas desarrolladas en el área durante millones de años no permitía una observación detallada. Al parecer, la capa más fina en la región se debió a una intensa colisión con un enorme meteorito hace unos cuatro mil millones de años. “Los dos lados de Marte son diferentes. En la parte sur notamos una capa gruesa como superficie y también hemos podido medir señales electromagnéticas en esa parte del planeta, sin embargo, las cosas son distintas para el norte, donde el suelo tiene un volumen mucho más fino y no producen las mismas señales electromagnéticas que descubrimos en el sur. El planeta tiene dos caras muy distintas”, expresó Francis Nimmo.

Los investigadores explicaron que las tierras bajas del norte marciano son una enorme proyección elíptica similar a otras creadas por colisiones de meteoritos. Glenys Álvarez

Apoyo

Dicotomía en la corteza

Existían dos teorías sobre la dicotomía en la corteza del planeta rojo. Una de ellas explicaba que se trataba de un cambio natural en el manto de Marte, sin embargo, un nuevo estudio realizado por el equipo de Jeffrey Andrews-Hanna, del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), no deja lugar a dudas de que lo que ocurrió en el planeta vecino. “La diferencia que notamos es de más de treinta kilómetros en el grosor del suelo del planeta entre las tierra bajas del norte y las áreas montañosas del sur. Pero con mejores observaciones pudimos localizar un enorme cráter, cuatro veces más grande que cualquiera jamás observado en el Sistema Solar”, explicó para Nature Andrews-Hanna. El equipo usó modelaje digitalizado en la computadora para descubrir una inmensa cuenca de 10,600 kilómetros de largo y 8,500 kilómetros de ancho. “Sólo la colisión de una roca puede causar una cuenca así”.

Datos

Elemental evento en la historia marciana

La idea, como casi todo en la ciencia moderna, no es nueva. Pero la tecnología que ha hecho posible su confirmación sí lo es. Hace 25 años, Don Wilhem, del Centro de Investigación Geológico de EE.UU. y Steven Squyres, ahora mejor conocido por dirigir la misión de los robots en Marte, propusieron la idea de que una roca le había cambiado la cara norte al planeta. El poder computacional moderno ha permitido que la idea de hace un cuarto de siglo pueda ser comprobada mediante simulaciones digitales, utilizando los datos obtenidos de las naves que orbitan el planeta rojo. “No es que estemos seguros de que fue una colisión, no estábamos ahí cuando ocurrió para asegurarlo, son inferencias, pero ahora es posible decir que esta idea es físicamente razonable”, dijo Andrews-Hanna.


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