Clima. De acuerdo con los científicos, el estudio del clima es sumamente inexacto y la historia y la experiencia sobre los presagios de grandes tormentas para cada estación, han demostrado que en más ocasiones los investigadores han estado errados sobre la cantidad y la potencia de los huracanes que aparecerán
En una pequeña región del estado de Pensilvania, los miembros de un centro para la detección de huracanes en la universidad del estado intentan darle sentido a una ciencia inexacta. Allí, decenas de jóvenes investigadores se sientan delante de sus computadoras clasificando nubes y realizando comparaciones que les permitan predecir la trayectoria de estos monstruos naturales causantes de enormes desastres.
Sin embargo, el conocimiento actual no está de su parte y la ciencia de la predicción de tormentas sigue siendo uno de los problemas más grandes de los científicos atmosféricos. De hecho, la historia demuestra que han sido más las equivocaciones y los deslices a la hora de presagiar la actividad en cada época tormentosa. Por ello, los mismos científicos advierten que no es bueno apostar basados en estos presagios. Más aún, periodistas de la Prensa Asociada (AP), realizaron llamadas a los centros de huracanes en Estados Unidos, desde Maine hasta Texas y la respuesta de los científicos fue unánime: las predicciones que se publican al comienzo de cada temporada el primero de junio son una forma maravillosa de poner a la gente a pensar en los huracanes, pero sólo eso.
“Cada mes de junio escuchamos las noticias sobre predicciones a la prensa que espera entusiasmada para anotar cada gran huracán que supuestamente surgirá para la ocasión, pero no se me pone la carne de gallina cuando escucho las predicciones porque realmente no tienen ningún valor”, expresó Craig Fugate, del departamento de emergencias pr huracanes de Florida.
Ciertamente, la mayoría de los científicos atmosférico está de acuerdo con Fugate. Sin embargo, desde que en 1984 la Universidad de Estado de Colorado decidió por primera vez iniciar esta norma de anunciar las predicciones de la estación de tormentas, los demás centros del clima han seguido la costumbre a pesar de que más veces que no han estado errados.
Para William Gray, el mago de los huracanes en Carolina del Sur y uno de los pioneros en las predicciones para cada nueva estación, la ciencia de los huracanes sólo puede predecir un 50% de la variabilidad total de la actividad de los huracanes que aparecerán en el Atlántico. Los científicos están completamente de acuerdo con esta declaración, sin embargo, para cada estación, los titulares en el mundo esperan por estas erradas predicciones.
“La culpa la tienen los medios y los oficiales públicos que han tomado estas informaciones al pie de la letra y los científicos que no han defendido mejor sus propuestas. Lo cierto es que no debemos llevarnos de estas predicciones al pie de la letra”, explicó Fugate.
La búsqueda de patrones
El estudio de los huracanes se basa más bien en comparaciones de patrones pasados. Los investigadores utilizan todos los conocimientos que tienen sobre el clima y comparan estos resultados con esquemas ocurridos en el pasado, de esta forma observan cómo modelos pasados pueden volver a ocurrir, de acuerdo a características específicas del clima. Pero todos saben bien que el clima no es preciso y que no siempre las mismas condiciones producen resultados parecidos. “Buscamos parecidos en el pasado para decir cuál año será más activo. No obstante, hemos observado que esto no es suficiente. Aún tengamos en cuenta detalles tan pequeños como el nivel de salinidad en el mar, es imposible tener certeza en nuestras predicciones”, explicó Lian Xie, meteorólogo de la Universidad del Estado de Carolina del Norte.
Más honestidad en las predicciones del 2008
Para este período de huracanes, los climatólogos han anunciado de doce a dieciséis tormentas pero en esta ocasión y por primera vez, el anuncio ha estado acompañado por un cuadro que explica el grado de error que tienen las predicciones. “Queremos que la gente aprenda lo que estas predicciones son y lo que no son. Queremos que sepan que no implicamos el nivel de actividad para una región en específico. La experiencia nos dice que muchas veces estamos equivocados en cuanto al nivel de actividad que alcanzará una estación. Por ello queremos que las personas sepan que no son datos precisos y que, más bien, son informaciones para científicos, no para basar decisiones de la vida real”, explicó Gray.
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