No se fíe del chimpancé

Primatología. Venga y conozca a Santino, un chimpancé en Suecia cuya conducta, tan malintencionada como la de cualquier Homo sapiens, es la primera evidencia indiscutible de que un animal distinto al hombre puede hacer planes para el futuro.

Es indudable el parecido. Compartimos, no sólo más del noventa por ciento del genoma con los chimpancés sino que sus neuronas están formadas del mismo material que las nuestras, por eso siempre es sorprendente que sus conductas tan similares nos aturdan. Sin embargo, cada vez más las evidencias se acumulan, pruebas que demuestran que los cerebros de algunos primates son capaces de recrear planes y estrategias complejas que aluden a una conciencia un poco menos sofisticada que las nuestras.

Los primatólogos modernos no tienen dudas sobre la capacidad mental de ciertos primates y los estudios continúan acumulándose. En esta ocasión, un equipo de investigadores de la Universidad de Lund ha publicado unos interesantes resultados sobre la vida de un chimpancé llamado Santino. El primate tiene 30 años y vive en el zoológico Furuvik, al norte de Estocolmo y por más de una década, quienes lo cuidan y un sinnúmero de científicos han estado observando a Santino recolectar piedras y discos todas las mañanas. Santino no sólo recoge las piedras al descuido sino que las selecciona bien, cuidadosamente, y luego las pule y las limpia, ubicándolas todas en un espacio preciso donde vive. Estas piedras tienen ya un objetivo para el chimpancé, quien las lanzará a los visitantes del zoológico con tanta premeditación como alevosía.

Estas observaciones demuestran de forma convincente que nuestros hermanos los monos consideran el futuro de modo complejo y tienen una conciencia altamente desarrollada”, afirma Mathias Osvath, autor principal del estudio publicado en el diario científico “Current Biology”.

Para los investigadores no ha sido tanto comprobar que la alevosía dominaba los actos de Santino sino el hecho de observar el complejo planeamiento que ocurría en sus cerebros. “Nuestros primos los chimpancés han demostrado una y otra vez que son capaces de planear y construir estrategias para el futuro, lo que implica que poseen una consciencia bastante desarrollada, incluyendo simulaciones mentales de eventos potenciales. Lo más probable es que estos animales posean un mundo interior, como el nuestro, donde comparan eventos pasados con posibilidades futuras y actúan acorde a sus experiencias y lo que han aprendido de ellas”, explicó Osvath en EurekAlert.

De acuerdo con los primatólogos, los chimpancés planean un sinnúmero de eventos en sus días. De hecho, en el diario los investigadores escriben que estos animales recogen piedras para usarlas en sus guerras tribales y estas recolecciones implican también un planeamiento complejo de eventos que están en el futuro, procesamientos muy parecidos a los que realizamos los seres humanos.

La planificación en el cerebro simio

La evolución de los animales sobre el planeta puede estudiarse en grados. Por ello es posible clasificar a los animales dentro de familias donde casi todas las especies demostrarán conductas parecidas a las de sus congéneres. Es, precisamente, lo que ocurre con el estudio de los primates, donde también cabemos los humanos, ya estudios anteriores habían demostrado esa capacidad para planear y pensar en el futuro que tantas veces pensamos que es exclusiva del humano. Sin embargo, nuestras conductas son sólo ensayos más sofisticados de otros comportamientos que han sido observados en animales más simples. “Muchos machos dominantes lanzan piedras cuando se sienten vigilados, porque creen que se está invadiendo su territorio, pero el caso de Santino es distinto porque recoge los proyectiles con antelación, lo que denota una planificación y una premeditación”, explicó Osvath.

La riqueza de la vida silvestre

El mundo de un animal en un zoológico es sumamente simple. El ejemplar encerrado nunca tendrá que utilizar los instintos para los que evolucionó por millones de años, no encontrará peligro alguno en sus “celdas” ni tendrá que valerse de sus procesamientos cognitivos para buscar agua y comida. Los investigadores por ello, están seguros que los animales en su hábitat natural desarrollan procesos cognitivos mucho más complejos y ricos ya que sus vidas dependen de que sus estrategias funciones. “Los escépticos siempre pueden argumentar que les motiva una circunstancia inmediata y no futura”, señala Osvath, para quien este campo de la investigación está “lleno de ideología” ya que a los humanos “les cuesta reconocer que un animal sea igual que ellos”.


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