La pistola de Dios, los 21 gramos del alma, el hombre que confundió a su esposa con un sombrero, Colton y Alex
“La mayor dignidad que se puede encontrar en la muerte es la dignidad de la vida que la precedió”.
—Sherwin Nuland, cirujano y bioético
Rodrick quería matar a Dios. Estaba harto de sus injusticias y pensaba que el Universo debía seguir sin su presencia. Además, decía saber cómo hacerlo. Así que construyó un arma con un sinnúmero de láseres, espejos y prismas con la que deseaba generar suficiente luz para traspasar el Cosmos y encontrar a Dios. Y así lo hizo. Junto a su amigo Harry disparó el arma y rayos de luz deslumbrantes explotaron por doquier. Pero cuando las cosas se calmaron, Harry se dio cuenta de que todo estaba en su debido lugar, nada había cambiado. Rodrick, sin embargo, percibió algo más, se dio cuenta de ello al mirar los ojos de su amigo donde observó la ausencia de esa chispa que habitaba antes en su mirada: al matar a Dios, le dijo, también he matado a todas las almas.
La historia se llama La pistola de Dios y fue escrita por Barrington Bayley en la década de los 70. De hecho, en 1996, el Papa Juan Pablo II expresó este sentimiento diciendo que la materia en el cuerpo humano venía de materia que ya existía, pero que el alma espiritual era una creación directa de Dios. Nada nuevo, como casi todo.
La existencia del alma, o cierto espíritu que nos hace inmortales y mantiene nuestra conciencia cuando morimos, ha sido un elemento común en las distintas religiones que han evolucionado con el tiempo. Los libros de experiencias de personas que mueren por unos minutos se concentran principalmente en sus almas desprendiéndose de sus cuerpos y ellos mirando a los doctores y a las enfermeras intentando revivirlos, dicen recorrer los pasillos del hospital y hablan de muchos detalles más. Al final del viaje aparece una luz, el alma experimenta una intensa paz y se dirige hacia ella… es entonces cuando la ciencia los despierta, literalmente, y regresan a esta dulce realidad.
Y es imposible mentir, el alma es un elemento súper popular en las fantasías religiosas actuales. Sus orígenes literarios nos llevan a la Grecia clásica y a varios pensadores presocráticos y teorías filosóficas de Platón (primero en el Fedón, luego en la República), Aristóteles (en el De Anima o Sobre el alma), Epicuro y Estoicos. Estas son las teorías del alma más cuidadosamente elaboradas en la filosofía antigua. Los desarrollos teóricos posteriores, por ejemplo, en los escritos de Plotino y otros platónicos, así como en los Padres de la Iglesia, se estudian mejor en el contexto de las teorías clásicas, de las que, en gran parte, se derivan. Pero ya nos hemos perdido por laberintos filosóficos que no llegan a ningún lado o que recorren un círculo que los lleva al mismo lado: la necesidad de la fe para creer en estos temas.
Por otro lado, para quienes creen en el alma, la cuestión de su ubicación tiene una importancia inmensa. Los antiguos egipcios pensaban que se encontraba en el corazón, y las imágenes de las tumbas de alrededor del año 2000 a. C. (antes de la era común) muestran al dios Anubis comparando el corazón cargado de alma con la Pluma de la Verdad. En 1515 Leonardo da Vinci fue denunciado como brujo por intentar encontrar el alma disecando el cerebro, siguiendo la creencia de la época de que el alma existía en el centro de la cabeza.
Duncan MacDougall fue de los primeros en querer encontrar evidencias científicas que demostraran la existencia del alma. Decía que el alma tenía un peso físico, 21 gramos, pero fueron más los problemas que surgieron con sus seis experimentos que el descubrimiento de ningún hecho. El experimento nunca ha sido repetido y es extremadamente pequeño, solo seis cadáveres fueron pesados y solo 1 de esos 6 pesó los 21 gramos. No olvidemos que a los científicos les encanta asesinar hipótesis así que tan pronto fue publicado las críticas volaron por doquier, muchas de ellas enfatizando el hecho de que los muertos pierden peso debido a que los pulmones ya no funcionan lo que produce sudor que puede ser el equivalente de estos 21 gramos perdidos. Y es que estos temas espirituales contienen tanta magia que cualquier investigador lo piensa dos veces antes de meterse a escudriñar por todos lados buscando hadas y duendes escondidos.
Hoy en día, sin embargo, tenemos las resonancias magnéticas funcionales que escudriñan nuestros cerebros y que no solo funcionan para descubrir enfermedades sino también como un instrumento extremadamente útil a la hora de hacer investigaciones. Neurólogos las han utilizado para reconocer las diferentes regiones cerebrales que participan en nuestros pensamientos y acciones. Se ha visto cómo funciona el amor romántico, la rabia, el odio, las decisiones y cómo esa serotonina te da felicidad cuando navega entre tus neuronas. Además, la literatura de los investigadores de la neurología es fascinante, dos de mis favoritos son V.S. Ramachandran y Oliver Sacks, sus libros son tan atrayentes que no te das cuenta de que estás aprendiendo neurología.
¿Y qué tienen que ver las resonancias magnéticas con el alma? Pues a eso vamos.
El alma se ha definido como una entidad que no es física, pero que es capaz de percibir, de tener conciencia de sí misma, de continuar nuestra personalidad y que también, según nos cuentan, es inmortal. El desarrollo de esta idea de que tenemos un alma ha dado como resultado un millón de negocios basados en esta entidad, de hecho, le hemos estado vendiendo el alma al diablo por los siglos de los siglos. El asunto con el alma, como con Dios, es que no existen evidencias que apoyen su presencia dentro de nosotros. ¿Dónde te imaginas que vive el alma? ¿Crees que es una sustancia que tiene casa en el cerebro o piensas que está en el corazón como los antiguos egipcios o como los románticos con el amor? Muchos dicen que está en el segundo cerebro, el intestino, pero su cercanía a la materia fecal no ha popularizado esta hipótesis.
Stephen Cave escribió un artículo para la revista Skeptic titulado: “Lo que la ciencia realmente dice sobre el alma”. En este artículo, Cave posiciona sus hipótesis en las enfermedades cerebrales, citando al neurólogo Sacks, y las disfunciones cerebrales que presentan sus pacientes y que nos describe en sus libros, como el tan popular con el inusual nombre: “El hombre que confundió a su esposa con un sombrero”, sobre un profesor de música que perdió la habilidad de reconocer caras y otros objetos familiares debido a daños en su corteza visual.
“Se han documentado innumerables ejemplos de tales disfunciones, hasta el punto de que ahora se puede ver que cada parte de la mente falla cuando alguna parte del cerebro tiene un desperfecto. El neurocientífico Antonio Damasio ha estudiado muchos de estos casos. Hay muchos ejemplos, como una víctima de un derrame cerebral que perdió toda capacidad emocional; pacientes que perdieron toda la creatividad después de una cirugía cerebral; y otros que perdieron la capacidad de tomar decisiones. Un hombre con un tumor cerebral perdió lo que podríamos llamar su carácter moral, volviéndose irresponsable y despreciando las normas sociales. Vi algo similar en mi propio padre, que también tenía un tumor cerebral: provocó cambios profundos en su personalidad y sus capacidades antes de que finalmente lo matara”, escribe Cave.
El cerebro es todo lo que somos.
La hipótesis de Cave se basa en estos problemas. Los que creen en el alma piensan que cuando mueran sus almas podrán percibir, sentir y tener conciencia de sí misma, sin embargo, todas estas facultades dependen de órganos en el cuerpo, en el cerebro principalmente. La ciencia moderna ha modificado la forma en que morimos y la ha convertido en un proceso más que en un momento. Hay personas que continúan respirando gracias a ventiladores, pacientes que tienen daños cerebrales que los mantienen vivos, pero en coma; Cave se pregunta:
“Si el alma puede mantener nuestra conciencia después de la muerte, cuando el cerebro se ha apagado permanentemente, ¿por qué no puede hacerlo cuando el cerebro se ha apagado temporalmente?”
Es una pregunta agraciada e interesante.
Por supuesto, los que creen en el alma han encontrado respuestas. Como cuando el Papa dice que el cuerpo es de materia, pero el alma es creación directa de Dios asumimos entonces que el alma no es necesaria cuando vives, pero es necesaria cuando mueres. Sin embargo, eso contradice las anécdotas sobre el alma. Los que creen en ella la ven como la película de Disney “Soul/Alma”, eres tú en fantasmagoría, mantienes tus recuerdos, tu personalidad, tus sentimientos, tus pensamientos, todo lo que fuiste en la vida el alma se lo lleva cuando mueres, y si estabas enfermo, el alma lo arregla todo al morir.
Lo difícil es creer en magia sin evidencias.
¿Dónde almacena el alma todo esto? ¿De qué está hecha el alma? ¿Cómo sentir sin neuronas?
Al final, si Dios creó las almas entonces las almas tampoco existen.
“Hay mucho sobre la conciencia que todavía no entendemos. Solo estamos comenzando a descifrar sus misterios y es posible que nunca lo logremos por completo. Pero toda la evidencia que tenemos sugiere que las maravillas de la mente, incluso las experiencias cercanas a la muerte y fuera del cuerpo, son el efecto de la activación de las neuronas. Contrariamente a las creencias de la gran mayoría de las personas en la Tierra, desde los hindúes hasta los espiritualistas de la Nueva Era, la conciencia depende del cerebro y comparte su destino hasta el final”, concluye Cave.
Colton, Alex y el turismo en el cielo
Para Colton Burpo el cielo es real, lo supo, dice su papá, cuando solo tenía 4 años, allí en el cielo fue donde también se encontró con su fallecida hermanita. Es una historia para exprimir el sistema emocional del cerebro de los que creen en el más allá. Pero antes de continuar, vamos a conocer primero al papá de Colton. Todd Burpo es un ferviente pastor de la iglesia Crossroads Wesleyan en Nebraska, Estados Unidos. La familia es muy creyente y la educación a sus hijos se basa primordialmente en Jesús, por eso la historia del niño no es difícil de creer. Cuando tenía 4 años le hicieron de emergencia una cirugía porque su apéndice explotó. Después de unos días comenzó a describir a sus padres imágenes de cuando estuvo muerto, cómo se sentó en el cielo en el regazo de Jesús, vio un caballo del color de un arcoíris y a la Virgen María arrodillada ante el trono de Dios.
Esta es la imagen que muchos creyentes cristianos llevan en sus cerebros. La mujer arrodillada y sumisa, Jesús un encanto y amando a todo el mundo, unicornios porque están en la Biblia y Dios el narcisista sentado en su trono en el cielo. No es difícil creerle. Sin embargo, todo este tiempo quien tuvo el control de Colton fue su papá. Obviamente, fue él quien escribió el libro El cielo es real y fue él quien, con un enorme gozo en su alma, ordeñó el cuento para ganar dinero y fama. Se le llama fraude y es tan viejo como los homíninos. Ahora tiene creyentes que van y llaman a su puerta diciendo que Dios les dijo que lo visitaran y, como es usual, las evidencias que muestra se basan completamente en que su hijo no podría inventar algo así, que aquello era imposible. Entre tú y yo, ya sabemos que los niños son capaces de inventar las historias más fantásticas, es parte de una infancia saludable.
Desafortunadamente, la gente que cree no necesita evidencias, con una anécdota tienen.
Los libros sobre gente que muere y ve a su alma desprenderse de sus cuerpos son sumamente populares y millones de ellos son vendidos cada año. A este evento le llaman Turismo en el cielo y muchas religiones están en contra de este tipo de literatura y entretenimiento. La vida después de la muerte es un negocio usado por todo el que así lo ha querido, como el cine, la televisión y la literatura, y no olvidemos que mucha gente cree lo que ve en el cine y en la televisión.
Vender el cielo es dinero en el bolsillo. Ni siquiera la admisión de una mentira les activa la duda. No solo Colton llegó al cielo a los 4 años, publicó un libro y sacó una película, también le sucedió a Alex Malarkey, un niño de seis años que también dijo haber ido al cielo y haber regresado. Libros y películas fueron producidos y el niño, quien estuvo en coma por meses después de un accidente, fue entrevistado por todos los programas de televisión.
Malarkey, sin embargo, confesó en el 2015 a los 16 años, que no había ido al cielo:
Nunca morí. Dije que había ido al cielo para llamar la atención.
La reencarnación y la vida después de la muerte no van a desaparecer por mucho tiempo porque miles de millones se nutren de esa promesa que ningún dios les ha hecho.
Sin evidencias, el punto se estanca y no se puede continuar a menos que tengas fe o que directamente no creas en nada de eso. El mejor consejo es vivir una vida buena. Si hay dioses y son justos, entonces no les importará lo devoto que hayas sido, sino que te darán la bienvenida en base a tus virtudes. Si hay dioses, pero injustos, no deberías adorarlos. Si no hay dioses entonces te habrás ido, pero habrás vivido una vida noble que perdurará en la memoria de tus seres queridos.
Nadie sabe nada sobre el alma, todos son inventos, anécdotas y alucinaciones del cerebro en condiciones extremas. El alma es otro elemento sobrenatural del que también dudamos su existencia. Una vez hablaba de mi partícula subatómica favorita, el neutrino, y un comentario me hizo reír: “los neutrinos son nuestras almas”, me escribió. “Los investigadores están de acuerdo en que son las almas de los átomos”, le respondí; nunca me contestó.
Los huecos de la ciencia donde viven los dioses cada vez se hacen más pequeños.
© 2021 Glenys Álvarez
Comentarios
Comments powered by Disqus