Artículo aparecido originalmente en Revista Peruana de Filosofía Aplicada: Etica y moral (8, 1997) 15-26.
Resumen: El artículo examina la idea que existe una moralidad absoluta que deriva de un ser sobrenatural. Una comparación de diferentes religiones, indica que la creencia en un dios no garantiza reglas absolutas. Aun dentro de una sola religión, como el cristianismo, se puede demostrar que no existen reglas absolutas. Además se puede demostrar que todas las leyes morales son determinadas finalmente por los seres humanos aun cuando tales seres humanos crean en un dios.
Summary: This paper examines the idea that there exists an absolute morality that derives from a supernatural being. A comparison of different religions shows that a belief in a god does not guarantee the existence of absolute laws. Even within a single religion, such as Christianity, one can show that there are no absolute laws. Moreover, one can show that all moral laws are ultimately determined by human beings even when they profess to believe in a god.
El gran escritor ruso Fedor Dostoievski (1821-1881), es famoso por afirmar que sin Dios todo está permitido. Ciertamente la idea que la moralidad no puede existir sin Dios, o la idea que Dios es la base indispensable de la moralidad es parte de las defensas más comunes del cristianismo. Por ejemplo, el teólogo cristiano Myer Pearlman, dice:
“Si no hay Dios, no hay tampoco ley divina y por ende toda la ley es ley del hombre”. [1] A la vez, los teólogos cristianos arguyen que nuestro sentido del bien y el mal es prueba que existe una sola ley absoluta que se origina en Dios.
El mismo teólogo, Myer Pearlman, dice:
“¿Qué conclusiones se pueden derivar de esta conciencia o sentido universal del bien y el mal? Que existe un Legislador que ha señalado un nivel de conducta para el hombre y ha hecho la naturaleza del hombre capaz de entender ese nivel”. [2]
¿Pero se puede demostrar que tales ideas son verdaderas? ¿O son solamente una ilusión humana? ¿Son ideas que se sostienen solamente porque se repiten sin examen crítico, o son ideas tan evidentes que no necesitan examen crítico?
Para verificar si la creencia en un Dios garantiza reglas absolutas, debemos empezar con la definición cristiana de la moralidad absoluta. En su obra Del libre albedrío (1.6), el influyente filósofo cristiano Agustín (354-430 d. C) define una ley absoluta divina de la siguiente manera:
“Esa ley, que es la Razón Divina misma, no se puede entender fuera de que es invariable y eterna.
Los cristianos que creen en tales reglas invariables a veces se valen de pasajes bíblicos como Hebreos 13:8 (“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”), que implica que Dios no cambia su pensamiento moral.
En fin, para tales cristianos, la moralidad absoluta se refiere a un sistema de reglas de conducta que se pueden denominar buenas o malas, independiente de las circunstancias o el tiempo. [3]
Si la creencia en un dios garantiza la moralidad absoluta, entonces debe de haber por lo menos una regla invariable en todas las religiones. Pero la verdad es que las religiones del mundo frecuentemente tienen diferentes conceptos de lo que es bueno y lo qué es malo, aun cuando afirman que tales conceptos fueron revelados por el dios de esa religión.
Por ejemplo, para el musulmán está perfectamente permitido hoy mismo el tener más de una esposa, pero el cristiano conservador cree que uno se va ir al infierno si tiene más de una esposa. El musulmán cree que si uno no confiesa que Mahoma es profeta de Dios, será castigado por Dios, pero confesar tal cosa sería malo para el cristiano. Para el hindú, matar una vaca es un pecado, pero para el cristiano no lo es. Para los judíos ortodoxos, es pecado comer puerco, pero para los protestantes no lo es.
Aun dentro del cristianismo hay grupos, como la Iglesia Episcopal, que permiten la ordenación de homosexuales, y hay otros para los cuales tal práctica es pecado mortal. Hay grupos cristianos, como la Iglesia Episcopal, que permiten el aborto, y hay grupos como los Católicos Romanos que consideran el aborto como un asesinato [4]. Hay grupos cristianos como los Menonitas que se oponen a la participación en las guerras, y hay grupos cristianos que dicen que tal participación es obligatoria. El Testigo de Jehová cree que uno pierde la vida eterna al usar la transfusión de sangre, pero hay grupos cristianos que consideran el rechazo a usar una transfusión de sangre como un pecado pues sería como cometer suicidio.
Un examen de la creencia acerca de la tortura de infantes en la historia del cristianismo es suficiente para demostrar los problemas con la idea de que la creencia en Dios garantiza la moralidad absoluta. Muchos cristianos hoy dirían que una ley absoluta divina e invariable sería la de que es malo matar o torturar a infantes, independiente del tiempo o las circunstancias. Si tal ley es invariable, entonces sería malo torturar infantes en el siglo mil antes del cristianismo así como que es considerado malo hoy por tales cristianos.
Tales cristianos no parecen darse cuenta que la Biblia, el documento central del cristianismo, contiene pasajes que aprueban la matanza y tortura de infantes. Por ejemplo, en Números 31:17-18 encontramos:
“Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente. Pero a todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida”. [5]
Deuteronomio 2:33-34 dice lo siguiente acerca del tratamiento de los habitantes de Canaán por Moisés y sus ejércitos:
“Mas Jehová nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo. Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno”.
En el Salmo 137:8-9 encontramos los siguientes sentimientos acerca de los babilonios:
“Hija de Babilonia la desolada, Bienaventurado el que te diere el pago De lo que tú nos hiciste. Dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña”.
En Josué 6:21, se nos relata lo que hizo Josué, el jefe militar mandado por el dios bíblico para destruir a los habitantes de Canaán.
“Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos. [6]
Si la tortura de infantes no se mantiene como una regla absoluta en todas las religiones, entonces ¿cuál regla se puede mantener como absoluta en cualquier religión?
Igualmente, si consideramos la moralidad de la esclavitud humana, no encontramos una concordancia entre personas que creen en un dios. Por ejemplo, la esclavitud es tenida por inmoral por la mayoría de los cristianos tradicionales hoy en día. Sin embargo, la Biblia, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, enseña que la esclavitud es ordenada o permitida por Dios. Por ejemplo, una de las leyes de las que se dice han sido mandadas por Dios a Moisés es la siguiente en Éxodo 21.2:
“Si comprareis un siervo hebreo, seis años servirá; más al séptimo saldrá libre, de balde”.
Nótese también, lo que se supone dice Dios a Moisés en Levítico 25.44-47:
“Así el esclavo como la esclava que tuviereis, serán de las gentes que están en vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos y esclavas. También podréis comprar de los hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de las familias de ellos nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros, los cuales podréis tener por posesión. Y los podréis dejar en herencia para vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria; para siempre os serviréis de ellos; pero en vuestros hermanos los hijos de Israel no os enseñorearéis cada uno sobre su hermano con dureza”.
Así que según este pasaje, Dios no sólo permite la esclavitud sino que él mismo ordena el número de años que tal esclavo va a servir a su señor. Ser esclavo no es algo moral aunque sea por una hora, y mucho menos por siete años según la mayoría de cristianos conservadores modernos. Mucho más doloroso para el esclavo era que si se casaba con una mujer esclava, el esclavo liberado no podía salir con su mujer (Éxodo 21.4).
Muchos apologistas cristianos minimizan la esclavitud bíblica, y argumentan que el sistema bíblico era más benigno que la esclavitud en otras culturas. Pero la misma Biblia indica que los esclavos eran menos que seres humanos. Por ejemplo, si el amo llega a matar a su siervo a golpes, Éxodo 21.20 dice que el amo será castigado pero no puesto a muerte. Pero en todos los otros casos donde uno mata a su prójimo, la vida es tomada por la vida [7]. También si tal esclavo sobrevive a los golpes, entonces el amo no es castigado porque al esclavo se le considera propiedad y no un ser humano completo (Éxodo 21.21). Tal tratamiento hoy en día a un ser humano no sería tenido por moral por casi ningún cristiano tradicional.
Tampoco puede uno decir que el cristianismo del Nuevo Testamento cambió estas leyes sobre la esclavitud. Cuando se habla en contra de la esclavitud en el Nuevo Testamento, casi siempre se trata de esclavitud espiritual y no de la institución humana donde alguien es forzado a servir a otro ser humano. La esclavitud convencional no fue algo a lo que se opusieron los teólogos del Nuevo Testamento. Muy al contrario, muchos pasajes en el Nuevo Testamento, ordenan a los esclavos a estar sujetos a los dueños. Por ejemplo, en Efesios 6.5:
“Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo”.
Según 1 Pedro 2.18:
“Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar”. [8]
Ideas similares se encuentran en Colosenses 3.22 y Tito 2.9. Una vez más, esto demuestra que la Biblia no es una buena guía para la moralidad absoluta si se afirma que la esclavitud es absolutamente mala.
¿Se puede justificar a Dios por las circunstancias?
La defensa cristiana más popular para explicar los pasajes bíblicos anteriores, es decir que personajes como Josué y Moisés estaban actuando bajo un sistema que Dios ya no aprueba. Según estos cristianos, Dios permitió u ordenó los actos mencionados de Josué y Moisés porque el tiempo y las circunstancias del Antiguo Testamento eran diferentes [9]. Por ejemplo, muchos cristianos sostienen que tales niños cananeos fueron matados porque Dios sabía que iban a poner en peligro a los israelitas una vez que hubieran crecido. Se sostiene también que la muerte de Cristo cambió muchas de las leyes del Antiguo Testamento. Pero estos cristianos no parecen darse cuenta que las defensas cristianas que se basan en el tiempo y en las circunstancias destruyen, aun sin querer, el fundamento moral del cristianismo.
La razón es que si las leyes morales son invariables como dice Agustín y otros teólogos cristianos, entonces el hecho de torturar a un niño debe de ser malo hoy, y también 3000 años atrás. Una ley absoluta no se cambia por el tiempo o las circunstancias. Ciertamente, si una ley es invariable entonces no debe de haber cambiado en primer lugar.
La cuestión más importante es: ¿cómo puede un Dios supuestamente bueno ayer, y hoy, y por todos los siglos aprobar la tortura de infantes ayer pero no hoy? Si matar adultos es algo malo como lo indican los Diez Mandamientos en Éxodo 20.13, mucho más lo sería matar niños inocentes, la mayoría de los cuales fueron muertos por la espada o por el fuego, algo que constituye tortura. Además, ¿qué clase de circunstancia puede hacer justa la tortura de niños antes de la muerte de Jesucristo? Si tales niños estaban corrompidos, entonces ¿por qué un Dios todopoderoso no previno su nacimiento?, ¿o por qué no los mató en una forma más misericordiosa? Lógicamente, un Dios absolutamente bueno y todopoderoso no puede haber sido el mismo que mando matar niños en la Biblia.
Además, el hecho que el Nuevo Testamento diga que Jesús cambió las leyes de Moisés no se puede usar como argumento porque primero tenemos que probar que lo que dice el Nuevo Testamento es algo bueno o cierto. También tenemos que probar que el hecho que Jesús supuestamente cambió muchas leyes debe de ser considerado bueno o no. El hecho que los escritos del Nuevo Testamento afirmen que lo que Jesús cambió fue algo bueno, no indica que estos escritos sean correctos en sus ideas.
Tal afirmación cristiana también elimina cualquier argumento en contra de otras religiones y en contra de otros dioses con respecto a lo bueno y lo malo. Es decir, si el tiempo y las circunstancias son los que determinan si algo es bueno o malo, entonces no hay modo de saber cuál de los dioses tiene la razón en cuanto al tiempo y las circunstancias en que algo está permitido. En verdad, el cristiano no puede saber entonces si su Dios está en lo correcto al decir, por ejemplo, que matar a muchos niños si era bueno en el tiempo del Antiguo Testamento.
Considérese de nuevo la cuestión de la poligamia. Según los musulmanes, esto es algo que está perfectamente permitido en el tiempo actual. ¿Cómo puede uno saber si el Dios cristiano está en lo correcto al decir que en el tiempo actual el tener más de una esposa es malo? ¿Cómo se puede determinar si el dios cristiano está correcto acerca del tiempo y las circunstancias, y que el dios del Islam es incorrecto? Así, los argumentos basados en el tiempo producen ideas absurdas porque no tenemos manera de saber cuál dios está en lo correcto acerca del tiempo y las circunstancias en que un acto está permitido.
A la vez, no hay ningún apoyo bíblico para decir que tales prácticas poligamistas fueron permitidas solamente bajo la ley de Moisés. El hecho es que, como lo indica el caso de Abraham que vivió antes de Moisés, casi todas estas prácticas poligamistas existieron antes de la Ley de Moisés [10]. La Ley de Moisés no cambió nada en este respecto.
Uno también debe notar que los judíos no concuerdan con los cristanos en cuanto a si Dios quiere que la ley de Moisés sea observada en el presente. Según los judíos, el cristianismo está equivocado en su afirmación que Dios ha cambiado la ley de Moisés (véase Hechos 6.14) [11]. Para los judíos, el cristianismo se originó con libertinos como Jesús y Pablo que no se querían someter a las leyes que Dios ordenó a Moisés, y así los cristianos desarrollaron el concepto que Dios había cambiado las leyes.
¿Es algo bueno en sí, o es bueno porque Dios lo dice?
En verdad, pues, se puede ver que la sencilla creencia en un dios no garantiza la aceptancia de una regla absoluta. Si examinamos la idea del origen de la moralidad, encontramos además que es lógicamente imposible demostrar que la moralidad deriva de algo más que intereses humanos.
Para ilustrar nuestro punto, debemos de comenzar con algo expuesto por Platón (429-347 a.C.), el gran filósofo de la Grecia antigua, en su obra llamada Eutrifo. El fue uno de los primeros filósofos que expuso el dilema lógico: ¿qué ocurre cuando uno intenta saber si algo es bueno, porque un dios dice que es bueno, o si algo es bueno en sí? Esta es una pregunta problemática para alguien que cree en un dios que creó todo, incluyendo las leyes morales.
Si algo es bueno o malo en sí, por ejemplo, esto sería como decir que 1 + 1 es 2 en sí mismo. Así como 1 + 1 es 2 en sí mismo, decir que algo es bueno en sí mismo sería decir que no puede ser de otra manera. El teólogo cristiano Pearlman dice, acerca de cosas que son ciertas en sí mismas, que aun Dios no:
“puede hacer o hará cosa alguna contraria a su propia naturaleza, mentir o robar; o que no hará una cosa absurda o contradictoria o antinómica, como por ejemplo un círculo triangular o agua seca”. [12]
Y así como Dios no puede hacer que 1 +1 sea 2 en un tiempo pero no en otro, si algo es bueno o malo en sí, Dios tampoco podría pronunciar que algo es bueno en un tiempo pero malo en otro. Además, si todo es bueno o malo en sí, entonces uno tiene que concluir que Dios mismo tiene que obedecer las leyes morales que él no estableció.
Pero si algo es bueno en sí (así como 1 +1 es 2), entonces el cristiano tiene que enfrentarse al hecho que lo que el cristianismo llama bueno o malo ha cambiado a través del tiempo. Ya hemos expuesto los cambios que han sucedido en cuanto al matar infantes y la esclavitud. ¿Cambiaron estas reglas de ser buenas y malas de por sí, o porque Dios lo decidió? Si Dios cambia las leyes por hacer un favor al hombre, entonces Dios no es soberano y absoluto, pues sería el hombre el que hace a Dios cambiar las leyes. Si Dios mandó hacer algo que es malo en sí, entonces uno tiene que concluir que Dios no siempre hace cosas buenas, o que cambia las leyes cuando le parece.
Por otro lado, si lo que es bueno o malo depende de la pura voluntad de Dios, tampoco podría uno nunca saber si Dios cambia de forma de pensar. El cambiar de forma de pensar de un día al otro, podría considerarse bueno por Dios si le place hacerlo. Si lo que se llama bueno depende de la pura voluntad de Dios, entonces es lógicamente posible que mañana él declare que torturar niños sea bueno. Si Dios decide mañana que decir mentiras es bueno, entonces es lo que será tomado por bueno. También Dios podría decidir de un día al otro que todo lo que se llama bueno en la Biblia ya no va a ser bueno, y si alguien sigue la Biblia se va ir al infierno.
Un cristiano diría que el Dios cristiano nunca cambiaría de pensar de un día para otro porque Dios es el mismo ayer, y hoy, y por todos los siglos. Pero ¿cómo puede saber uno si Dios decide que mentir al ser humano es bueno? ¿Y cómo puede saber uno que Dios estaba diciendo la verdad cuando supuestamente dijo que el era el mismo ayer, y hoy, y por todos los siglos? El hecho que el hombre piense que es importante que Dios sea el mismo en todos los tiempos, no prueba que ser el mismo en todos los tiempos es importante para Dios. En fin, si algo es bueno o malo por la pura voluntad de Dios, nunca podría el ser humano saber que piensa Dios que es bueno hoy.
De hecho, en 2 Samuel 24.1 uno encuentra que aún en la Biblia tal acontecimiento es posible. El pasaje dice:
“Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel e incitó a David contra ellos a que dijese: Vé, haz un censo de Israel y de Judá”.
El idioma original (hebreo) es aún más explícito en indicar que fue Dios el que dijo a David: “vé, haz un censo de Israel y de Judá.” Si se lee más adelante es claro que Dios incitó a David a cometer un pecado. En el versículo 10, David se arrepintió de haber mandado hacer el censo, y Dios lo castigó por haber hecho el censo. ¿Cómo es que David es culpable por algo que Dios lo movió a hacer? Si Dios lo incitó, entonces David no tuvo libre albedrío en esta ocasión.
Es improbable que David haya hecho esto por su propia cuenta, pues entonces Dios no tendría que incitarlo. En verdad, en el versículo 16 dice: “Jehová se arrepintió de aquel mal”. ¿Cómo es que alguien se puede arrepentir de un mal si es que no cometió un mal, y cómo es que un Dios absolutamente bueno puede cometer un mal en primer lugar? La definición de alguien absolutamente bueno es que es alguien que no comete ningún mal. Así que, contrario a lo que dicen Agustín y otros cristianos, Dios no siempre sigue leyes invariables según este pasaje.
Como hemos mencionado, las religiones del mundo frecuentemente tienen diferentes conceptos de lo que es bueno y lo que es malo, y casi siempre afirman que tales conceptos fueron revelados por el dios de esa o aquella religión. Así que el ser humano no puede probar que su concepto de lo bueno y lo malo viene de un solo Dios que es el mismo ayer, y hoy, y por todos los siglos. Claramente, no hay modo de saber cual dios, de todos los que se dicen existir, tiene la razón en cuanto a lo que se llama bueno, y lo que se llama malo.
El ser humano siempre decide lo bueno y lo malo
La verdad es que uno no puede escapar a la conclusión que el ser humano es el único juez de lo que se llama bueno y malo. Vamos a suponer, por ejemplo, que digamos que lo que el Dios cristiano llama bueno es lo bueno. Pero al decir esto, entonces es el ser humano el que decide que ese es un criterio bueno. Es decir, es el ser humano el que ha decidido que lo que Dios llama bueno sea bueno. El puro hecho que el ser humano diga que lo que Dios llama bueno es lo bueno, establece al ser humano como el primero y el último juez de lo que va a ser llamado bueno. No hay modo de escapar de este círculo lógico.
Aun el decir que Dios es bueno, presupone que el ser humano ya tiene una idea de lo que es ser bueno. Si el ser humano dice que el concepto de lo bueno y lo malo es puesto en su alma por Dios, tampoco se gana mucho. Aun si esto fuese cierto, siempre termina siendo el ser humano el que afirma que un concepto puesto por Dios en el alma es bueno. Al hacer esto, el ser humano es el primero en decidir lo que se llama bueno o malo. Ya que no todos los seres humanos concuerdan acerca de lo que es bueno o no, entonces tampoco puede uno saber cual ser humano está interpretando correctamente lo que Dios supuestamente puso en su alma.
Igualmente, los personajes bíblicos que hablan sobre el bien y el mal están solamente expresando su opinión. Incluso si ellos dicen que Dios les dijo lo que era bueno o malo, ellos tienen que haber formado una opinión sobre lo bueno y lo malo antes de poder saber que lo que Dios supuestamente dijo era bueno o malo. Pero el hecho que tales personajes crean que sus opiniones morales concuerdan con las de Dios no prueba que esas opiniones sean correctas. En fin, siempre es el ser humano el que decide lo que se considera bueno o malo.
Conclusión
La creencia en un Dios no garantiza la existencia de reglas invariables, y no se puede demostrar que la moralidad se origina en algo más que el juicio humano. Por más que Pearlman y otros teólogos cristianos no lo deseen admitir, toda la ley es ley del ser humano. Pero esta situación no indica que las reglas morales dejan de existir. Lo que desaparece no son necesariamente las reglas morales, sino la justificación y base de las reglas morales.
Si es así, entonces ¿cómo se puede mantener un orden social? Debemos primero conceder que lo que uno llama bueno y malo es una expresión de los intereses y preferencias del individuo y del grupo que controla su vida (por ejemplo, la familia, el gobierno, etcétera). Para vivir entre otros seres humanos, cada persona tiene que someterse en diferentes grados a los intereses de los grupos dentro de los cuales vive. Esto es cierto, crea uno en un dios o no.
La diferencia es que los grupos religiosos usan la idea de Dios para dar autoridad a las reglas que ellos piensan que son correctas aun cuando no siempre sean conscientes que están usando la idea de Dios de esta manera. Ya que diferentes grupos tienen diferentes intereses y tradiciones, esto explica por qué diferentes religiones se contradicen en lo que se llama bueno y malo.
Los mejores sistemas morales deben de basarse en causas y consecuencias conocidas y verificables, y no en especulaciones sobre los pensamientos de un ser que no se puede conocer por ningún método. Por ejemplo, nuestra sociedad debe prohibir el asesinato al azar de personas, no porque haya un dios que supuestamente haya dictado tal cosa, sino porque la consecuencia de tal regla es que nos protegería a todos nosotros. Es seguro que la mayoría de nosotros no desearíamos vivir en una sociedad donde nuestra propia vida puede ser tomada en cualquier momento.
Otras reglas de conducta personal tienen mucho que ver con nuestra habilidad de percibir y tolerar el sufrimiento en otras personas. Tal habilidad es psicológica y biológica, algo que se puede probar científicamente ([13]). Por ejemplo, en Estados Unidos la mayoría de las personas no piensa mucho acerca de matar una vaca. Pero entre los hindúes, tal animal es tenido por sagrado, y matar a una vaca, aun accidentalmente, produce grandes sentimientos de pecado y dolor. Claramente estos sentimientos son puramente psicológicos, y debido a las creencias que se imparten a cada hindú, pues alguien que no cree que la vaca es sagrada no siempre tiene tales sentimientos.
En fin, cada individuo y sociedad tienen que decidir por si mismos que modo de vivir les parece mejor y justo. De allí que lo que sigue son compromisos que a veces resultan en conflictos y a veces resultan en una vida tranquila. Cual de esos resultados se obtendrá, depende de muchas circunstancias. El poder de cada grupo, y la constitución psicológica del individuo y el grupo que tiene el poder para determinar las leyes sociales, son sólo algunos de muchos elementos que determinan las leyes morales de una sociedad. Así es la vida. La ilusión que existe una regla absoluta que deriva de un ser sobrenatural solamente complica y agrega más problemas innecesarios a una situación que ya es sumamente complicada.
Notas:
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