¿Cómo defender el ateísmo? (2)
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El hábito de la racionalidad
El punto básico que quise decir sobre el ateísmo con respecto a esto, es: el ateísmo sólo es importante en este contexto más grande que llamaré “el hábito de racionalidad”. El ateísmo sólo es significativo si, y cuando es el resultado de este hábito de racionalidad. El niño que nace en América y crece siendo Bautista, por el simple hecho de que sus padres eran bautistas y que por ello nunca pensó críticamente sobre esas creencias, no es necesariamente más irracional que el niño soviético que crece siendo ateo tan solo porque sus padres eran ateos también y porque el estado les dice que tienen que serlo. El hecho de que el niño soviético en este caso particular este en la posición correcta es irrelevante. Así que no es lo que uno cree ni el contenido, sino porqué lo cree. El problema de racionalidad pertenece al de la preocupación de la verdad e involucra la metodología correcta del razonamiento. Y simplemente porque una persona se desposa del ateísmo, no es ninguna garantía -créame—de que esa persona sea necesariamente razonable.
Esto es por lo cual no hice una cruzada fuera de nuestro sector acerca del ateísmo. El ateísmo es trascendente, de eso estoy seguro. Pero esa trascendencia, se deriva completamente del hecho que representa la aplicación de la razón en un campo particular. En este caso, específicamente en el área de las creencias religiosas. A menos que el ateísmo no sea considerado como la más grande defensa de la razón, es prácticamente inútil. Sin embargo, cuando es la consecuencia de un hábito de racionalidad, es entonces cuando el ateísmo se pone de pie en oposición a la ola de sobrenaturalismo y misticismo que estamos experimentando actualmente, en otras palabras, el irracionalismo en cualquier forma que pueda aparecer.
Lo que esto significa es que el ateísmo no va a llegar muy lejos solo atacando las creencias religiosas. Más bien, tenemos que defender la razón, primero y por encima de todo; entonces podremos criticar a la religión desde sus adentros. Si ustedes entienden que la mayoría de las personas adoptan una religión por razones psicológicas y no por razones intelectuales, entenderán por qué yo raramente pienso en ataques directos, rayanos a la religión y raramente persuado a cualquiera a que se convierta en ateo. Como muchos ateos que han señalado durante largo tiempo, la religión equivale a una muleta usada por una persona sana. La religión es una muleta emocional y psicológica que se ha usado desde pequeño y de la cual se cree, que si se le abandona, seremos incapaces de dar un paso, a pesar de estar en facultad de usar nuestros dos pies perfectamente. Así que no podemos simplemente darle un puntapié hacia fuera a la muleta, a pesar de que el individuo este sano, ya que carga con el complejo de que si se le quita, se caerá. Más bien, debemos convencerle de que la muleta no solo es innecesaria, sino hasta dañina. Entonces podrá persuadirle de que tiene la capacidad de caminar con sus propios pies y mucho mejor sin la muleta. Y esto es importante para el ateísmo: usted no le quitará la muleta, él por si mismo razonando debe darse cuenta y simplemente arrojarla lejos. Por lo tanto, para demostrar que no hay necesidad de una muleta religiosa, debemos estar involucrados en demostrar el crucial y trascendente rol de la razón en la vida de una persona, tanto filosófica, como psicológicamente, prácticamente y de cualquier otra manera.
Antes que nada, hay un mensaje que debemos comunicar: que no hay nada que temer, y si mucho que ganar en la búsqueda honesta de la verdad. El deseo de conocer, de saber hechos despojados de prejuicios emocionales y demás, siempre representará un beneficio a la larga para el hombre. Nunca puede estar contra su interés saber lo que la verdad es.
Esto significa que el ateo, para comunicar su mensaje eficazmente, debe manifestar racionalidad en todos los aspectos y áreas de su vida. Significa que no se puede realizar una cruzada en pro del pensamiento libre y crítico, y luego mostrar una conformidad esclavista en otras áreas de su vida intelectual, como por ejemplos sus creencias políticas. Cualquier defensa de ateísmo de una persona que divida sus pensamientos solo logrará que ellos se hallen al escrutinio y humearán a insinceridad. Este ateo será acusado debidamente de hipocresía.
La razón por la que estoy mencionando esto es, que además de mi ateísmo, que algunas personas consideran bastante radical, sostengo también creencias políticas que por muchas normas son bastantes radicales. Soy lo que se llama un libertario. Y debo admitir que me ha asombrado bastante cuando estoy platicando con compañeros ateos que parecen desalentados por mis creencias políticas, no porque ellos discrepen con ellas —qué es ciertamente su derecho —sino simplemente por el hecho de que soy políticamente radical. Y mi punto es este: si usted tiene miedo del término “radicalismo” — si la idea de ser un radical intelectual lo asusta— entonces usted está en el negocio equivocado siendo un ateo. Ciertamente el ateísmo, en la mayoría de los ojos de las personas, es la posición más radical que usted puede defender.
Este es un punto importante que quiero enfatizar: y es que si usted va a tener un impacto trascendente en la comunidad religiosa, creo que es necesario poner al ateísmo dentro de la perspectiva más ancha de la razón. Permítanme explicar un poco a que llamo “el hábito de racionalidad”. Hay mucho que podría decirse sobre ello, pero por las limitaciones de tiempo obvias, les diré algo en general.
En primer lugar, permítanme distinguir el verbo razonar de pensar. Por pensar considero cualquier tipo de proceso mental o cognoscitivo. Si usted sueña despierto ó recuerda, o cualquier otra actividad así, se dice que usted está pensando. Razonar, sin embargo, es un término mucho más específico. La razón pertenece a un proceso mental el cual se dirige a una meta que es intentar adquirir conocimiento. Siempre que usted pone su mente en acción con el intento de llegar a la verdad, distinguiendo verdad de falsedad, se dice que usted esta realizando un proceso de razonamiento.
Lo interesante acerca de razonar es que realmente es un tipo de proceso de fabricación-decisión. Razonar es preocuparse por ¿Debo aceptar a X como verdadero? ó ¿Debo aceptar a Y como verdadero? , ¿Debo aceptar a X como probable, posible, o adecuado?, y así sucesivamente. En otras palabras, tenemos que tomar decisiones en nuestra vida intelectual así como tenemos que hacerlos en nuestra vida cotidiana. Así, lo que le interesa a la razón -el acercamiento filosófico- es que debemos preocuparnos en establecer un criterio apropiado o normas de razonamientos. Por decirlo de otra manera, usted no tiene que tomar decisiones intelectuales, sino que esa tiene que ser su naturaleza, el dar criterios apropiados. Tiene que aceptar cosas como verdaderas. Simplemente no tiene opción. Moriría si no lo hiciera.
La única opción que usted tiene aquí es, en primer lugar, si usted va a hacer sus normas de conocimiento explícitas o no; si va a ser consciente de lo que ellas representan, en contraste con la simple aceptación de ellas como por medio de osmosis de una cultura, o por lo que la gente le diga. Y segundo, si sus normas de conocimiento serán normas apropiadas. Y con esto quiero decir, que ellas van a obtener lo que usted quiere que obtengan, en este caso, la verdad. Ahora, voy a pensar que de todo lo bueno y de todas las virtudes que el hombre tiene, el conocimiento es la más importante. El conocimiento es un valor fundamental debido a que es la raíz de sus otros valores. Debemos conocer los hechos; debemos saber algo sobre el mundo antes de que podamos determinar algo sobre lo que es de valor para nosotros en el mundo. Así, el conocimiento es indispensable para nuestra supervivencia. Y es únicamente a través de la razón; a través del poder de nuestro pensamiento intelectual, que podemos aplicarlo a nuestro conocimiento.
Hemos llegado a ciertas normas de conocimiento, como las leyes de lógica, las leyes de evidencia, y más; porque ellas nos permiten que distingamos entre las verdaderas y falsas creencias; y porque su meta, el conocimiento, es el principio fundamental del hombre, y voy a sugerir que, lo que llamo “habito de la racionalidad”, lo cual significa la habilidad de tener inculcado en uno mismo esos principios de conocimiento, para emplearlos habitualmente como si fuesen parte de una segunda naturaleza, como si fuesen propiamente un rasgo del carácter. Voy a decir que este hábito de racionalidad es una virtud primaria en los seres humanos. Considero a la racionalidad como la virtud intelectual primaria posible en un hombre. Y esto lleva a una conclusión interesante con respecto al ateísmo. Si, cuando he sugerido, que el conocimiento es un valor fundamental en el hombre, y si el hábito de racionalidad es una virtud primaria, y que si el ateísmo es una consecuencia de racionalidad, entonces resulta que ese ateísmo realmente es la consecuencia de un ser virtuoso. El ateísmo es una consecuencia de una virtud intelectual particular. Y estoy diciendo esto para neutralizar el sin-sentido y prevaleciente noción de que los ateos son inmorales. Esto no solo es falso, sino que lo opuesto es la verdad. El ateísmo debe proceder y a menudo procede de la racionalidad que realmente significa una virtud, una virtud muy importante. Usted puede enorgullecerse de ser un ateo, porque es el resultado de la racionalidad.
Una persona razonable, cuando examina las creencias religiosas, solo debe de preocuparse en el contenido de valor de verdad de esas creencias. Uno escucha muy seguido que la religión hace que una persona se sienta mejor, más feliz, etc., pero estos son temas aparte. No voy a entrar en argumentos contra lo que yo llamo “el humanismo intelectual”, creyendo algo tan solo por el hecho de que nos hace sentir mejor. Quiero pensar, que si usted se preocupa por la racionalidad, entonces su preocupación principal en cualquier disciplina y ciertamente en la religiosa, es la de hallar la verdad en las creencias religiosas. ¿Cuándo el ateo se confronta con la creencia de que Dios existe, se preocupa él por encima de todo, de la pregunta, “¿Es esa creencia racionalmente justificable?”. Como corolario de eso, él será involucrado con la pregunta “¿Qué es Dios?”, ¿Cómo definimos nosotros ese término?, ¿Es una definición evidente? No la es. Y segundo, aún cuando nosotros podamos sacar algún juicio del concepto de Dios, ¿hay cualquier evidencia o argumentos de apoyo para soportar la existencia de un dios? De nuevo, no la hay. El ateo procede del hábito de racionalidad y rechazará las peticiones de religión y del teísmo finalmente como falsas. Por consiguiente, rechazará la creencia en Dios por ser irrazonable.
Volviendo al punto anterior, usted de seguro ha escuchado a menudo de que esto es irrelevante para la mayoría de los creyentes. Los creyentes religiosos no creen en las razones intelectuales. Si usted trata de hablar con ellos a nivel intelectual, no llegará muy lejos, pues para ellos no es algo suficiente. Para esto, solo puedo decir que es cierto. Es, desafortunadamente cierto que mucha de la gente religiosa no le da importancia al asunto de que es verdad o que es falso. Mi punto aquí es, que ese es su problema, no el mío. Y no es tu problema. Si ellos persisten en su irracionalismo, entonces ellos pueden y se convencen a menudo de casi todo. Permítame recordarle que las normas de conocimiento son nuestros únicos medios de discriminación selectiva en nuestras creencias. Las normas de significado, evidencia, argumento, y más son la cierna por la cual diferenciamos esas creencias que son dignas de aceptación de aquéllos que no lo son. Si usted abandona estas normas, si usted las considera insignificantes, entonces estará a merced de cualquier creencia que cruce su camino. Usted no tendrá ninguna norma para distinguir entre si esta es una buena creencia o si no lo es. Muy probablemente, usted simplemente deambulará a merced de una novedad intelectual a otra. Esto es hoy día bastante común. Usted ve a las personas que van de un culto de misticismo de Pascua a un culto de psicología y de un lado a otro, en cultos pseudo-religiosos. Ésta es la consecuencia lógica de cuando la razón es abandonada. Ya no hay más un punto de contacto o medios para diferenciar entre las creencias. Una persona que es irracional por opción, está a merced de sus sentimientos en un momento particular. Pienso que no es una sorpresa si les digo que la mayoría de los cristianos, si hubiesen sido criados en la cultura musulmana, ellos hubieran crecidos como musulmanes, y no como cristianos; y que si los musulmanes hubiesen sido criados en la cultura cristiana, hubieran crecido como cristianos y no como musulmanes. Y como el ateísmo, por lo menos en la cultura americana, representa una posición poco ortodoxa, esto nos dice el por qué los grandes ateos son pensadores independientes. Para volverse ateo en esta cultura, usted tiene que tener la suficiente independencia para por lo menos cuestionar la sabiduría prevalecida acerca de religión, porque a uno lo inundan con esto en escuela, o por nuestros padres, por nuestra cultura, y ciertamente por los grandes medios de comunicación.
Ahora, hay algunos puntos que me gustaría tratar, antes de dar una definición actual de lo que es ateísmo, porque pienso que son importantes tenerlos en cuenta. Son asuntos mas prácticos que filosóficos. Estoy seguro que si usted ha tratado de dar una apología del ateísmo, se habrá topado con ciertos problemas en la práctica para comunicar sus creencias ateas.
La primer cosa que quiero señalar es algo que esta deprimiendo a las personas. Puesto que la racionalidad es un hábito que debe de ser aprendido, no todos somos capaces de realizar un buen argumento. En esta materia, no todos somos capaces de argumentar en absoluto en un sentido inteligible. El argumentar también es una habilidad que tiene que ser aprendida y practicada. Lo que esto significa es que la mayor parte, usted perderá su tiempo discutiendo con muchos religiosos, por la simple razón de que muchos de esos religiosos son incapaces de argumentar correctamente. Es como tratar de educar cristianos, antes de poder persuadirlos al ateísmo. Usted tiene que convencerlos primero que deben de preocuparse de lo que es verdad y lo que no es. Entonces, ellos deberían ser capaces de distinguir entre lo racional y lo irracional. Y así sucesivamente. Dos meses después, Usted será capaz de decirle a esta persona, que si ellos llevan a cabo esto, se convertirán al ateísmo. A menos, de que uno tenga un interés personal en esta persona; o que ella signifique algo para usted, no querrá gastar mucho tiempo educando o re-educando a esta persona a los principios de la razón. ¿Qué hacer? Algunas personas simplemente se rinden. Otras, podrían mandarlo a los libros. Y es aquí, donde los libros juegan un papel crucial en la educación de una persona, si esta se sienta con un libro con el cual puede obtener mucha información que no podrías comunicarle en un periodo tan corto de tiempo.
Esto me lleva a una segunda área de consejo práctico: tómele la palabra a los religiosos. Si ellos le dicen que no están interesados en la razón o la verdad, entonces cese la conversación y haga el comentario de que es imposible comunicarse con alguien que, por su propia admisión, no se preocupa por la racionalidad. En otras palabras, si usted entiende la importancia que tiene la racionalidad y lo que significa, entenderá que debe retirarse junto con su intento de convencerlo. Debe dejarle en claro a su adversario, que no esta dispuesto a perder su tiempo ni su energía con él, si ni siquiera acepta los principios de razón; pues es como estar hablando dos idiomas, sin los medios de traducción apropiados. Todo lo que usted ganaría en una situación como esta sería un dolor de cabeza. Pienso que es importante, desde este punto, hacer totalmente conscientes a los religiosos de las consecuencias de su irracionalismo. Irritará a los creyentes hasta el extremo, si usted decide simplemente no hablar con ellos después de un cierto punto, porque ellos indudablemente querrán convertirlo. Lo contrario a lo que sucederá con usted, debido a que usted no sufre de irracionalidad. A lo mucho, es que acabará con un dolor de cabeza o frustrado porque el se niega a ser racional.
Con estos comentarios preliminares, permítanme proceder con el meollo del asunto que es, por supuesto, el ateísmo. Hay mucho que se puede decirse sobre ello. Yo he escrito un libro entero sobre este asunto y hay varios libros disponibles. Así que no quiero simplemente repetir mucho material del cual usted puede obtener al leer libros sobre este tema. Quiero esbozar brevemente lo que el ateísmo es. Quiero abarcar algunos problemas que no he cubierto completamente en mis escritos.
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