Un canto hacia la libertad V

Me sobrecoge al ver tanta riqueza acumulada en los templos, catedrales iglesias y basílicas, del que llamáis vuestro dios. Es que no captáis el engaño, es que no veis la realidad, como podéis adorar a tantas riquezas cuando aun hay tantas y tantas gentes que pasan hambre y demás sufrimientos, pero que hipócritas sois, si realmente sintieseis ese amor que proclama vuestro dios no podríais consentir que esas riquezas se acumulen en vuestros templos, y no se utilicen con un fin más fructífero y justo, compartir esas riquezas y repartirlas entre los que no tienen, eso es el ¡verdadero amor!. ¿Cómo podéis adorar a ídolos, cuadros, retablos, crucifijos, lunas y demás estrellas, vidrieras, estatuas, oro, bordados, y piedras preciosas? ¡ese es vuestro dios! ¿es que necesita de rodearse de todas esas riquezas? ¿no es el dios de los pobres? ¿no es el amor, el compartir, el dar a los demás? que hipócritas y falsos sois, pues con vuestra actitud solo demostráis falta de amor, sólo os importa vuestra propia comodidad, aun no sois capaces de aceptar la auténtica realidad, aun seguís a líderes que solo demuestran egoísmo, sabed que esa actitud no va a solucionar nada, sólo fomenta y mantiene un sistema corrompido por la codicia y el egoísmo.

Hasta la cumbre ascendí, dejando en el camino muchos recuerdos, muchos apegos, muchas personas. A toda vela navego, cruzando el ancho mar de la ignorancia, enfrentándome a huracanes y tormentas como nunca pude imaginar, el viento que recogen mis velas es el viento de la libertad, él me impulsa con fuerza rumbo hacia un horizonte libre. ¡Por fin!. Lejos de tanta hipocresía allá arriba en las montañas, sólos tú y yo mi bien amada, asciendo a tus bondades, como buscando el silencio, alejado de tanto ruido el cual ensordece mi corazón, pues el ruido que emana de la gente ignorante es tan pobre, es tan falto, que hiere mi corazón, mi coraje, mi ilusión. No puedo desfallecer, tengo que seguir navegando a toda vela, sin que nada ni nadie me pueda detener, tengo que seguir siendo el mismo que tiempo atrás empezó a soñar con nuestra libertad.

Liberaros de vuestras cadenas es mi triunfo, vuestro triunfo es el mío, vuestra libertad es mi libertad, vuestro horizonte es mi destino, y lucharé sin tregua hasta conseguirlo, mi tesón, mi nobleza y mi amor aplastarán las morales aniquiladoras que hasta ahora os encadenan a la religión y a sus tradiciones absurdas y sin sentido. ¡Navegad a mi lado! compartamos juntos nuestro momento, el gran horizonte nos espera, ¡cambiaremos las aguas turbias por aguas claras y transparentes! ¡derribad lo establecido injustamente! ¡es nuestra voluntad! nuestra ley será el amor y la libertad, ¡será suficiente argumento para desmoronar el vasto imperio religioso! el cual crearon con codicia y egoísmo a costa de nuestra libertad, seguidme pues amigos míos, partamos rumbo hacia la libertad, ser duros y nobles es nuestro acierto, ya que un corazón noble es duro pero a la vez cierto.

La religión es como una enfermedad, te debilita por dentro, chupándote como una sanguijuela hasta la ultima gota de tu energía. Si fuese científico pondría todo mi empeño en crear una vacuna para tan dañina enfermedad. El martillo de la libertad, aplastará la guadaña religiosa. ¿Cómo podéis preocuparos del más allá, si no os cuidáis del más acá? Cuanto más lucho en contra del sinsentido más sentido le encuentro a mi lucha.

Sé que mis palabras son como gotas en un inmenso océano, por eso repetiré millones de veces mis palabras, y así serán millones de gotas y volveré a repetirlas hasta desfallecer, sólo así podré desbordar aguas tan estancadas en tradiciones y morales absurdas ¡sin sentido!. De mi boca surgirán huracanes capaces de derribar tan falsos cimientos, y como una gran tormenta ¡la más violenta jamás vista! barrerá de un plumazo vuestras morales. ¡no os refugiéis! ¡salid a su encuentro! ¿qué teméis del nuevo amanecer, del nuevo despertar, del nuevo mundo?. Salid a su encuentro y aliaos con su furia, quitaos las vendas y destapaos los oídos, solo así podréis salir victoriosos de tan noble y justa lucha. Veo el momento cercano, las brumas se disipan a mi paso, y la auténtica realidad me ofrece toda su virtud, toda su sabiduría, hace mucho tiempo que me quité las vendas y desde entonces he aprendido mucho, ¡y hoy quiero compartir con vosotros! esa sabiduría, quiero ofreceros una nueva oportunidad de dar un golpe de timón a vuestras vidas, no os ofrezco tesoros, ni paraísos extraterrenales, no pretendo vuestros honores, ni privilegios ni riquezas, reniego de todo eso, sencillamente os ofrezco nuevos valores, libres de dogmas, libres de castas, libres de separatismos, libres de codicias y egoísmos, libres de ídolos y dioses ¡libres por fin!

Por un mundo libre sin discriminación, sin castas, sin dioses, sin religión.


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