Neurología. Varios neurólogos ya han establecido que la música y el cerebro tienen una relación bastante estrecha, ahora, un nuevo estudio confirma sus efectos positivos en enfermos terminales
Oliver Sacks escribió uno de los libros de neurología con el más sugestivo e interesante título. ‘El hombre que confundió a su mujer con un sombrero’ ha atraído a muchos lectores hacia el ámbito del estudio del cerebro a través de asombrosos casos clínicos. El famoso neurólogo tiene ya varios años con una fuerte inclinación por el estudio de la música y sus efectos en el cerebro, de hecho, en su más reciente libro, Musicofilia, Sacks nos enfrenta con casos clínicos bastante musicales, como el eminente psicoanalista incapaz de conciliar el sueño porque se pasaba las noches escuchando a un rabino cantando o el cirujano que luego de que le cayera un rayo se obsesionó con la música de Chopin o el musicólogo, que a pesar de sufrir de amnesia, manejaba su existencia tocando las fugas de Bach.
“La música ejerce un poder intenso en el cerebro. Me di cuenta de ello en 1966 cuando comencé a estudiar pacientes en un hospital en el Bronx, observé que aquellos recuperándose de encefalitis parecían congelados en el tiempo, como si no fueran capaces de dar un paso, sin embargo, la música parecía ayudarlos a fluir, eran entonces capaces de cantar y bailar y estar activos otra vez. Los pacientes con Parkinson, por ejemplo, la habilidad para realizar acciones en secuencias está dañada, ellos necesitan estructura temporal y organización, y el ritmo de la música puede ser crucial para ello”, explicaba Sacks en una entrevista para la revista Wired.
El neurólogo también explica por qué hay tantos músicos ciegos y la significativa correlación que existe entre la ceguera y los genios musicales. “Cuando uno nace sin un sentido o lo pierde joven, el cerebro utiliza estas áreas para construir un mundo y una identidad repletos de riqueza sensorial. El concepto de oído absoluto, que es la habilidad de identificar una nota sin escuchar otra nota como referencia, es muy raro que ocurra en la población en general, quizá 1 en 10,000 lo tiene. En músicos profesionales es 1 de cada 10 pero en las personas que nacieron ciegas, sean músicos o no, es casi 1 de cada 2. De hecho, la tercera parte de los genios musicales son ciegos”.
Para Sacks, que se declara un judío ateo en su nuevo libro, nuestros cerebros han desarrollado áreas especializadas en música. Muchos otros evolucionistas argumentan que la música es un “accidente evolutivo”, como un ‘postre para los oídos’ que se desarrolló para avanzar el lenguaje; Sacks no está tan seguro. Para él, los estudios con niños, otros animales y personas con problemas cerebrales, le cuentan otra historia.
“Pacientes con la enfermedad genética Williams tienen la amígdala y parte de los lóbulos temporales sobre-desarrolladas, es decir, estas áreas son inusualmente grandes, entonces ellos tienen una sed continua y constante por escuchar música y relacionarse con los demás. No son muy buenos aprendiendo, pero tienen un anhelo social y musical que raya en lo obsesivo. Me parece que el cerebro y la música tienen una relación que debemos explotar. La terapia musical es efectiva”.
Ahora, un nuevo estudio confirma las afirmaciones de Sacks.
Violines, chelos y violonchelos
Un equipo en la Universidad de Concordia en Montreal ha publicado los resultados de un experimento de tres años de duración donde participaron 371 pacientes entre 18 a 101 años de edad y todos con una enfermedad terminal, primordialmente cáncer. Una terapia musical era brindada a cada uno de estos pacientes por alrededor de 15 a 60 minutos.
Ahora bien, cabe destacar aquí que no se usa cualquier música en estas terapias, no toda la música relaja ni pone el cerebro a fluir, pero ciertos ritmos suaves con instrumentos como violines, violonchelos y chelos, beneficiaron a estos pacientes, tanto así, que muchos de ellos luego pidieron sesiones privadas de la terapia musical con instrumentos sinfónicos.
“Nuestro estudio ha demostrado cómo la terapia musical es efectiva aliviando el dolor, optimizando la comodidad, promoviendo la relajación, el buen humor, la resistencia, la calidad de vida, el bienestar y la confianza en los pacientes. Cuando fueron comparados con personas que no recibieron la terapia o en otros momentos en que la terapia no fue administrada, al diferencia fue significativa”, explica Sandi Curtis, vice-presidente de la Asociación Americana para la Terapia Musical y autora del estudio en Concordia.
Nuestros cerebros, ya sea a través de accidentes evolutivos o porque ha desarrollado circuitos específicos para el ritmo, responde a los acordes musicales. De hecho, el neurólogo Vilayanur Ramachandran ha descubierto áreas específicas para acordes musicales, que muchas veces protagonizan efectos alucinantes en pacientes con sinestesia que son capaces de ver color en cada nota musical, por ejemplo. El neurólogo notó que estas áreas melodiosas están cercanas a la región V4, conocida por proveer con color a nuestro mundo.
Más en:
Los resultados del estudio en Concordia fueron publicados en http://mmd.sagepub.com/content/3/1/20.abstract
Para más información sobre la Universidad: http://creativeartstherapies.concordia.ca/
Aquí el libro de Sacks: http://www.amazon.com/Musicofilia-Oliver-Sacks/dp/884592419X/ref=sr_1_3?ie=UTF8&s=books&qid=1305041307&sr=1-3
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