Cardiología. Los genes tipo HCN se encargan entre otras cosas de formar unos canales en el corazón que regulan y controlan el ritmo de los vitales latidos para evitar así muchos casos de letales arritmias
Existe un particular gen, el HCN2, que regula el dolor crónico. Durante un tiempo se pensó, equivocadamente, que este gen tenía que ver con el mantenimiento del flujo de energía en los nervios sensibles al dolor. Esta inexacta idea se originaba en las funciones específicas de estos tipos de genes que tienen que ver, precisamente, con mantener el ritmo eléctrico en lugares tan importantes como el corazón. Ciertamente, el latido del corazón es lo que más nos acerca a la vida y le hemos dado un lugar central en su cuidado, estudiamos sus funciones, conocemos sus susceptibilidades y las cosas que lo hacen fuerte, lo cuidamos; recordamos que la muerte aguarda siempre en el silencio del corazón.
Pues bien, los genes tipo HCN, precisamente, se encargan entre otras cosas de formar unos canales en el corazón que regulan y controlan el ritmo de los vitales latidos para evitar así muchos casos de letales arritmias.
“El latido del corazón es el resultado de contracciones rítmicas del músculo cardiaco. Este músculo es regulado por señales eléctricas que llamamos ‘potencial de acción’; ahora bien, estos potenciales se originan del control de los iones en el corazón cuyo flujo va por los canales creando así la depolarización y repolarización, fases que deben durar cierto tiempo”, explica el profesor Martin Biel, del departamento de farmacología de la Universidad Ludwig Maximilians München, en Alemania y uno de los autores del estudio.
Cuando estas fases no están bien, cuando algo se descontrola en este preciso ritmo, la arritmia ocurre y, en muchas ocasiones, la muerte. Precisamente, este equipo alemán describe en la investigación una nueva función para estos canales HCN que, de acuerdo con las evidencias, son esenciales para la fase de repolarización. Los resultados indican que las señales dentro de estos canales vienen dictadas por los iones, estamos hablando de sustancias químicas y sus partículas subatómicas que son causantes del ritmo que nos permite continuar viviendo sin problema. De hecho, a la corriente iónica que pasa por estos canales se le conoce como la ‘corriente marcapasos’ ya que es esencial para el control y regulación de los latidos; ¡del ritmo de vivir!
Las células marcapasos
“Ya sabemos desde hace un tiempo que miembros de esta familia de canales iónicos están presentes en las células marcapasos, en el nódulo sinoatrial del corazón. Estas células tienen una actividad eléctrica espontánea y se sabía que los canales HCN contribuían a aumentar los latidos del corazón bajo ciertas condiciones, pero no estaba claro cuál era el papel de estos mismos canales durante el ritmo cardiaco regular”, explica Christian Wahl-Schott, coautor del estudio.
Los investigadores erradicaron el HCN3 en un nuevo modelo animal para ver qué ocurría. Los resultados no se hicieron esperar y se observó enseguida una reducción en la duración de la repolarización que le sigue al potencial de acción en el miocardio.
“Nuestros resultados demuestran que los canales HCN son importantes manteniendo el ritmo regular del corazón y no sólo bajo ciertas condiciones”.
Sin el gen HCN3, el ritmo en un lugar disminuye y el riesgo de arritmias es aún mayor. Ciertamente, cada vez conocemos más y mejor los órganos que nos permiten mantenernos con vida, desde sus electrones hasta sus más enormes y ruidosos tejidos.
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