Un hombre cuyo rostro le parece familiar se le acerca y antes de que hable usted sabe qué viene a pedirle. Pero de repente, la persona se convierte en el nuevo vecino y usted, sin saber por qué, anda escondiéndose de él por toda la casa, la cual, por supuesto, es el hogar que una vez le perteneció a su abuela hace mucho tiempo.
Los sueños no parecen tener sentido. Sin embargo, estudios y experimentos han comprobado una y otra vez que dormir tiene funciones fisiológicas y objetivos específicos en la consolidación de varios tipos de memoria en el cerebro. De hecho, una persona se pasa un tercio de su vida durmiendo y las razones para ello, aunque aún no han sido todas descubiertas, han ido apareciendo poco a poco, representadas en distintos estudios científicos.
Por el momento, los más populares han establecido al sueño como la actividad biológica que se encarga de consolidar memorias. Por supuesto, las memorias no ocupan todos los objetivos del sueño pero sí parecen dedicar una buena parte del tiempo que dormimos en ello.
“Es conocido que algunas partes del cerebro descansan cuando dormimos. También se conoce que el sueño ayuda al sistema inmunodeficiente a recargarse. Más aún, ahora sabemos que el cerebro no sólo consolida la memoria allí sino que además continúa aprendiendo mientras dormimos. Es por eso que los investigadores aconsejan, cada vez más, dormir por lo menos seis horas de sueño, especialmente luego de aprender algo nuevo que necesitaremos recordar después”, explicó Matthew Walker neurocientífico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y director de un nuevo estudio que ha descubierto este espectacular hallazgo de forma accidental.
“La verdad es que diseñé uno de los experimentos incorrectamente y de esta forma descubrí algo que nunca se había observado en los seres humanos”, declaró el investigador para la publicación The Harvard Gazette.
El equipo de Walker ha visto por primera vez las fases por las que atraviesa una memoria motora al consolidarse en el cerebro. Más aún, los investigadores han descubierto cómo se obtiene la plasticidad en estos tipos de memorias.
“A nadie le beneficiaría una memoria motora inflexible en el cerebro, lo que nos beneficia es que permanezca cambiable para poder implementar otros conocimientos”, indicó Walker.
Para medir estos procedimientos, los científicos observaron los cerebros de cien estudiantes de Harvard luego de que habían aprendido una actividad motora que tenía que ver con memorizar secuencias de números y tocarlos en un teclado.
“Encontramos que las personas que dormían por lo menos seis horas luego de aprender la nueva actividad, incrementaban su habilidad y capacidad para realizarla nuevamente en un 20 a 30 por ciento por encima de la puntuación original antes de dormir y después del entrenamiento”, explicó Tiffany Brakefield, miembro del equipo de Harvard.
De acuerdo con el nuevo experimento, cuando una persona aprende a montar bicicleta o a tocar una melodía en el piano, la memoria se establece en el cerebro y se consolida una vez se hayan dormido varias horas. Pero esta memoria no se mantiene rígida sino que descubre la plasticidad cuando entra en competencia con otras memorias que pueden reformar la original y hasta mejorarla. Este tipo de procedimiento se conocía pero nunca se había observado durante experimentos neurológicos en un área experimental.
Además, los investigadores encontraron que existe un tipo de sueño que es mucho más beneficial para las memorias motoras. Se trata de la fase 2 de dormir que se caracteriza por ser ligera y por la ausencia total de sueños. Es durante esta etapa que las personas consolidan sus recuerdos sobre las habilidades motoras aprendidas.
“Es un mecanismo muy elegante y nos enseña mucho sobre cómo aprendemos. Por ejemplo, el sueño de un niño de doce meses de edad se caracterizará por pertenecer primordialmente a la fase dos. Tiene sentido ya que los niños a esta edad lo que están aprendiendo es a moverse, a utilizar sus habilidades motoras al máximo y les beneficia este tipo de sueño más que nada”, dijo Allan Hobson, otro de los miembros del equipo de Walker.
Aplicaciones del estudio
Estas investigaciones sobre el sueño puede ayudar a resolver tres grandes problemas. En primer lugar, estos resultados facilitan la recuperación de las habilidades perdidas en las personas con daños motores debido a accidentes o enfermedades. Si la terapia incluye un tiempo de sueño tipo fase 2 luego de aprender una nueva habilidad, la persona logrará consolidarla mejor en el cerebro. En segundo lugar, los científicos también podrán eliminar memorias traumáticas e innecesarias de los cerebros afectados si se utiliza el sueño o la falta de éste, como una forma de desestabilizar la memoria y borrarla de las neuronas. Por último, las fobias pueden ser tratadas con terapias de aprendizaje y actividades que combinen el sueño fase 2 junto con las nuevas enseñanzas adquiridas.
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