Transplantan neuronas al hipotálamo de roedores, reparando circuitos

Biología. Los investigadores produjeron neurogénesis, es decir, el nacimiento de células nerviosas en el cerebro, que se encargaron de desarrollarse normalmente y reparar circuitos en el cerebro de ratones

Imagina reparar un circuito cerebral. Trabajar en un lugar tan remotamente pequeño que requieres de avanzada tecnología para obtenerlo. Ciertamente, los médicos nos remedian; resarcen lo que está roto utilizando los formatos desarrollados. Con el tiempo, la tecnología ha permitido un salto de reparar heridas en el corazón a reemplazar genes dañados por otros en buenas condiciones. Y es que el cuerpo tiene piezas de todos los tamaños.

De hecho, ha sido utilizando células nerviosas que investigadores han conseguido reparar un circuito cerebral. Los circuitos cerebrales en el cerebro son los caminos producidos por neuronas, patrones enmarañados con numerosas funciones; pero son tan pequeños. De hecho, la tecnología ha tenido que avanzar significativamente para lograr distinguir una neurona de otra; así, es posible seguir algún circuito producido. Conseguir las funciones para cada uno de estos circuitos es otra de las metas de la neurología moderna.

Pues ahora, científicos en la Universidad de Harvard y varios hospitales, como el de Massachusetts y Beth Israel, consiguieron transplantar neuronas embrionarias hacia un circuito en el hipotálamo, reparando así las dañadas.

En los cerebros de ratones, por supuesto.

Esta operación se llevó a cabo en el hipotálamo, una parte esencial para el buen funcionamiento del animal. Esta es una región compleja que regula el hambre, el metabolismo, la temperatura del cuerpo y, además, conductas básicas como el sexo y la agresión. Por ello, reparar circuitos neuronales en el hipotálamo no es tarea fácil. Conseguirlo es abrir la puerta hacia la reparación de problemas nerviosos bastante serios como traumas en la médula espinal, epilepsia, autismo, los desórdenes de Parkinson y Huntington.

Limitada neurogénesis

“Sólo conocemos dos áreas en el cerebro capaces de neurogénesis, es decir, el reemplazo neuronal en el animal adulto a nivel celular, es el nacimiento de nuevas neuronas; el bulbo olfatorio y una región en el hipocampo conocida como el giro dentado. Hay pocas evidencias de que ocurra neurogénesis en el hipotálamo. Las neuronas que son añadidas durante la adultez en ambas regiones son, por lo general, más pequeñas de lo normal y se piensa que actúan como controles de volumen en señales específicas. Nosotros hemos reprogramado un sistema de circuito cerebral de alto grado que no experimenta la neurogénesis de forma natural con estas neuronas y estos reemplazos restauraron substancialmente la función normal”, explica Jeffrey Macklis, profesor de biología en Harvard.

Estudios anteriores iniciaron ya este camino. Utilizando material fluorescente, de ese que brilla en la oscuridad para observar las neuronas, Macklis trabajó con Yu-Dong Zhou, elaborando profundos análisis electrofisiológicos, moleculares y estructurales de estas neuronas transplantadas y de sus funciones en los circuitos. La meta era detectar si estas células nerviosas lograban procesar el señalamiento con la hormona leptina. Estas ocurrencias en el hipotálamo producen cambios en los hábitos alimenticios; de hecho, cuando la leptina no funciona, los ratones se convierten en animales obesos.

De una neurona a otra

“Utilizamos una técnica que usa electrones pequeños para investigar así los rasgos de neuronas individuales o en parejas. Las podíamos localizar porque habíamos usado el fluorescente, encontramos que las neuronas desarrolladas se comunicaban con las del circuito a través de contactos sinápticos y que el cerebro capturaba la señal y respondía, las neuronas estaban integradas, formaban parte de la red neuronal, respondiendo a la leptina, la glucosa, la insulina; era interesante y sorprendente”, dice Zhou.

Los investigadores agregan que estas neuronas embrionarias no estaban conectadas tan precisamente como uno creería, sin embargo, ese detalle no parecía importar, las neuronas se comportaban como antenas, capturando las señales en el cerebro como si nada; lo llaman neurogénesis controlada y los posibles resultados despiertan aplicaciones varias para el futuro.

“El próximo paso es preguntarnos cuestiones paralelas sobre otras regiones en el cerebro y la médula espinal, involucradas en traumas y desórdenes”, afirma Macklis. “En estos casos, ¿podemos reconstruir circuitos en el cerebro mamífero? Sospecho que sí”.


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