Las aves llevan el ritmo por dentro

Zoología. Bambolean sus cabecitas, mecen sus cuerpos y golpean sus patas sobre el suelo con una cadencia que cualquiera envidiaría, las aves, según un nuevo estudio, bailan y siguen el compás mejor que muchos seres humanos.

Compartimos más que células y genes con los demás animales sobre el planeta. A través de las especies terrestres, los humanos nos vemos retratados no sólo en la biología que nos une sino en los comportamientos. Y no es para menos. La era de la genética nos enseña que por lo menos el 5% de los genes humanos han sido conservados por más de cien millones de años con los demás mamíferos, sin embargo, entre los vertebrados también compartimos unidades genéticas importantes para la vida.

Con el conocimiento que poseemos hoy sobre la influencia de los genes en la conducta, no debe sorprendernos que muchos animales posean conductas similares a las nuestras, en especial cuando tienen que ver con el apareamiento, la defensa de territorio y la búsqueda de alimento (comportamientos básicos en la vida), no obstante, las similitudes no paren ahí y las particularidades que nos unen tanto a las aves como a los delfines no dejan de asombrar a todo el interesado.

Ahora, nuevos experimentos y observaciones realizadas en aves, abre otra ventana hacia la conducta aviaria. Aniruddh Patel, del Instituto para las Neurociencias en San Diego, ha publicado sus conclusiones en el diario Biología Actual y, en mi opinión, todos estarán de acuerdo con el investigador. Y es que lo hemos visto, a lo mejor por televisión o en vivo y en especial con las encantadoras cotorras. Estos animalitos tienen ritmo. Los humanos no somos los únicos. Y no es una respuesta condicionada para recibir una recompensa, estos animales tienen la capacidad de seguir el compás de la música.

“Muchas aves, pero en espacial las cotorras, balancean sus cabecitas para abajo y hacia arriba, tamborilean sus patas sobre el suelo y mecen sus cuerpos al ritmo de la música”, explicó Patel en EurekAlert. “Hemos descubierto una cacatúa que danza al ritmo de la música humana y hemos diseñado un experimento controlado para demostrar que el ave está en tono con la música”.

Los investigadores iniciaron un proceso en el que disminuían o aceleraban el compás de la música para observar cómo reaccionaban las aves a estos cambios. Para sorpresa de todo, el animal adaptaba sus movimientos al ritmo musical, disminuyendo y acelerando sus acciones al compás de la canción manipulada por los investigadores.

“Realmente, los pájaros también llevan su música por dentro”, explicaron.

Cognición humana

Por mucho tiempo se pensó que el ritmo y la cadencia al bailar en una cuestión exclusiva de la evolución humana. “No es frecuente, quizás hasta inaudito, ver a una animal salvaje o en cautiverio moverse al compás de la música, por lo tanto, los científicos pensábamos que esta modalidad era resultado del desarrollo neuronal del cerebro Homo sapiens. Una especialización cognoscitiva exclusiva de nuestra especie”, explicó Adena Echachner, la autora del otro experimento realizado en las aves en la Universidad de Harvard. “Ahora pensamos que estas habilidades están conectadas a otras que observamos en aves como las cotorras: su capacidad para imitar y hablar”. Para los investigadores, es un rompecabezas evolutivo que concuerda en el desarrollo de la capacidad para hablar y otras habilidades cerebrales.

Los danzantes de YouTube

El equipo de Schachner utilizó la herramienta de internet, YouTube, para localizar videos de animales que bailaban. Una vez filtrados por lo menos mil filmes de distintas especies, sólo 14 especies de cotorras y una especie de elefante demostró que realmente podía seguir el ritmo de la música con cadencia natural. “Estas especies todas tienen una habilidad en común con el humano y es un circuito neuronal para el complejo aprendizaje de vocalización, esta red necesita estar en un circuito cerrado con otras dos áreas, la motora y la auditiva”, explicó la investigadora. Los científicos se preguntan ahora si otras especies con estos circuitos neuronales también bailan a su ritmo como otras aves, los delfines, otras especies de elefantes y las focas, entre otras.


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