El arte, la dopamina y los derrames

Neurología. Los pacientes de infartos cerebrales que aman el arte tienen mejor recuperación y calidad de vida que aquellos que no; de hecho, la liberación del neurotransmisor del placer en el cerebro puede ser responsable de ello al activar, a través de una melodía, el llamado circuito de gratificación

Plasticidad. Es una de las cualidades más importantes y refrescantes de nuestro cerebro. El órgano de la vida conciente y automatizada se encarga de ejercer control sobre lo que hacemos, lo que pensamos, lo que sentimos; para ello, no sólo necesita ser regado todo el tiempo con oxígeno, que es trasladado por la sangre hasta la azotea del cuerpo donde reside, sino que la manipulación de los neurotransmisores es vital para la “calidad” de vida que deseamos.

La dopamina es uno de esos transmisores y cada vez aprendemos más sobre sus funciones y cómo despertarla para que bañe nuestros circuitos. De hecho, el neurotransmisor es jefe en los centros de recompensa y placer y su presencia nos impulsa a buscarlos; también se encuentra activa en nuestras respuestas emocionales y su ausencia o bajos niveles produce la enfermedad de Parkinson y es causante de adicciones en algunas personas.

Pues bien, cuando hablamos de placeres, elementos del arte se encuentran entre ellos. No todas las personas son artísticas ni extraen placer de ciertos tipos de prácticas pero ha sido comprobado en varios experimentos que la música, por ejemplo, despierta habilidades cerebrales importantes que pueden producir cambios positivos. En ese sentido, un equipo de investigación en la Escuela de Enfermería de la Universidad Tor Vergata, en Roma, Italia, presentó un interesante estudio en la reunión anual número 12 sobre enfermería cardiovascular realizada el 16 de marzo en Copenhagen, Dinamarca. Los investigadores indican que los sobreviviente de derrames interesados en el arte tienen mejor calidad de vida que aquellos que no. Los pacientes que aprecian la música y el teatro se recuperaron mejor de sus derrames que aquellos que no. Y es tan importante comprender el papel de un cerebro ocupado en el disfrute de destrezas que van más allá de lo básico y demandan un baño de dopamina de completo placer a través de una melodía o una frase profunda en el escenario.

Cada seis segundos

El derrame, nos dicen las investigaciones, es la tercera causa de muerte en el occidente y la primera causa de discapacidad en adultos.

“Sabemos que cada seis segundos hay una persona en el mundo que es afectada por un derrame. Identificar estrategias para mejorar la recuperación y la calidad de vida de los pacientes representa una prioridad en el sistema de cuidado de salud, y la exposición al arte parece muy prometedora”, dijo el autor principal del experimento, el doctor Ercole Vellone de Tor Vergata.

El experimento, también elaborado por investigadores de la Sociedad de Cardiología Europea, se centró en 192 sobrevivientes de derrames con una edad general en los 70 años. Estos pacientes fueron preguntados si disfrutaban o no del arte (la música, la pintura y el teatro), 105 dijeron que sí, 87 que no; los investigadores analizaron la calidad de vida de ambos grupos.

“Los pacientes que estaban interesados en el arte poseían una salud general mucho mejor que los demás; pudieron caminar mucho más fácil y tenían más energía. Además, estaban más felices, menos ansiosos y deprimidos y se sentían más calmados. También tenían una mejor memoria y eran comunicadores superiores, no sólo hablando con los demás sino entendiendo lo que los demás decían y llamaban a los objetos y a las personas de la forma correcta. Los sobrevivientes de derrames que veían el arte como una parte integrada a su estilo de vida, expresando su apreciación hacia la música, la pintura y el teatro, mostraban mejor habilidad para la recuperación”, expresó Vellone.

De hecho, los análisis de los investigadores van un poco más allá y se detienen pensando sobre el efecto del arte en la vida antes del derrame. Los pacientes que amaban el arte lo hacían desde antes de padecer la terrible enfermedad, por supuesto, por lo que el arte, definitivamente, influye positivamente en nuestras vidas y puede ayudarnos a recobrar los ánimos cuando las cosas no van bien.

Bañados de dopamina

El efecto de la dopamina en esta área ha sido investigado en estudios anteriores. Escuchar nuestra música favorita, por ejemplo, estimula directamente un sentimiento de placer al liberar dopamina entre las neuronas. De hecho, se trata del primer paso hacia el circuito de gratificación que activa la oxitocina y finalmente las endorfinas, una hormona y moléculas que están relacionadas, entre otras cosas, con el amor y las emociones de placer.

“La dopamina mejora la calidad de vida cada vez que es liberada en el cerebro. Más estudios son necesarios para ver cuáles otras formas de arte estimulan el esparcimiento del neurotransmisor. Por otro lado, los resultados de este experimento, junto a otros parecidos, nos indican la importancia de introducir arte en el cuidado de enfermería luego de estos episodios ya que puede mejorar la calidad de vida de los pacientes”, expresó.

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