Curiosos y primitivos rasgos en anguila la declara fósil viviente

Zoología. Un nuevo género y familia sido creados para Protoanguila palau, un pez que tiene rasgos de las anguilas vivientes y de las primitivas; tambien branquiespinas como otros peces

Los investigadores están tan maravillados con el descubrimiento que lo llaman “fósil viviente”; y sus razones tienen. Se trata de una nueva anguila que, contradictoriamente, es la más primitiva entre todas ellas, tan primitivo es el animal que han tenido que crear una nueva familia y género para ubicarlo. Lo descubrieron en la costa marítima de la República de Palau y el pescado exhibe muchas particularidades primitivas desconocidas en las otras 19 familias y en las más de 800 especies de anguilas que viven en la Tierra.

La han llamado Protoanguilla palau y observarla es como remontarse a millones de años atrás, en el período Cretáceo hace de 140 a 65 millones de años. Este interesante organismo está compuesto de características que los une indiscutiblemente con las familias de anguilas que existen en la actualidad, sin embargo, el animalito también muestra unos rasgos primitivos asombrosos, como el segundo hueso de la mandíbula superior, lo que se conoce también como hueso premaxilar, y menos de 90 vértebras; todos estos aspectos del animal no se observaban más que en fósiles con millones de años de extinción.

Otro aspecto particular de este organismo es el conjunto de branquiespinas, que son los dientes de los arcos branquiales que sirven para filtrar el plancton muy comunes en los peces con muchas espinas pero que no existen ni en las anguilas fósiles ni en las vivientes. Una rareza distintiva del amigo Palau.

“Realizamos análisis de ADN que nos indicaron que P. Palau representa un linaje antiguo e independiente con una historia evolutiva que se compara con el orden completo de especies vivientes y fosilizadas. El equivalente de esta anguila en pescados, no se ha visto posiblemente desde el descubrimiento del celacanto en la década de los treinta”, explica Dave Johnson, autor principal de la investigación e ictiólogo del Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian. “Pensamos que una historia evolutiva tan larga e independiente, que nos lleva al Mesozoico temprano, hace como 200 millones de años, la retención de rasgos anatómicos primitivos y la distribución aparentemente restringida, le garantiza al organismo el reconocimiento de fósil viviente”.