Antes de actuar, consúltelo con la almohada

Medicina. Viejos adagios aconsejan consultar con la almohada los asuntos serios mucho antes de hacer algo al respecto. Un nuevo estudio científico de la Universidad de Pennsylvania ha corroborado esta antigua lección con nuevas pruebas experimentales.

De acuerdo con los investigadores, lo mejor que puede hacer una persona ante un nuevo problema, un interesante reto académico o complicados entrenamientos, es dormir por cinco horas después del aprendizaje. Precisamente, este sueño le ayudará a consolidar lo aprendido en la memoria y por la mañana la persona sabrá la mejor forma de actuar o todas las respuestas del difícil examen. A pesar de que el experimento ha sido realizado en ratones, los investigadores se sienten seguros de que el sueño también es bueno a la hora de procesar actividades de cognición.

En los últimos meses, el sueño ha sido protagonistas de varios estudios científicos. Los beneficios de la siesta y del sueño profundo antes de los exámenes, fueron confirmados por varios experimentos publicados en distintos diarios científicos. Sin embargo, el nuevo estudio de la Universidad de Pennsylvania, dirigido por Ted Abel, Laurel A. Graves y Allan I. Pack, de la Escuela de Medicina de la universidad, tenía como objetivo descubrir beneficios mucho más específicos sobre el sueño.

Queríamos averiguar el momento preciso en que el aprendizaje se consolida en la memoria y podemos decir que hemos aprendido de verdad. Creo que hemos logrado este objetivo”, escribió Abel y su equipo en el diario Learning and Memory donde fueron publicados los resultados.

Los científicos utilizaron el viejo condicionamiento clásico para enseñar a varios grupos de ratones distintos tipos de temor.

Un grupo de roedores eran trasladados a una caja nueva para administrarles un ligero pero molesto choque eléctrico. Otro grupo recibía el choque luego de escuchar un sonido específico. En ambos grupos habían ratones a los que se les permitía dormir luego del condicionamiento mientras que a otros se les truncaba el sueño en distintos momentos después del entrenamiento clásico.

Más tarde, los investigadores esperaban 24 horas para volver a poner a los ratones en las mismas situaciones anteriores a los choques eléctricos. Los científicos medían el tiempo que los roedores permanecían congelados, es decir, inmóviles por unos segundos, luego de reconocer el sonido o el lugar donde recibían los choques.

Los ratones que permanecían congelados y llenos de terror por más segundos eran lo que habían aprendido mejor el entrenamiento clásico”, añadió Abel.

Los resultados mostraron que los ratones que habían dormido cinco horas corridas inmediatamente después del entrenamiento fueron los que más recordaron la experiencia y se mantuvieron inmóviles el 15% del tiempo que duró el experimento. Aquellos ratones que no durmieron las horas necesarias o que durmieron de cinco a diez horas pasado el entrenamiento, permanecieron inmóviles sólo el 4% del tiempo.

Por otro lado, los ratones que fueron entrenados con un sonido en vez de un lugar no fueron afectados por el sueño. Esto implica que el sueño afecta el área del cerebro que tiene que ver con la orientación espacial y los entornos físicos, es decir, la memoria contextual que se encuentra alojada en el hipocampo.

Siempre se ha dicho que el sueño tiene muchas funciones fisiológicas específicas como la conservación de energía y para refrescar el sistema inmunodeficiente, sin embargo, nuestro estudio ha servido para descubrir otra función más específica del sueño y es la regulación de la función neuronal durante la consolidación de la memoria”, dijo Abel para la BBC.


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