Agujeros errantes surcan la galaxia

Cosmología. De acuerdo con nuevas observaciones realizadas por astrónomos en el Centro para la Astrofísica de Harvard-Smithsonian, cientos de hoyos negros navegan por nuestra Vía Láctea sin ningún tipo de control

Con las crisis económica y ambiental creciendo y el virus de la influenza porcina corriendo rampante por el mundo, la noticia de agujeros negros rufianes, navegando cual piratas somalíes por nuestra galaxia, no es precisamente bienvenida. Sin embargo, nuevas observaciones realizadas por los astrofísicos Ryan O’Leary y Avi Loeb, del Centro para la Astrofísica Harvard-Smithsonian, afirman que, ciertamente, por nuestra galaxia rondan cientos de estos hoyos masivos que son residuos de violentas colisiones antiguas. El problema, por supuesto, es estos agujeros se alimentan de la materia y engullen a todo lo que se acerque demasiado a su horizonte eventual.

Pero podemos respirar felices por ahora, gracias a las dimensiones gigantescas de nuestro Universo. Más aún, de acuerdo con las medidas tomadas por los investigadores, nuestro planeta se encuentra a salvo ya que el agujero negro más cercano se encuentra a miles de años luz de nuestra diminuta bola azul; no obstante, los astrónomos desean localizarlos para estudiar más de cerca la evolución de estos monstruos cósmicos y las pistas que podrían proveer sobre la formación de la galaxia que nos cobija, la Vía Láctea.

Así como los antropólogos y paleontólogos estudian fósiles para descubrir el pasado de la vida en la Tierra, de la misma forma en que los geólogos y otros científicos ambientalistas analizan las piedras y el aire milenario atrapado en el hielo para estudiar la historia del planeta, los astrofísicos estudian los residuos del pasado del Universo para comprender mejor su formación. Los agujeros negros que corren rampantes por la Vía Láctea son fósiles de un Universo más viejo.

“Estos agujeros negros son reliquias del pasado de la Vía Láctea y su estudio nos dará información para descubrir el origen y desarrollo de esta galaxia y también las demás”, explicó Loeb.

De acuerdo con los resultados de las observaciones, cientos de estos agujeros errantes surcan los suburbios de nuestra galaxia y están formados por la masa de entre mil a cien mil soles. No obstante, es muy difícil detectarlos porque de la única forma que se vuelven visibles para los ojos humanos es si están comiendo, es decir, engullendo alguna materia de un objeto cercano, para lograr observar la emisión de la materia que devora. “Por el momento buscamos grupos de estrellas que parecen haber sido arrancadas de su galaxia enana cuando el agujero escapó. Por lo general, una vez localizado este grupo, el agujero anda cerca”, dijo.

Nómadas sin ley

Por el momento, los investigadores sugieren que estos agujeros negros nómadas que andan sin ley por la galaxia originalmente existían en los centros de galaxias pequeñitas de poca masa que durante miles de millones de años estuvieron colisionando unas con otras hasta formar galaxias masivas como las que vemos hoy. Pero cada vez que estas galaxias enanas chocaban, los agujeros en sus centros eran disparados del núcleo con fuerza una descomunal, liberándolos así de la galaxia y convirtiéndolos en nómadas cósmicos.


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