Algunas veces recordamos la historia de Noé y su zoológico navegante y nos preguntamos que debió haberle pasado a este hombre temeroso de Dios en aquellos agitados y turbulentos días. Recuérdese que los hombres de aquella época eran malos en gran manera. Bueno, algunos caricaturistas nos han ayudado a recrear estos días cuando la ira de Jehová se expresó por medio del H2O (quizás andaba de amigo de Poseidón por aquellas épocas). Noé logró llevar esta gran tarea gracias a que desde pequeño había soñado con esta oportunidad.
Lo primero que ha que recordarse de la vida adulta de Noé es que este socializó el mensaje con sus contemporáneos, he aquí la escena de una de tales tertulias:
Luego vino la penosa y ardua labor de la elaboración del buque de la salvación. !Cuan útil le habría sido a Noé la información sobre las helices que mueven a los buques de hoy, o por lo menos un motor a vapor! Pero parece que el de arriba prefiere lo clasico. A continuación uno de los comentarios sobre la arquitectura del primer trasatlántico:
Sin embargo, algunas veces las tareas eran tan arduas que tuvo que buscar quien recibiera sus mensajes.
Una de las labores más arduas vendría después: Organizar la entrada de los animales. El pobre de Linneo, años después no pudo dar nombre a todos los animales, y sin embargo Noé pudo organizarlos. Aún queda por resolver como hizo el venerable anciano para guardar en el arca una pareja de cada especie de escarabajos, pues este grupo cuenta con millones de especies. Esperamos, en verdad, que la esposa de Noé no haya sido bichofóbica.
No todo en la vida de Noé le parecía lógico. A veces el Señor daba ordenes que no entendía… aparte de la ventana única del arca!
El pobre de Noé, quien ya veía sus labores como demasiado extenuantes, no se molesto en protestar. De haberlo hecho lo habrían mandado a ahogarse junto con los impíos. Y es que Jehová era de muy mal genio en los tiempos veterotestamentarios. Quizás fueron sus infructiferas peleas con el pueblo de Israel lo que lo llevó a disminuir el número de maldiciones al dictar el Nuevo Testamento.
Por fuentes no oficiales (apócrifas) me entere de un antiguo rumor. Uno de los hijos de Noé intentó hacer algo de dinerillo vendiendo unos botes inflables a los antediluvianos, pues le disgustaba la idea que en el arca se fuera a meter más gente. Pero que va! Al igual que a su padre nadie le creyó. ¿Y es que quien en sus sanos cabales le cree a las personas que dicen hablar con una zarza ardiente o con una paloma que baja del cielo? Definitivamente Jehová debería actualizarse en cuestiones de medios de comunicación… y hacer la terapia para el control de la ira!
Otro de los grandes enigmas (y que no lo sepa J. J. Benitez, porque quien sabe que rollos se inventaría) es saber cómo rayos hizo Noé para que los animales carnívoros no acabarán con los hervíboros. Las malas lenguas veterotestamentarias dicen que el pobre de Noé amenazaba a su mujer con dársela a los hambrientos leones cada vez que esta empezaba a darle cantaleta por no haber construído la habitación matrimonial lejos del lugar donde permanecen los jabalíes.
¿Y qué pasó con los dinosaurios? Yo no puedo concebir que no se haya salvado siquiera uno (sin contar las aves). Quizás Noé montó un sistema de seguridad para evitar que se colaran en el arca. Quizás le caían mal, pues el argumento del peso no es válido para todos los dinosaurios. ¿Es que ni siquiera dejó entrar a una pareja de los pequeños Compsognathus?
Por otra parte existe una hipótesis alterna sobre las razones de la extinción de los dinos en el diluvio de Noé.
Como si el pobre de Noé no hubiese tenido suficiente con los problemas previos al inicio de la inundación (como la discusión con sus hijas sobre el enorme neceser que querían entrar al arca de contrabando) pronto empezaron los problemas disciplinarios internos. En algunos casos los problemas fueron con los animales:
En otros casos los problemas los ocasionaron sus hijos:
Con frecuencia la historia del diluvio de Noé es atacada por los incrédulos. Quizás estos debería escuchar uno de los sabios consejos de otro venerable anciano del “Club de los Capitanes de Maderables Vehículos Mágicos” (del cual Noé es miembro fundador). Aquí se muestra respondiendo una pregunta de esos quisquillosos racionalistas:
Sin embargo, los escépticos aún no se imaginan como después del diluvio las plantas y los animales alcanzaron las distribuciones geográficas que muestran en la actualidad. Caramba, esto más que falta de fe es falta de imaginación. He aquí una posible solución:
Bueno, hasta el momento mi narración de la historia de Noé se separa un poco de la mostrada en el Génesis. Dudo que alguna maestra de escuela dominical me permita mostrar esta versión a los impúberes, sobre todo la anécdota de Lenny y Bob! Pero quien garantiza que la versión de la maestra de escuela dominical ( o de la escuela sabática) sea más verídica que la mía? ¿Pueden asegurarlo? Están absolutamente seguros que Moisés al escribir el Génesis no puso a alguno de sus subalternos a escribir el libro mientras él jugaba cartas con Aarón y Josué? ¿No han pensado que eso de la zarza ardiente parlanchina y las historias que se le atribuyen se debiera a alguna rara hierba qué Moisés gustaba de fumar? Aquí muestro otro posible escenario sobre el origen de la historia del diluvio de Noé (todo es posible si tienes fe):
Ahora pues si prefiere una narración más “al píe de la letra” bien pude creerla, pero debo advertirle que hasta los chimpancés de la doctora Jane Goodall ya tienen su opinión sobre los fundamentalistas.
¡Hasta la próxima historia de la Biblia!
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