Génesis 4: Caín y Abel

A pesar de que parece que el primer acto sexual de la humanidad fue el causante de la condena expresada por Yavé sobre los participantes en el jueguecito, y lo hizo extensivo a toda la humanidad, la cosa no queda ni medio clara. Al parecer por un lado Yavé ordena lo de “creced y multiplicaros”, por otro dice que no se coma del arbolito de la “ciencia del bien y del mal”, es precisamente cuando comen del fruto del arbolito cuando descubren que están desnudos, sienten vergüenza y se fabrican delantales para proteger su intimidad. Parece un claro simbolismo hacia la represión de la sexualidad humana recién estrenada que será, y es una constante a lo largo de toda la Biblia, y del Cristianismo hasta nuestros días.

¿O quizá lo que el mismo Dios escribe en la Biblia está ocultando algo todavía más serio? Desde la religión se explica que ese primer pecado no tuvo connotaciones sexuales, que fue un pecado de orgullo humano, que fue un deseo de ser igual que Dios, que fue un desafío lanzado por los humanos recién saliditos de las manos del creador al querer igualarse a el.

Claro que otros lo entienden y lo explican de otra manera. Al parecer el arbolito en cuestión se llamaba de la “ciencia del bien y del mal” curioso nombre, significativo donde los haya. Hay quien interpreta el simbolismo del arbolito como un intento por parte de Dios en castigar el conocimiento, que en realidad lo que nace en la mente de Eva es el deseo de saber y conocer el entorno que le rodea, empezar a practicar una rudimentaria ciencia del conocimiento, de una realidad en la que está inmersa. Poca importancia tiene si fue Eva o si fue Adán el primero en dar el paso hacia la investigación y el conocimiento, lo cierto es que sintieron el deseo de conocer, aprender e investigar. Lo que se mostraba a sus ojos era desconocido, necesitaban conocerlo obligados por su cerebro humano, la curiosidad innata de nuestra especie no tiene límites, estamos obligados a hacernos preguntas, a contestarlas hasta donde podamos, estamos obligados a investigar, a aprender, a descubrir, a avanzar en el conocimiento, en definitiva a demostrar y buscar pruebas de que lo que creemos es cierto, a crear ciencia. Me importa un rábano si esa característica esencial de nuestra especie fue puesta por lo que unos llaman el dios creador, y otros llamamos simplemente naturaleza. Lo cierto es que está ahí, que no podemos sustraernos a ella, que si no fuera por esa curiosidad innata seguiríamos en el mismo punto que los primeros hombres que hubo sobre la Tierra. Es evidente que tras cada nueva respuesta correcta surge una pregunta nueva, ese es y ha sido el camino seguido por la humanidad, un camino irreversible que nos ha conducido hasta donde en estos momentos estamos, sabremos mucho o sabremos poco, pero no sabríamos nada si no hubiéramos seguido ese camino al que nos obliga nuestro cerebro.

Desde este punto de vista la fábula del “arbolito de la ciencia del bien y del mal” toma una nueva perspectiva. El árbol representaría el conocimiento, la ciencia y sus frutos, la serpiente representa la pregunta, la interrogación surgida en el cerebro de aquellos humanos, y el pecado es sólo el deseo de saber, de aprender, de comprobar, de demostrar lo que se ve, lo que se aprecia, y lo que se intuye. Quizá fuera eso precisamente lo que Yavé quería reprimir. Los que escribieron esa fábula comprendían ya que el conocimiento y la investigación, la ciencia, iría alejando cada vez más al hombre de la estupidez que ellos escribieron, que cada vez el conocimiento iría alejándose más y más de la fe. Eran conscientes de que fe y conocimiento son incompatibles, eran conscientes de que tarde o temprano sus mentiras indemostrables serían descubiertas. Y de ahí surge la denominación de árbol de la ciencia del “bien y del mal”. Ciencia del bien cuando esa ciencia esta dominada por la fe, cuando esa ciencia se somete a la fe y trabaja o aboga por ella. Ciencia del mal cuando se aleja de la fe y de la religión, ciencia del mal cuando se descubre que las cosas son neutras en si mismas, que ni tienen nada que ver con Dios ni con la fe. Ciencia del mal cuando se descubre que tras ella ni está Dios, ni se le espera.

Quizá fue eso lo que en realidad el dios Yavé quiso castigar realmente, la curiosidad y deseo de conocimiento de nuestra especie, un deseo al que nos obliga nuestro cerebro humano. Que curioso, el que fue nuestro creador, el que puso en nosotros ese deseo irrenunciable, lo castiga de la forma más atroz y continuada que se pueda imaginar. A lo mejor es que la Biblia no fue escrita por Dios, a lo mejor es que fue escrita por unos hombres, que aunque ignorantes, comprendían ya que tarde o temprano sus mentiras serían descubiertas. Quizá en el Génesis no se trataba de reprimir tanto la sexualidad humana, como el deseo de conocimiento. Aunque después la represión de la sexualidad se haya convertido en el caballo de batalla de la religión cristiana a lo largo de los siglos.

El Génesis, ni siquiera en sus grandes rasgos sigue las etapas lógicas de como fue la evolución realmente. El Sol tiene una antigüedad de unos 6.000 millones de años, la Tierra unos 4.500 millones de años. El Sol, y por supuesto las estrellas, son mucho más antiguas que la Tierra, por lo tanto la Tierra nunca estuvo en tinieblas, cuando la Tierra se formó, la luz del Sol hacia millones de años que alumbraba, y las estrellas tachonaban ya el firmamento millones de años antes de que la Tierra fuera formada. El Génesis afirma lo contrario, que primero fue creada la Tierra en tinieblas y después el Sol y las estrellas. Otra mentira escrita por Dios, mejor dicho por la ignorancia de los hombres que inventaron a Dios.

Caín y Abel

Génesis 4

Génesis 4:1

Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: -Por voluntad de Jehová he adquirido varón.

Génesis 4:2

Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.

Yo interpretaría que en los versículos anteriores es el mismo Dios que con su voluntad autoriza, aunque no bendice, eso no lo hace, que Eva se quedara embarazada y pariera a Caín y a Abel. Así que no parece que sea una condena a la sexualidad humana la que Dios castiga en el famoso episodio del “arbolito”.

Génesis 4:3

Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.

Génesis 4:4

Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo mas gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;

Génesis 4:5

pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

Como siempre, el dios que sólo entiende del bien y del mal sin matices, o eres bueno como Abel, o eres malo como Caín, en su mente, en la mente de quienes lo crearon no cabe el término medio. ¿Pero quién fue realmente el causante del mosqueo de Caín? ¿Por qué miraba con agrado la ofrenda de Abel y con disgusto la de Caín? ¿Qué había hecho el pobre Caín para merecer su desprecio? Una vez más el dios partidista, el dios creado para proteger a los hebreos, el dios que eligió a su pueblo de entre todos los demás pueblos enfrentándolos a ellos, ahora elige entre los hombres sin motivos aparentes, convirtiéndolos en buenos y malos. Siembra la semilla de la injusticia y de los celos, y después hace responsable de ello a Caín. Siempre la culpabilidad, siempre culpando a sus criaturas de aquello que él es responsable. Un dios demasiado humano para ser Dios.

Génesis 4:6

Entonces Jehová dijo a Caín: -¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?

Génesis 4:7

Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.

Génesis 4:8

Y dijo Caín a su hermano Abel: -Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.

Y Caín atrapado en la trampa de los celos se pasa un pelín dando muerte a su hermano.

Génesis 4:9

Y Jehová dijo a Caín: -¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: -No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?

Génesis 4:10

Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.

Génesis 4:11

Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.

Génesis 4:12

Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la Tierra.

Génesis 4:13

Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado.

Génesis 4:14

He aquí me echas hoy de la Tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la Tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.

Parece que el astuto Caín ya se había dado cuenta de que en la Tierra había ademas de Adán y Eva otros hombres que Dios no había creado. “Cualquiera que me hallare, me matará”, dice. ¿Quiénes podían ser esos cualquiera si no estaban mas que ellos tres en el mundo recién creado?

Génesis 4:15

Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.

¡Toma castañas!, no es que lo diga Caín, es que el mismo dios lo reconoce y confirma, está claro ya que el mundo estaba habitado por unos “cualquieras” que no habían salido de las manos de Dios. Y volvemos a la división, por un lado los creados por dios, y por otro los descendientes de los “cualquieras”. ¿Y quienes podían ser esos “cualquieras” que dios no había creado, de donde salieron? ¿quién los creó si no los había creado él? El mismo Dios reconoce que los “cualquieras” están ahí aunque no los haya creado, con lo que desmiente su propia fábula sobre la creación.

Génesis 4:16

Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.

Génesis 4:17

Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc.

Ya está claro, ya no hay dudas, Caín conoció a una hija de un “cualquiera” a la que embarazó y de la cual tuvo un hijo llamado Enoc.

Génesis 4:18

Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec.

Génesis 4:19

Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.

¡Toma castañas! Al parecer el dios Yavé, que antes se había mostrado tan receloso con la sexualidad humana, ahora autoriza la bigamia sin que tenga más consecuencias, es más parece que bendice esas uniones con abundante descendencia.

Génesis 4:20

Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados.

Gran detalle por parte de dios al informarnos que de Jabal descienden los que habitan en tiendas y crían ganados. Un detalle importante. Yavé no explica como hizo la creación, no explica en que consistió lo del famoso arbolito, no explica como la tierra estaba habitada por unos “cualquieras” que el no había creado, pero nos informa sin lugar a dudas que los que crían ganado son descendientes de un tal Jabal. Así que sabedlo y tenedlo claro, si algún miembro de vuestra familia, en el pasado o en el presente, ha criado ovejas, vacas, gallinas, cerdos o cualquier clase de ganado podéis decir con seguridad que vuestras raíces se afianzan hasta un tal Jabal que vivió en los primeros momentos de la creación. Es importante.

Génesis 4:21

Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta.

Pero si no tenéis a nadie que haya criado ganado en vuestra familia, y tenéis a alguien que haya tocado el arpa, o la flauta, y supongo que también se puede incluir en esta categoría a los que tocan cualquier clase de instrumento musical, sois descendientes de un tal Jubal que vivió por las mismas fechas.

Génesis 4:22

Y Zila también dio a luz a Tubal-cain, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-cain fue Naama.

De este versículo no haré comentarios por que me asalta una duda, si por alguna casualidad habéis tenido en vuestra familia criadores de ganado y músicos, o ganaderos y herreros, o peor todavía si habéis tenido las tres cosas, cada cual es muy libre de interpretar lo que eso significa. Palabra de Dios.

Génesis 4:23

Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe.

Génesis 4:24

Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.

Génesis 4:25

Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mato Caín.

Génesis 4:26

Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enos. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.

Ignoro por que invocaban el nombre de Jehová, pero no lo dudéis los hombres empezaron a invocar su nombre en el preciso momento en que nació Enos. Otro gran e importante detalle que nos aclara Yavé en su Biblia.

¿Se pueden decir más disparates en menos palabras? Estamos tan sólo en el capítulo cuatro del primer libro de la Biblia, ya la barbaridad ha aflorado unas cuantas veces de ese texto. ¿De verdad que alguien puede creer que esa es la palabra de Dios? ¿De verdad que los creyentes no han caído en todas esas barbaridades y contradicciones? ¿Acaso sólo ven lo que quieren ver por mucho que nos acusen a nosotros de ello?


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