Monólogo de la evidencia (3)

Es hora de madurar

Sume las fantasías de la gente, su ignorancia ante lo que ellos suponen creer, reste dudas al pensamiento, divida su libertad y multiplique sus temores. Con ese terreno preparado, cree una falacia y ellos lo seguirán. Así tendrá las operaciones más básicas para derrumbar cualquier ecuación compleja de un ser que no sabrá cuál es el resultado de: sentir y razonar.

El papa Francisco desde que inició su mandato ha expuesto muchas contradicciones y prejuicios naturales del cristianismo. Ya ha dicho que quien no está con Dios, está con el diablo, lo cual es lo normal, porque es su creencia falsa basada en el libro infame. Luego inventó que los ateos también podían ser perdonados, lo cual no es bíblico ni aceptable en el cristianismo, es un disparate muy profundo en la contradicción a la palabra del Todopoderoso sabio, pero después desde el Vaticano se aclaró que no, que Francisco no se refería a eso. Es muy gracioso. Partiendo de ahí, vamos a un hecho importante en las incongruencias divinas, ocurrido hace años en el discurso que dio el anterior papa, Benedicto XVI, junto a la reina Isabel II a las autoridades británicas, en el 2010 exactamente. Él expuso la misma falacia de Francisco con palabras y horrores diferentes, pero fue más lejos e hizo una comparación y relación nefasta. Él recordó la victoria en la guerra contra [1]:

“Una tiranía nazi que deseaba erradicar a Dios y a los religiosos… Al reflexionar sobre las lecciones del extremismo ateo del siglo XX, la exclusión de Dios, la religión y la virtud en la vida pública llevan al final a una visión truncada del hombre y de la sociedad”.

Esta exposición es a todas luces irresponsable e incongruente con la verdad histórica. Primero, lo que los nazis querían eliminar era la raza “débil”, la represión contra ciudadanos definidos como enemigos de la nación: judíos, comunistas, testigos de Jehová y homosexuales, entre otros. Además, Hitler era cristiano católico, lo expresa en “Mein Kampf” (Mi lucha), en los discursos y en el apoyo de esta religión. De hecho, la persecución a los testigos de Jehová ayudó a los católicos a lograr que solo su denominación tuviese más fieles. La historia está escrita, las fotos están plasmadas.

La respuesta a esto fue inmediata, la Sociedad Humanista declaró:

“Es sencillamente libelo y surrealista que el papa diga eso viniendo de una institución que impone su estrecha visión de la moralidad y ataca los derechos de mujeres, niños, gays y muchas personas”.

Luego desde Nevada, los hindúes (un poco más despiertos que los cristianos) dieron su crítica por ofender a los no creyentes tachándoles de nazis. Y así muchas respuestas ante esta falacia [2]. Por otro lado, así Hitler hubiese sido “ateo” (pero no lo fue), su ideología política no tenía nada que ver con el ateísmo. Pueden citar a Stalin, quien sí era ateo, pero igual no tienen de dónde argumentar, pues lo que él hizo, su aberrante mente asesina, fue forjada por su creencia en el comunismo estreñido de su violenta ideología, no en la indiferencia a los dioses; estos grupos –tanto los nazis como los comunistas– tenían una estructura religiosa, hasta tal punto que por su delirio masivo social, elevaban a sus líderes como dioses, seguían los pensamientos dogmáticos, las ideologías que ellos les revelaban como verdad y camino. Además, en el comunismo hay cristianos, hay gente de diversos pensamientos. Por ello, el problema real es perjudicar a los demás basados en la creencia sin sometimiento a pruebas y discusión, y el extremismo que se debe señalar es el político, el doctrinal, regirse por fe. Si la “visión truncada” es tratar de vivir en armonía por medio de los derechos humanos y la oposición a los daños religiosos, vivir en el saber y el compartir sin recurrir a mitos ignorantes de corte bíblico, entonces: ¿por qué la cárcel está llena de religiosos, de criminales hijos de Dios?, ¿por qué se oponen al progreso humano, le pegan a su mujer, engañan a su esposo, a su esposa, ofenden a cualquiera en los bancos, transportes o familia? ¿Por qué tienen relaciones sexuales antes de casarse si eso está prohibido en su religión, por qué emprenden relaciones amorosas con personas que aún no se han divorciado? ¿Por qué se hacen tatuajes, senos y traseros relucientes de silicona? Hipócritas.

Muchos quieren imponer su adoctrinamiento a los demás destacando sin evidencia que “su” religión, secta o denominación, es la salvadora. Esta creencia está bastante alejada de la realidad. No solo es irresponsable culpar sin pruebas, y sin una gota de verdad, como lo hizo el papa en aquella ocasión hablando del nazismo, y como aún lo hacen en referencia al tema, sino hacerlo en este caso, pues aunque unos hermanos cristianos con sentido común no fueron asesinos y fueron más razonables, la alta jerarquía y demás fieles mataron por doquier y aprovecharon el furor irracional para complacer a su Dios, asesinando judíos, como buenos desagradecidos hijos que atacan a su madre después de absorberles todo lo que pudieron. Para aclararle al que lo desconozca, el cristianismo es una secta judía.

La primera entidad en reconocer a Hitler fue el Vaticano. A este asesino cada año le celebraban su cumpleaños en las iglesias. Los cristianos vieron una gran oportunidad para eliminar opositores y judíos, y por supuesto, para seguir capturando a su institución por medio del miedo. El papa Pio XII, conocido como el papa de Hitler [3], estuvo del lado de este criminal. En su libro, ya mencionado arriba, Hitler escribió que peleando contra el judío se defendía la obra de Dios, y aunque no asesinó únicamente judíos, ellos fueron sus preferidos.

El apoyo de los protestantes también fue fiel, el nazi coincidía con las ideas de Martín Lutero, un cristiano quien en su obra: “Sobre los judíos y sus mentiras”, promovió la quema de sinagogas, la infame prohibición del culto judaico, la expropiación y los trabajos forzados. El mismo concepto de Hitler: un pueblo que se ajuste al dogma. Así como la ciudad de Dios, esa tan apetecida por “san” Agustín, la cual es una ciudad libre de judíos, cualquiera no cristiano, escéptico, ateo, agnóstico, hereje y pagano; ¡qué gran amor al prójimo, ¿cierto?! Todo esto doctrinas aplicadas por Stalin, Hitler, Mao, el Che, Franco, Videla, Pinochet… ¿El error?, creer y seguir dogmas que no permiten crítica, que no buscan igualdad, amor y conocimiento, esas que no se someten al debate para mostrar pruebas. ¿Y ahora qué van a decir? ¿Lutero y los papas querían eliminar a Dios y la religión de la sociedad?

Pasaban los años y los cristianos que estaban apoyando el tercer Reich cumplían la labor de Dios, destrozando la vida de los hermanos judíos. La iglesia fue cómplice en la entrega de datos sobre las familias judías a los nazis, para que encontraran la descendencia de la persona hasta su antepasado ligado al judaísmo. El historiador de la iglesia católica, Guenther Lewy, nos hizo saber que [4]:

“Nunca se debatió la cuestión si la iglesia debía prestar ayuda al estado nazi a buscar gente de origen judío. Todo lo contrario. ‘Siempre hemos trabajado desinteresadamente para la gente sin buscar gratitud o ingratitud alguna –escribió un sacerdote en Klerusblatt en septiembre de 1934–. También debemos hacer lo posible para ayudar en este servicio al pueblo’. La cooperación de la iglesia en este asunto continuó durante los años de guerra, cuando el precio de ser judío ya no era la negación de un trabajo en el gobierno y la pérdida de un medio de vida, sino la deportación y la clara destrucción física”.

Por si esto fuese poco, no se excomulgó a ningún nazi cristiano durante este proceso tan trágico de la historia, pero cómo hacerlo, si todos estaban de luna de miel y no ponían en duda la doctrina cristiana. Mientras ninguno de ellos fue condenado por la iglesia, saltemos a un hecho diferente: a Miguel Servet (médico, astrónomo, abogado, meteorólogo, matemático y teólogo español) como a miles de personas que pusieran en tela de juicio la ideología cristiana, sí le dieron una muerte “divina”, denunciado por el reformador cristiano Juan Calvino. Recordemos también el castigo a Giordamo Bruno y… bueno, no terminaríamos la lista de ese cariño cristiano que tan fielmente se aplicaba, aplica y aplicará, incluso a sus propios seguidores ingenuos. ¿No son un amor estos cristianos? Y me imagino que su Dios estaría ocupado viendo morir de hambre a niños de todo el mundo.

El nazismo no solo tenía el cristianismo como su religión oficial, con sede en la iglesia que celebraba su cumpleaños. El nazismo fue otro tipo de religión, esa religión política que hemos visto a través de los años en diferentes ideologías y que aún tiene auge en los seguidores de colores políticos que, aprovechando el furor de los fieles, manipulan el consumismo desmedido a través del capitalismo, la fe del paraíso que promete el comunismo, y los desaciertos sacramentales de las etiquetas “izquierda” y “derecha”. Es allí donde la política ha tomado patrones religiosos, para poder evangelizar a los ciudadanos con odio hacia los opositores del gobierno de turno, sin olvidar mostrarse como que ellos (los que gobiernan) son los salvadores, los del orden correcto, a quienes se les debe rendir culto con sus fotografías y consignas diarias. Si no pertenecen a su grupo, están equivocados, y si se aplica el discurso de Benito Mussolini, apelando al fascismo, el cual también fue apoyado por el cristianismo, mucho mejor. Y cómo no iban a enamorarse el fascismo y el cristianismo, si gracias al padre fascista en la política: Mussolini, es que el Vaticano y el cristianismo lograron otra meta importante por medio de la ventaja que el político le dio a esa religión para comenzar a ser esa fuerza saboteadora avalada como estado. El nazismo usó las estrategias fascistas, como lo hace cualquier régimen totalitario, pero antes ya lo usaba el cristianismo.

El fascismo es, en resumen: una ideología que pone los sentimientos exaltados por encima de la razón, un absolutismo que doblega a quienes se enfrentan al pensamiento político de turno, para ubicarlos como violentos adversarios mientras se recuerda el furor en la “lucha de clases”, y sus medios hacen una publicidad de victimización para reafirmar que los enemigos son los del otro lado político. Esto, precisamente, es una de las armas más usadas por la religión. El cristianismo crea enemigos en quienes no están de acuerdo con su proceder. Es un totalitarismo que persigue a todos aquellos que se revelan ante su mandato. Dicho esto, por su necesidad para mostrar el matrimonio entre política y religión, y en el tema base: nazismo y cristianismo, veremos ahora un mensaje que resume esa fe en algún ser superior que la masa sumisa está dispuesta a defender. Durante un discurso en 1934, Rudolf Hess expresó que su nacionalsocialismo estaba cimentado en una fidelidad acrítica al Führer (Hitler), y que no se necesitaba un por qué en cada caso para la ejecución de sus órdenes. Rudolf reiteró que ellos creían que Hitler obedecía a un mandato superior, para cambiar la historia de Alemania, por tanto no podía haber críticas al respecto. Muy claro, ¿cierto?

La iglesia no excomulgó a Hitler. Como ya se expuso, el papa Pio XII es conocido como el papa de ese genocida, lo cual es de conocimiento global, con él se profundizó la ayuda al nazismo. Aunque los que niegan la realidad tengan el descaro de decir que Pio XII salvó más judíos que Schindler, lo que demuestra un desconocimiento desvergonzado del apoyo cristiano al nazismo, y de lo más evidente y conciso expuesto acá, o lo revelado por el propio Benedicto XVI en los documentos del Vaticano. En una carta que envió el papa de Hitler, en 1939, se redactó esto:

“(…) Durante los años que pasamos en Alemania, hicimos todo lo posible para establecer unas relaciones armoniosas entre la iglesia y el Estado. Ahora que las responsabilidades de nuestra misión pastoral han incrementado nuestras posibilidades, oramos con mucho más fervor para alcanzar dicho objetivo. Que la prosperidad del pueblo alemán y su progreso en todos los ámbitos llegue, con la ayuda de Dios a buen término”.

Con esto es suficiente, esa es la verdad. Hay tantos señalamientos que siempre buscan desprestigiar a quienes no somos creyentes, pero resulta que esos señalamientos no tienen base, es una impotencia poética. Actualmente el cristianismo no puede exhibir casos de asesinatos masivos, ahora es un caos de odio en marchas, intromisión en política, en la ciencia, homofobia, manipulación histórica, psicológica y en los peores casos: físicos. Parece que la gente creciera sin ir a una escuela, sin abrir un libro y sin enfrentar las realidades. En cada grupo hay de todo, ateos, cristianos, musulmanes… pero ser religioso nunca ha sido sinónimo de bondad. El problema es creer en “x” corriente y sin pruebas ni ejemplo decir que es el único camino y la única verdad, y esto no lo he inventado yo, salga a la calle, vea el noticiero, lea historia.

No compartir sus creencias no es más que la honesta manifestación de gente razonable frente al nocivo dogma religioso. En forma hipotética, si el cielo e infierno que tanto venden fuese real, con todas las divisiones y el odio que promueven por sus religiones, dioses, profetas y libros supuestamente “sagrados”, con toda la sangre que tienen en su repertorio y todas las divisiones que causan a diario imponiendo sus iglesias, religiones, sectas… como verdaderas, ese cielo estaría lleno de personas libres de dichas creencias; estaría lleno de no creyentes, de personas reveladoras de las mentiras de la religión y sus dioses, estaría lleno de escépticos (quienes han sido las mentes e influencias más brillantes de cada era). Todos ellos se trasladarían del calor del infierno al buen clima del cielo, pues el amor que compartimos, la sabiduría, los buenos actos, sonrisas, los debemos ejecutar porque hace que todo sea mejor, no porque un “Dios” celoso, genocida e inmaduro nos va a pagar, ni por evitar que un tipo ridículo de cuernos, que tampoco existe, nos va a cocinar.

Lo peor en esta ocasión, además de hablar desde una religión que ha traído tanta destrucción, o de estar culpando con falacias, es que el cristianismo estuvo relacionado con el nazismo y se beneficiaron mutuamente. Pero bueno, cuando no se niegan descaradamente, recurren a las disculpas y las excusas, porque para usarlas sí son efectivos. Siempre están jugando con el poder del Señor, con el alcance de su presencia, es que no respetan, no respetan al Señor… sí, al Señor de los anillos.

Retomando unos segundos el tema de la pederastia para unirlo con lo mencionado de las excusas, me permito transmitir el mensaje de algunos perros. Ellos se preguntan por qué cuando un perro muerde a un niño, el perro es castigado, golpeado, y muchas veces sacrificado; mientras que cuando un hombre viola a un niño… lo cambian de iglesia.

El colmo del descaro creyente para justificar el mal, es la ilusión del Libre albedrío. Como toda ilusión, juega con el proceso de distorsión sobre la realidad. ¿Dónde está la libertad de aquellos que mueren cada hora en medio de abusos y violencia? ¿Llorar y suplicar fue su elección? ¿Dónde está el libre albedrío de los niños que son llevados a filas guerrilleras para comenzar su vida de cobardía terrorista? ¿Pudieron elegir quienes murieron por no tener un poco de algo tan abundante como el agua? Agua simple que el Padre Supremo no es capaz de facilitarles. Nuestras elecciones son limitadas y circunstanciales. Sí, el libre albedrío es una ilusión, y en el plano cristiano, es una ironía picante que aseguren tenerlo, cuando al mismo tiempo exclaman: “Dios, hágase tu voluntad”, y desconociendo, como siempre, que sus escrituras eliminan sus elecciones con sus mandatos y condicionamientos para la “salvación”. Dios les dice: “Me amarás sobre todo, no tendrás otros dioses, soy el único Dios al que debes adorar, soy celoso y debes hacerme caso si no quieres condenarte”. Genial, tremenda libertad la que les da, ¿cierto? Incluso gente inteligente en otros ámbitos no se da cuenta de lo frágil y falso que es el libre albedrío, y es curioso que los cristianos, al mismo tiempo que invocan ese inexistente libre albedrío, recurren a oraciones y rezos buscando resultados que, efectivamente, no son libres y afectan las elecciones de otras personas o grupos.

No se han generado guerras escépticas o ateas, ni por mandato o en nombre de sus “ismos”, pero sí hay guerras “santas”, políticas, bombas suicidas, tenemos el 11 de septiembre, las violaciones de niños, el conflicto del medio oriente, la grosería de la gente, el bullying religioso. Nada de esto es culpa de quien tiene la honestidad de dudar y encontrar las falacias del dogma, de las ideologías y doctrinas vacías e insostenibles. ¿Vamos a debatir? ¡Hagámoslo! Pero desde la verificación, desde los derechos humanos, desde las realidades de este universo fantástico. Ejercitar el pensamiento crítico, los sentimientos y la mente escéptica para el progreso de la humanidad: es realmente maravilloso. Observar, dudar, despejar la duda, pensar, analizar y exponer, son ejercicios que nos llevan al conocimiento y al desarrollo en espera de avances. La pasión, el amor, los aspectos racionales y éticos del conflicto existencial, revelan desde los matices de una visión racional, sensible, honesta y verificada, una manera fascinante de existir en este planeta. Permita que la curiosidad y la razón caminen en su mente, no debe temerle al universo, a cuestionar, observar, descubrir, experimentar, sentir y argumentar.

Alguien dirá: “pero en la religión también se hacen cosas buenas”. Sí, es cierto, y se los agradezco. Las religiones tienen fundaciones, se aplaude. Sacando a los que ayudan solo para hacer proselitismo, muchos lo hacen por su sentido común, porque es parte de su humanización en el proceso evolutivo, por lógica, porque es correcto, no por ser cristianos o musulmanes. Pero si me dicen que solo pueden ser buenos creyendo en lo que suponen creer, entonces es triste y demuestra que trabajan condicionados por un pago celestial. Por otro lado, no se les critica la labor humanitaria, pero sí es cuestionable hacer la labor para obtener fieles, evangelizar u obtener reconocimiento. Preocúpese por el que necesita creer en Dios para ser bueno, eso sí es preocupante.

Cuando ayudemos, esperemos y luchemos para que la ayuda crezca, pues lo que se busca es vivir mejor, en algo similar a la armonía, con crítica fundamentada, con soluciones, con ideas. No se trata solo de dar dinero, dar lo que le sobra, se trata de darse a sí mismo. Somos hermanos y debemos ayudar en la evolución intelectual y sentimental sin esperar recompensa de alguien. Limpie lágrimas, descubra sonrisas, done sangre, busque conocimiento, colabore, edúquese y sirva a la humanidad. Piense, ame, estudie, viva aquí y ahora.

Nadie se ocupa ni se preocupa de nuestra vida. Si no nos cuidamos nadie va a salvarnos de nosotros mismos. Esta es la vida que tenemos, vamos a valorarla y a compartir. Algunos andan por allí ayudando por la razón egoísta de obtener un paraíso, para sentarse a esperar un rapto. ¿Si no fuese por eso, no colaboraría? En lo personal estoy motivado por el amor, por el arte, la literatura, por la evolución intelectual. Por la sabiduría, amor y entrega de mi mamá, mi papá y mi hermano; por mi musa, esa maravillosa dama que se abriga con su preciosa piel morena, mi mestiza cómplice de ideas, motivaciones y sueños.

Levante el telón. Investigue, razone y ame. La verdad se nutre con evidencias, cariño, pensamiento crítico, observación y propuestas. Manifiéstese, pero con ideas, sin traer atraso e irrespetar la inteligencia.

—Luces tenues, termina el acto… y se escucha una melodía suave al fondo–

“…imagina que no hay países… ni posesiones…
no hay paraíso ni infierno… nada por lo que matar o morir,
ni religiones tampoco.
Imagina a toda la gente viviendo en paz…
Tú puedes decir que soy un soñador,
pero no soy el único.
Espero que algún día te nos unas,
y el mundo vivirá como uno solo”.

—John Lennon, cantante y compositor.

Notas:


< Segundo acto


Volver a la sección Examinando las religiones

Menú principal

Comentarios

Comments powered by Disqus